Sicilia, siglo V a.C: la lucha infinita entre un hombre y una superpotencia comienza. El hombre es Dionisio de Siracusa. La superpotencia es Cartago, megalópolis mercantíl y dueña de los mares.
El guerrero más audaz de Siracusa tiene una sola pasión: liberar la isla de los cartagineses y fortalecer el dominio griego. De este modo comienza la prodigiosa aventura de Dionisio I el Viejo (-432 a -367), tirano de Siracusa (-405 a -367), temido por quienes se oponían a su política y amado por todos aquellos que vieron cómo Siracusa se convertía en la ciudad más próspera del mundo griego, embelleciíéndose con magníficos monumentos que aún se convervan.
Miembro del partido aristocrático, se opuso a la oligarquía y se aproximó al partido democrático. En política exterior se propuso unir todas las fuerzas griegas de Sicilia y Magna Grecia para hacer frente a la amenaza cartaginesa; a tal fin reunió un gran ejíército y, con el apoyo de los demócratas, se hizo nombrar estratego único. Durante su gobierno guerreó constantemente contra los cartagineses, dueños de gran parte de Sicilia, arrinconándoles al O. y S. de la isla. Se apoderó de Italia meridional y fundó diversas colonias en las costas orientales del Adriático.
Fomentó la producción de armas y reforzó su ejíército. Reclutó ingenieros para inventar nuevas armas, como el gastraphetes, ancestro de la ballesta. Fue en ese momento cuando fueron inventadas máquinas emparentadas con la catapulta (perforadora de escudos, literalmente).
Siracusa alcanzó gran properidad al reemplazar a Cartago como intermediario entre Marsella y el Mediterráneo oriental y, por vez primera, las ciudades griegas de Sicilia constituyeron un solo Estado, centro de un rico imperio comercial. Fue un tirano fastuoso y letrado: escribió tragedias, se tenía por poeta y, gracias a la presencia de poetas griegos en su corte íésta se convirtió en un importante foco del helenismo.
Dionisio murió en 367 a. C. víctima de los abusos en un banquete (posiblemente envenenado) de celebración por su primer premio en un concurso lírico, con el poema El rescate de Híéctor, obtenido en Atenas. Le sucedió su hijo, Dionisio II el Joven, encargado de firmar la paz con los cartagineses.
El tirano es el retrato de una personalidad fascinante en sus odios y sus amores, en sus íéxitos y sus fracasos. Tambiíén es un retazo de la historia de Grecia, con sus glorias, el esplendor de sus ciudades, sus batallas y asedios, narrada con tal vivacidad que es capaz de arrastrar al lector a aquellos tiempos de dioses y híéroes......
