(PL)
Datos del Banco Mundial reflejan que Panamá es hoy uno de los 10 países más desiguales del mundo, pese al crecimiento de su Producto Interno Bruto.
Entre las causas que desencadenaron tal situación, expertos señalan la fragilidad institucional, la existencia de un sistema laboral excluyente, la baja tasa de innovación y el predominio de una arquitectura empresarial endogámica.
Sobre este último aspecto, un artículo del diario La Prensa refiere que las políticas públicas que fomentan la creación de riquezas en Panamá favorecen la concentración de las mismas en muy pocas manos, a lo que se suma la ausencia de una cultura de formación y crecimiento acadíémico que favorezca el desarrollo de la fuerza de trabajo.
Brechas sociales en educación, salud y servicios básicos mantienen barreras que impiden la integración de los pobres a las áreas productivas en expansión, señaló recientemente un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El documento resalta que esta condición determina que la población en los niveles inferiores tenga una participación desproporcionadamente baja en el ingreso, rasgo distintivo del país frente al resto de Amíérica Latina.
Las marcadas fisuras y las deficiencias institucionales que se registran contrastan con sectores muy dinámicos como el conglomerado del Canal, que dispone de regímenes especiales, los cuales facilitan la inversión y demandan de fuerza de trabajo calificada, señaló la institución.
Por otra parte, ramas como agricultura y manufactura, emplean solo a la quinta parte de la población, mientras están sujetos a restricciones generales del marco jurídico y regulatorio del país, lo cual provoca la baja inversión y productividad, según el BID.
Estas razones mantienen a la nación istmeña como una de las más desiguales de Latinoamíérica y el Caribe en la distribución de la riqueza, y a que se mantenga casi invariable la indigencia y los elevados niveles de pobreza en zonas rurales y comarcas indígenas.
El crecimiento económico panameño permitió reducir el indicador al 25,8 por ciento de la población, una tasa por debajo de la media regional y que desentona con los ingresos del país, considerado de renta media, en una pequeña población que apenas actualmente llega a 3,9 millones de habitantes.
Las proyecciones del Gobierno Nacional para el actual quinquenio 2015-2019 prevíén rescatar al menos a 150 mil panameños de la pobreza y desarrollar inversiones de carácter social e infraestructura, que incluye la renovación urbana de la ciudad de Colón.