Por... Jonathan Ruiz
Si confiamos en el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, Míéxico no tiene que preocuparse por esa intención del presidente Donald Trump de gravar las remesas de dólares que envían los paisanos.
¿Quíé tal si empresas como Western Union registran de otro modo el envío de esos 300 dólares que envió Josíé Martínez a Michoacán?
Digamos que en lugar de decir que van directamente a ese estado mexicano, lo anotan con “escala†en Ginebra.
Hay “modos infinitos†de esquivar impuestos a las remesas por medio del arbitraje, explicó a legisladores mexicanos congregados el viernes en el Club de Industriales de la Ciudad de Míéxico.
No fue la única sugerencia que emitió ese día.
En teoría y en tanto Trump no manifieste otra intención, viene la negociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamíérica (TLCAN).
El tratado contiene reglas para proteger, por ejemplo, la salud de uno de los países involucrados.
Supongamos que por cuenta propia el gobierno mexicano establece la necesidad de cuidar a su gente bloqueando deliberadamente la importación de cigarros de marcas estadounidenses líderes en el país.
En opinión de Stiglitz, Estados Unidos podría defenderse bajo el argumento de una posible discriminación en contra de empresas de su nacionalidad, pero en la discusión legal podría prevalecer el legítimo interíés de los mexicanos de cuidar su salud.
Para Estados Unidos hay un asunto primordial, expuso Stiglitz. Ese país tiene un sistema legal que nunca ha sido probado en casos de negociaciones comerciales internacionales.
¿Quiíén decide y comunica que saldrán del TLCAN?
¿Es el presidente? ¿Es el Congreso? ¿Es su poder judicial?
El tratado establece que un miembro puede abandonarlo seis meses despuíés de haber avisado a sus socios. ¿Pero quiíén es la voz de un miembro cuya adición al trato fue aprobada por sus legisladores?
Bien vale la pena anotar el dato para cuando en Míéxico cambien los vientos políticos y alguien proponga algo similar a la salida unilateral que alude el presidente Trump.
El empresario convertido en político provoca pasiones y en el encuentro del viernes en el citado recinto de Polanco, alguien preguntó si un impeachment o la destitución del presidente Trump por la vía legal es una posibilidad factible.
Hay que ver que el tema sube de nivel. Las búsquedas en Google en torno al contenido y significado de la vigíésima quinta enmienda (25th amendment) de la Constitución de ese país tuvieron un crecimiento muy importante en el último mes. Hay cuatro veces más interíés que hace tres semanas, de acuerdo con estadísticas de Google Trends.
Stiglitz percibe que la destitución es improbable. El Partido Republicano controla el Congreso que podría tomar esa decisión y el presidente representa a su partido. Sería una píérdida inmediata del poder que el Republicano buscó al bloquear durante años iniciativas de Barack Obama.
A juicio de Stiglitz, tendremos al menos dos años de gobierno del presidente estadounidense actual.
El camino parece ser de subida, ya sabemos. Pero podría complicarlo más la división de los ciudadanos estadounidenses.
Allá hay dos poblaciones que no hablan mucho entre sí. Apuntó el Nobel.
Yo digo que unos son los que ven Fox News y Breitbart, el medio del consejero de Trump, Steve Bannon. El resto acude a medios consolidados como The New York Times, Washington Post y CNN. Ambas audiencias eligen deliberadamente seguir a esos mismos medios en redes sociales.
Cada una escucha un discurso sin conexión, el que le genera catarsis.