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ENFERMEDADES

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Scientia:
ENFERMEDADES

El contentamiento es un elixir de vida,

salud y  bienestar.

Previene la depresión y  fortalece el

 sistema inmunológico, más allá de

otros innumerables beneficios.

Scientia:
Las ciencias míédicas hoy ya entienden que la causa de gran parte de las enfermedades está en el propio enfermo, en sus actitudes delante de la  vida. Son las enfermedades psicosomáticas. Por eso le cabe a el mismo mayor esfuerzo para curarse. En cualquier situación de enfermedad el papel más importante en el tratamiento es el del mismo paciente, de  sus posturas interiores.
 Enfermedades son castigos de Dios?

 

 Las enfermedades no son castigos de Dios. El no es un verdugo, es Padre... Un Padre justo y sabio que educa a sus hijos con amor, enseñándolos a conducirse por las leyes de la fraternidad, de la justicia y del respeto, porque esa es la receta para que  los seres humanos puedan convivir bien unos con los otros y  ser felices. Debemos procurar las causas de las enfermedades en otras fuentes, y ellas, ciertamente, están en nosotros mismos.

Explica el espí­ritu de  Miramez, a travíés de la psicografia del míédium Joí£o Nunes Maia, que los malos pensamientos son una basura que, por ley, debe quedarse con quien lo produjo.

Todos nosotros producimos, en mayores o menores proporciones, esa basura mental es emocional, contaminante del alma, a travíés de los pensamientos, sentimientos y actitudes antifraternas, depresivos o viciosos, tales como la envidia, el odio, el rencor, el mal humor, el resentimiento, así­ como tambiíén la lujuria, el egoí­smo, la ambición, la violencia y  tantos otros valores negativos de los cuales no siempre nos apercibimos.

Cuando esto acontece, nuestra propia naturaleza se encarga de expulsar parte de esa basura para que no nos sofoque, y esa carga mórbida, al ser drenada hacia el cuerpo carnal, se materializa en el en forma de enfermedades, o de predisposiciones para determinadas enfermedades.


 


 

Scientia:
Si es así­ como fue dicho encima, por cual razón no enferman tantos seres perversos, inmorales, ambiciosos, antifraternos y asemejados, que hombrean con nosotros en lo cotidiano?

Cuanto más atrasado el espí­ritu, más grosero y  denso es su cuerpo espiritual. Por eso el puede convivir tranquilamente con la propia basura psí­quica. Más conforme va evolucionando espiritualmente, a travíés de las reencarnaciones bien aprovechadas, tambiíén más delicado y  sensible va quedando ese cuerpo y con eso, mayor y  más apremiante tambiíén se torna la necesidad de esos drenajes.


 

 

 

Scientia:
Por que personas de excelente nivel evolutivo, que ciertamente no generan esa “basura mental”, tambiíén enferman?

Muchas enfermedades producidas por estados de espí­ritu negativos son generadas en esta misma vida, mas hay tambiíén las que proceden de vidas anteriores.

Hay personas que son verdaderas industrias del mal humor, que viven  lamentándose, para maldecir y reclamar de todo; otras cultivan emociones y  sentimientos negativos como a envidia, los celos, el rencor, el mal humor, el desamor... Ese tipo de actitudes o procedimientos genera una energí­a pesada que queda circulando en el  sistema energíético, provocando bloqueos, produciendo males de mayor o menor gravedad.

Más no siempre toda esa carga energíética pesada es drenada en esta misma vida, permaneciendo en las profundidades del ser, para venir a tono con las futuras encarnaciones.

Hay tambiíén muchas narrativas de los espí­ritus contando como alguien, en el mundo espiritual, al programar su futura encarnación, incluye en ella alguna enfermedad o limitación. Esto, orientado a evitar mayores caí­das espirituales, en su futura jornada.

A nosotros, aquí­ reencarnados, nos parece imposible que alguien programe sufrimientos para si mismo. Ocurre que en la dimensión espiritual, donde tenemos una visión mucho más amplia sobre nuestras propias necesidades de evolución, preferimos enfrentar una vida de luchas y dolores,  que caer en los mismos errores del pasado.

