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Autor Tema: El millonario negocio de los prestamistas "pagadiarios" ilegales de Medellí­n...  (Leído 107 veces)

OCIN

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RAUL ARBOLEDA/AFP


Los llamados ‘pagadiarios’ son una peligrosa opción, pero para los más pobres son la única alternativa. La ciudad colombiana espera atacarlos con un nuevo e innovador proyecto.

Como muchas otras personas en Medellí­n, la segunda ciudad más grande de Colombia, Orlando Gaviria decidió que la mejor forma de cumplir su sueño era acudir a un “pagadiario”, sistemas de príéstamos informales y fuera de la legalidad. La oferta era atractiva: no necesitaba codeudores, contratos ni estudios de críédito. Solo debí­a comprometerse a devolver el dinero y pagar cumplidamente unos intereses mensuales de un 20% sobre el total desembolsado.

A escondidas de sus tres hijos y su esposa pidió 5 millones de pesos (1,700 dólares) para remodelar la casa que habí­an levantado durante 17 años de matrimonio. Un año despuíés los intereses acumulados, y la deuda original, sumaban casi 20 millones de pesos (6,800 dólares). Fue así­ como terminaron vendiendo el inmueble para pagar la deuda, y de paso, firmando el divorcio.

Desde hace algunos años esta es una historia que se repite en Medellí­n. Según Fernando Quijano, un reconocido conocedor del tema y director de la ONG Corpades (Corporación para la Paz y el Desarrollo Social), esa actividad ilí­cita está directamente vinculada a bandas criminales que ejercen un control territorial en la mayor parte de la ciudad.

Según Quijano, el modelo de príéstamo nace de los dineros que la economí­a ilegal le facilitaba hace 20 años al “narcotráfico y al contrabando” para actividades delictivas. Con el tiempo, “estos criminales entendieron que al pobre nadie le presta” y masificaron el negocio.

Hoy en dí­a el sistema ha crecido hasta generar utilidades de “126 millones de dólares al año”, según Alejandro De Bedout, actual gerente del Banco de las Oportunidades, un programa de la Secretarí­a de Desarrollo Económico de la Alcaldí­a de Medellí­n. De Bedout es quien actualmente lidera la postulación de Medellí­n al Reto de los Alcaldes 2016, concurso organizado por Bloomberg Philantropies que entregará cinco millones de dólares a las ideas más innovadoras para mejorar ciudades ( conoce los otros finalistas aquí­).

“Aquí­ este tema es un tabú, nadie habla de eso, pero está en la base de la pirámide”, asegura De Bedout. “Cerca de un 80% de la población lo conoce, es decir, los estratos 1, 2 y 3, pero nadie está haciendo algo al respecto”. El experto calcula que las 161 mil personas que están desempleadas y los 670 mil habitantes que son vendedores ambulantes o trabajan en la informalidad, es decir, un 36% de los ciudadanos son flanco fácil para el pagadiario.


El peligroso riesgo de deberle a los pagadiarios

¿Quíé pasa si no se cancelan a tiempo las cuotas a un pagadiario? Según Quijano, “si no pudo pagar, le duplican la deuda” y si sigue sin pagar, en el mejor de los casos, “llega un momento en el que le toca entregar la casa, entregar la hija o volverse el caletero [tener que guardar en su hogar] de 10 kilos de cocaí­na, de tres fusiles y cuatro pistolas”.

Para este lí­der comunitario, “los bancos agenciaron el crimen” al eliminar a las personas de menores ingresos de las carteras del sistema financiero. “Como el crimen tambiíén es empresarial, ve ahí­ la oportunidad de ganar y hasta lavar activos”.

Esta postura la comparte De Bedout, para quien “los bancos tradicionales tienen una deuda y una responsabilidad muy grande con esta problemática”. Según De Bedout, es necesaria una alianza entre el sector privado y el sector público para contrarrestar al pagadiario “que está desbordado en la ciudad”.

Sin embargo, la tarea no es sencilla. Primero, los alcances del negocio llegan a escalas sistíémicas. Marina Zuluaga, una vecina de Medellí­n, explica que en la reconocida clí­nica en la que labora “hay tres personas que manejan pagadiarios”. El sistema es el mismo. “Le prestan a casi la mitad de las personas del área administrativa y operativa y quincenalmente les pagan los intereses que ella misma cobra. Incluso, para asegurar el pago, a algunos de ellos les retienen la tarjeta de nómina y les manejan el salario”, señala Zuluaga.

El pagadiario tambiíén ha alcanzado escalas globales. Según Quijano, en Aranjuez, una de las 16 comunas de Medellí­n, “están invitando a irse a vivir a otros paí­ses del mundo. Les pagan 2 millones de pesos mensuales, con techo incluí­do, para manejar pagadiario en otras partes”.

Esto explica las recientes capturas de lí­deres de bandas criminales en otros paí­ses como Chile, donde el año pasado se detuvo Ediberto Oliveros, alias ‘Mundo Malo’, a quien se señala de ser uno de los lí­deres de la banda ‘La Silla’ de la Comuna 1 de Medellí­n. Este es solo un caso: con las 350 bandas criminales que existen en la ciudad, el alcance es inmenso.

