AFP
Alrededor del 33 por ciento de la electricidad suiza es de origen nuclear, casi 60 por ciento proviene de las centrales hidráulicas y sólo un 4 por ciento de las energías renovables.
Los electores suizos deben pronunciarse este domingo en un referíéndum a favor o en contra del cierre de tres reactores nucleares en 2017, primera etapa del abandono definitivo de la energía nuclear decidido hace cinco años.
Pocos meses despuíés de la catástrofe nuclear de Fukushima, provocada por el terremoto y el tsunami que azotaron Japón en marzo de 2011, el gobierno suizo decidió cerrar paulatinamente las centrales nucleares, sin aprobar un calendario preciso de ejecución de la medida.
La idea del gobierno consiste en cerrar los cinco reactores que producen un tercio de la electricidad de Suiza a medida que lleguen al fin de su vida útil y no reemplazarlos.
Pero todas las centrales nucleares suizas operan con licencias que les permiten seguir produciendo mientras cumplan los criterios de seguridad.
Por eso los ecologistas lanzaron hace cinco años una iniciativa para que la vida de un reactor no exceda los 45 años, lo que implica que tres de los cinco en funcionamiento deben cerrar en 2017.
Sin una fecha límite, "habrá que esperar un desperfecto o incidente antes de poder cerrar las centrales nucleares", explicó a la AFP Mahtias Schlegl, portavoz ce la iniciativa de los Verdes.
"Al fijar en 45 años la duración máxima de funcionamiento de los reactores suizos, se evita explotarlos más allá de lo razonable", destacó.
Si el "Sí" triunfa el domingo, la central de Beznau, en servicio desde hace 47 años en el cantón de Aargau (norte), cerca de la frontera con Alemania, cerrará sus puertas en 2017. Actualmente sus dos reactores están fuera de servicio debido a una reparación.
Beznau es la central nuclear más antigua del mundo desde el cierre del reactor de Oldsbury en el Reino Unido en 2012.
La central de Muhlberg, lanzada en 1972 en el cantón de Berna, tambiíén tendrá que dejar de operar si triunfa la iniciativa de los ecologistas.
Por su parte, las centrales de Gosgen, en Soleure, y Leibstadt, en Aargau, tendrán que cerrar sus puertas en 2024 y 2029, respectivamente.
El gobierno, favorable a desmantelar paulatinamente las centrales, se opone categóricamente a la propuesta de los Verdes.
"Será imposible compensar a tiempo el abandono de la electricidad nuclear con una electricidad proveniente de energías renovables", advirtió el gobierno en un documento oficial.
"Nos veríamos obligados a importar grandes cantidades de electricidad en los próximos años, lo que además de debilitar nuestra capacidad de aprovisionamiento carecería de sentido desde el punto de vista ecológico, porque la electricidad que se produce en el extranjero proviene a menudo de centrales de carbón", destacó el documento.
El parlamento suizo, dominado por los partidos de derecha, tambiíén se opone a la iniciativa de los Verdes, que recibió el apoyo de los partidos de izquierda.
El resultado del referíéndum del domingo es incierto porque los últimos sondeos dan cuenta de un apoyo del 48 por ciento al sí y 46 por ciento al no.
La dinámica parece estar a favor del no, que en el último mes ganó 10 puntos porcentuales, mientras que el sí perdió nueve.
Alrededor del 33 por ciento de la electricidad suiza es de origen nuclear, casi 60 por ciento proviene de las centrales hidráulicas y sólo un 4 por ciento de las energías renovables.
Según la televisión pública RTS, unos 40 mil proyectos de energía verde, que esperan la autorización de la administración, pueden duplicar, e incluso triplicar, la producción actual de energía renovable.