La evolución es lo que hay de más importante para los espí­ritus más esclarecidos y  sabemos el como las facilidades de la vida pueden inducir a caí­das espirituales. Por ejemplo, una mujer muy bella que haya usado su belleza para destruir hogares, al concientizarse del mal que hizo, al programar su reencarnación, podrá solicitar una apariencia fea o un defecto fí­sico, que la ayudará a librarse de nuevas tentaciones.

Hay todaví­a los casos en que la administración superior determina una enfermedad, un accidente u otro trastorno, orientado a  desviar a alguien del caminó que irí­a llevarlo a mayores caí­das espirituales. Esto ocurre por misericordia divina y  cuando esa persona tiene algún merecimiento, o todaví­a, por solicitud de algún espí­ritu coma suficientes míéritos para endosar el pedido.

Más hay tambiíén las enfermedades causadas por el desacato con la propia salud, por los más diversos vicios, por la gula, por la alimentación errada o la vida sedentaria.

Y hay todaví­a aquellas enfermedades kármicas, resultado de acciones negativas practicadas en vidas pasadas.

Como se ve, las causas profundas de las enfermedades son muy variadas, más están en nosotros mismos, tanto en nuestro pasado como en el presente.

 

Scientia:
Si las causas de las enfermedades están en nuestras actitudes y acciones, cual es entonces el papel de los microbios, de los virus y  de la herencia?

Acontece que a travíés de nuestras actitudes, acciones y  omisiones se crean en nosotros mismos campos favorables al desenvolvimiento de los microorganismos que generan enfermedades, más allá de otros desequilibrios. Tanto es verdad que innumerables personas infectadas con determinados virus o bacilos, no contraen esas enfermedades.

Por esas razones, cuanto más la medicina y la farmacologí­a avanzan en su capacidad de curar, más enfermedades nuevas y  cada vez más virulentas van surgiendo. La culpa no es de la medicina, ni de la  farmacologí­a. Es nuestra. Por eso sólo nosotros mismos, con la ayuda de Dios y  de nuestra voluntad, podremos generar condiciones reales de cura y  quedar inmunes a las enfermedades, al menos en las futuras encarnaciones. Y esto sólo se consigue a travíés de la reforma moral, del cambio de conducta y  de actitudes, y  todaví­a, del desenvolvimiento de nuestros potenciales interiores.

Más ese es un trabajo difí­cil y  demorado. La Naturaleza no da saltos. Se durante milenios fuimos construyendo lo que somos hoy, no será de un momento para otro que vamos a conseguir modificar toda esa estructura. Más si no comenzamos, nunca llegaremos allá.

En los momentos de dolor, o cuando la enfermedad castiga nuestro cuerpo acostumbramos “aferrarnos” a Dios o en cualquier otro ser superior, implorando el cesar del sufrimiento, y  decimos: “Tengo fe en Dios, que El me va a curar”. Mas si la cura no acontece la fe se acalla, porque colocamos la cura como condición para  nuestra fe.

En esos casos, todaví­a, en vez de las lamentaciones y  actitudes negativas, es muy importante busquemos elevar nuestra frecuencia vibratoria, porque ella es la más poderosa auxiliar en la eliminación de basura producida por nuestras propias actitudes.

Y esa elevación la conseguimos a travíés de la oración, de los sentimientos y actitudes de amor, de confianza, optimismo y alegrí­a, buscando siempre desenvolver los valores nobles del alma.

Las enfermedades es la verdad, representan una de las mayores fuerzas para nuestra evolución. Es como si la convalecencia del cuerpo hiciese crecer la luz interior, o el miedo a la muerte nos aproximase más a Dios.

En cuanto a la  herencia, la programación hecha para el futuro cuerpo del reencarnante incluye a escogencia de  sus futuros padres. Así­, el heredará aquello que estuviere programado para el.


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