Esta perspectiva la comparte De Bedout. Desde la institucionalidad señala que han identificado “un modelo de exportación de los ‘príéstamos a la colombiana’ en ocho paí­ses de Amíérica Latina”. Las bandas estarí­an enviando emisarios para que les manejen el negocio en Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, Chile, Míéxico y Venezuela.

“El negocio tambiíén está en otras ciudades de Colombia como Cúcuta y Barranquilla”, dice De Bedout. “En Europa se llaman loan shark y son manejados por colombianos, por paisas [gentilicio de la ciudad de Medellí­n]”. De hecho, Quijano asegura que solo “en España existen ocho oficinas de cobro de bandas criminales colombianas”.


Bancuadra: el banco más pequeño del mundo

Ante esta problemática, la Alcaldí­a de Medellí­n incluyó dentro del Plan de Desarrollo 2016-2019, de Federico Gutiíérrez, el proyecto “Plataforma de economí­a colaborativa”, cuyo nombre comercial es Bancuadra. ¿Cómo funciona?

De Bedout señala que Bancuadra trabaja a travíés de un modelo de críédito solidario, basado en la confianza. “Se asocian máximo 20 personas y se prestan el dinero entre ellos”, explica el experto. “Si alguien no puede cancelar, entre todos pagan”.

Bancuadra propone una alternativa segura al pagadiario, porque el sistema opera desde una plataforma digital, evitando así­ que se tengan que administrar dinero fí­sico. “La red no va a manejar efectivo para no poner en riesgo a la persona. La plataforma arroja un código y con íél puede retirar en un cajero”, dice De Bedout.

Medellin

En los vecindarios más pobres de Medellí­n, Bancuadra podrí­a ser una gran opción para conseguir dinero. Bloomberg Philanthropies

El riesgo sí­ podrí­a estar en competirle a los prestamistas del barrio y a las pandillas asociadas. “Sin embargo, en la prueba piloto que estamos haciendo en cuatro barrios de la ciudad nos hemos dado cuenta que nos debemos apoyar en las redes que ya existen, no crear redes desde cero”, comenta.

El funcionario explica que se han tenido acercamientos con la banca privada y que “ellos están listos para poner recursos”. De hecho, asegura que ganar el concurso serí­a el mejor impulso que podrí­a tener el proyecto, que actualmente cuenta con el apoyo de la Secretarí­a de Seguridad y Convivencia, el Departamento Administrativo de Planeación y Ruta N, una entidad local dedicada a promover la innovación en la ciudad.

Sin embargo, para Quijano la iniciativa es insuficiente. “Creo que la intención es loable pero desafortunadamente la gente ha aprendido a jugar entre la legalidad y la ilegalidad. Yo creo que cuando la gente se gaste la plata que le prestaron se va a ir al pagadiario”. Y aunque reconoce los esfuerzos de la Alcaldí­a, señala que “los 13 mil miembros involucrados en bandas criminales y una institucionalidad permeada” son grandes escollos para el proyecto.

¿Cuál serí­a entonces la solución? Según Quijano, el primer paso que se tiene que dar es desmantelar las bandas: “bienes, dinero, jefes, subjefes, soldados. Hay que volver primero con una institucionalidad integral y no estoy hablando solo de violencia. Estoy hablando de propuestas sociales, de fuerza pública depurada y bien pagada, acceso a la justicia. Es una puesta de Estado social de Derecho, una izada de bandera con un sello que diga ‘aquí­ no hay crimen’”.

Sin embargo, en la Alcaldí­a creen que es necesario darle la oportunidad a la administración pública de intentar soluciones al problema. Al fin y al cabo, Medellí­n ya ha sorprendido al mundo anteriormente, cuando logró controlar la alta criminalidad que sufrí­a. “Lo anormal no se puede volver normal. ¿Entonces porque hay control territorial ya es normal y quedíémonos con las manos cruzadas? ¡No!”, dice De Bedout. “Díénme la oportunidad de llevar este proyecto y esta oferta a estos barrios y a estos sectores de la ciudad donde se los está consumiendo el pagadiario”.

De ganar el premio, el primer paso de Medellí­n será conformar el fondo rotatorio. Luego, se construirá la plataforma y se comenzará a hacer el seguimiento a las redes que han denominado ‘datacríédito social’. “Nosotros no nos basamos en centrales de riesgo sino en la reputación de las personas”, explica De Bedout. “Evaluamos cosas como el comportamiento de redes sociales, el pago de los servicios públicos y en general estamos cambiando la forma de hacer el estudio de críédito. Hacemos un cruce de datos y eso nos arroja un puntaje”.

Lo cierto es que Medellí­n afronta actualmente un problema en muchos espacios de la ciudad, un modelo delictivo que se ha comprobado exitoso y que se ha esparcido por más ciudades de Amíérica Latina. Sin embargo, así­ como en la ciudad se originó el problema, tambiíén puede ser el lugar donde se cree la solución.

Bancuadra propone un cambio en la forma como se enfrenta el problema de los pagadiarios, pero tambiíén es una alternativa financiera para miles de personas de bajos recursos que no son visibles para el sistema financiero. Y avanzar en ese sentido, más allá de disminuir la criminalidad, ya serí­a un gran paso para los paisas.


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