Por... Shira Ovide
Si Snapchat sale a Bolsa en los próximos meses, como se espera, lo hará muy joven, comparada con otras firmas de su sector. Y sería una buena medida, como una dosis de vegetales para una compañía de su edad.
Muchas startups tecnológicas, especialmente las mejores y más brillantes, están evitando una oferta pública inicial de acciones (OPI) como si fuera una visita al dentista.
Destacadas compañías jóvenes como Uber Technologies siguen encontrando inversores ricos que las ayudan a retrasar su debut en los mercados públicos.
Entre las compañías tecnológicas que vendieron sus acciones en los mercados públicos por primera vez en 2016, el tiempo promedio desde su fundación hasta llegar a una OPI fue de 10 años, según una investigación del catedrático Jay Ritter de la Universidad de Florida. Durante el apogeo de las empresas puntocom en 1999, el promedio era de cuatro años.
Y luego está Snap, la compañía matriz de Snapchat, la startup tecnológica de un mundo bizarro al tratarse del momento de una OPI. Si Snapchat sale a bolsa en los próximos meses, según lo esperado, cumplirá seis años desde su fundación.
EL MISTERIO DE SNAPCHAT
Es un misterio de Silicon Valley por quíé Snapchat se opone a la tendencia y cotizará en la bolsa antes de lo necesario.
Además de la presión de sus pares que evitan una OPI, el hecho de salir a Bolsa parece algo fuera de lugar para una compañía que se deleita en el secretismo. Si Snapchat necesita más dinero para expandirse podría continuar sin duda alguna vendiendo acciones de forma privada más fácilmente que a travíés de una OPI.
Cualquiera sea la motivación para el máximo responsable ejecutivo, Evan Spiegel, y su equipo, la opción de Snapchat de adoptar un planteamiento distinto al típico rechazo a la OPI de otras startups podría demostrar ser una excelente decisión.
Primero, como una compañía de internet de gran repercusión mediática que llega al mercado bursátil necesitado de nuevas compañías públicas, Snapchat se transforma en el regalo de Navidad para los inversores que no han recibido muchos juguetes. Esto entrega el poder a Snapchat para establecer todas las reglas.
En una medida sumamente inusual, la compañía parece estar incorporando a un nuevo grupo de accionistas públicos sin concederles ningún poder de votación. Y si lo quisiera, Snapchat tambiíén podría usar su posición como una rara especie de OPI para ser discreta en cuanto a la información financiera.
Esto se podría denominar como el modelo de Amazon para transformarse en una compañía pública. Amazon no revela cuántos miembros Prime posee ni cuántos Kindles ha vendido y proporciona una orientación financiera bastante inútil, como decirles a los inversores que sus ganancias operativas se situarán entre cero y mil 200 millones de dólares.
Amazon es una compañía pública que no se molesta en atender a sus propietarios.
Es fácil imaginar a Snapchat siguiendo la misma senda. Si Snapchat saliera a Bolsa más o menos al mismo tiempo, o despuíés, de sus pares 'unicornio' como Uber y Airbnb, no contaría con el mismo apalancamiento con los inversores públicos.
Segundo, Snapchat podría descubrir que la salida a Bolsa es una sana dosis de vegetales para una compañía que aún es joven e inmadura.
No es una opinión popular en Silicon Valley, pero a largo plazo las compañías públicas tendrán mayor acceso a efectivo y mayor confianza por parte de sus clientes y empleados. Y se beneficiarán con los rigores institucionales necesarios para llegar a ser una compañía pública.
En el mundo de la tecnología, donde el “aparentar hasta lograrlo†a veces se transforma en un financiamiento falseado o en un fraude descarado, no es nada malo si el máximo responsable ejecutivo arriesga ir a prisión por el mismo comportamiento tolerado desde las startups.
RECIí‰N EMPIEZA
Snapchat reciíén está empezando a generar ingresos a travíés de la publicidad en su aplicación. Esto le daría un gran margen para crecer como compañía pública.
Algunos ejecutivos de compañías tecnológicas que han celebrado ofertas públicas iniciales en los últimos años dicen que están satisfechos de haberlo hecho, a pesar de que algunos de sus pares que evitaron salir a Bolsa recaudaron dinero de manera más fácil y dispararon su valoración sin los dolores de cabeza de rendir cuentas a los accionistas públicos.
Tal vez no es coincidencia que Bill Gurley, cuya firma de inversión fue una de las primeras en respaldar a Snapchat, sea uno de los críticos más expresivos de Silicon Valley sobre la tendencia de las startups a mantenerse dentro del capullo del mercado privado.
“Muchos fundadores han sido asesorados de manera errónea en cuanto a que las ofertas públicas iniciales son algo malo y que la manera de tener íéxito es ‘mantenerse privados por más tiempo’â€, escribió Gurley el año pasado en un artículo de blog ampliamente debatido.
Una OPI no solo es algo mejor para su compañía... sino que una OPI es la mejor forma de asegurar el valor a largo plazo de sus acciones (y las de sus empleados)
La explicación de la teoría de la conspiración es que Snapchat saldrá a Bolsa mientras su negocio de publicidad digital es aún joven y todas las promesas están por venir.
Cuando Facebook salió a Bolsa en el 2012, la compañía contaba con ingresos de 5 mil 100 millones de dóalres. Se espera que Snapchat genere 940 millones de dólares en ingresos publicitarios este año, según pronósticos de eMarketer.
La compañía es lo suficientemente pequeña como para que el aumento de los ingresos sea inevitable y ese puede ser el mayor atractivo para los inversores de una OPI.
Hay muchas personas en el mundo tecnológico que opinan lo opuesto de Gurley.
Transformarse en una compañía pública actualmente está en desuso en Silicon Valley y más allá. Pero muchas startups valoradas en muchos millones se dedican completamente a la gimnasia financiera para mantenerse privadas.
Mi mensaje tiende a ser: simplemente salga a Bolsa. Es más claro y más simple, y Snapchat podría salir de su temprana visita al dentista de la OPI con la boca llena de dientes blancos y brillantes.