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Mundo espiritual

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Scientia:
Para que tipo de plano espiritual iremos nosotros, seres de mediana evolución, despuíés de nuestra desencarnación?

 Toda a nuestra existencia es  regida por leyes muy  sabí­as, perfectas y  justas, que siempre nos llevan a recoger exactamente aquello que sembramos. Fue por eso que Jesús afirmó: “A cada uno le  será dado de conforme con sus obras”.

Esas leyes generan los mecanismos de causa y  efecto, por los cuales toda acción provoca una reacción semejante. Así­, al desencarnar, nosotros  vamos a encontrar en la dimensión espiritual condiciones buenas o malas, de acuerdo con el uso que hicimos de los bienes que la vida nos concedió, con las acciones que practicamos y  tambiíén con  nuestras omisiones indebidas.

Hay  un dictado viejo y sabio que dice: “Quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Esta es una verdad cósmica. Por lo  tanto, cuando pasemos hacia el mundo espiritual a travíés de la muerte, vamos a recoger exactamente el resultado de todo que aquí­ sembramos. De nada valdrán las “promesas ” espirituales de última hora, tales como misas pagadas, oraciones recitadas, novenas, perdones y  otros actos semejantes, porque toda persona responde por sus acciones y no hay como burlar esa ley; no hay  como engañar a Dios.

La muerte, en verdad, conduce cada espí­ritu hacia la situación o faja vibratoria apropiada y  merecida. Esto funciona de forma irreversible, por la fuerza de la ley de las afinidades vibratorias.

Las personas muy apegadas a los bienes terrenos, a la  casa, a los muebles, al trabajo, a las  amistades y  endurecidos, generalmente permanecen aquí­ mismo en la Tierra, despuíés de  su desencarnación, imantadas a los ambientes donde vivieron. Esto les genera sufrimiento y es perjudicial a su evolución. El espí­ritu liberado de la carne debe liberarse tambiíén de todas las condiciones materiales y  reiniciar sus experiencias, natividades y  aprendizajes en el  mundo espiritual, orientado siempre a su crecimiento, su evolución como ser cósmico que es.

Los espí­ritus que no consiguen apartarse de los ambientes en que vivieron, tambiíén son conocidos como “sufridores”. Las maldades, los problemas y enfermedades que los perturbaron antes de su desencarnación permanecen vivos en sus mentes, proyectándose en sus cuerpos espirituales. Con eso, ellos continúan sintiendo los mismos dolores y  angustias de sus últimos tiempos en la Tierra, y  sus sufrimientos repercuten tambiíén en las personas sensibles a las cuales se aproximan, pudiendo causarles innumerables trastornos y hasta así­ mismo enfermedades que los míédicos no encuentran como  diagnosticar, ni tratar de forma correcta.

Scientia:
De la misma forma, aquellos que practicaron el suicidio sufren mucho en el  mundo espiritual. Hay  innumerables relatos de espí­ritus de ex-suicidas narrando sus sufrimientos verdaderamente atroces y por regla general es de larga duración. Es claro que las situaciones varí­an de un caso a otro, mas siempre el suicidio representa terribles sufrimientos a quien lo practica, reflejándose en sus futuras encarnaciones. Los espí­ritus de suicidas generan una vibración tan pesada e hipnótica que su simple presencia puede hasta inducir una persona reencarnada a practicar acto idíéntico, desde que esa persona tenga tales tendencias y  se deje influenciar por aquella presencia. Tal vez por eso los espí­ritus hablan sobre zonas espirituales, como el Valle de los Suicidas, donde esos espí­ritus permanecen, por perí­odos más o menos largos, distantes de las comunidades terrenas.

Tambiíén las personas que viven en desacuerdo con las leyes de Dios, practicando la violencia, el lucro inescrupuloso, perjudicando al prójimo, vivenciando el orgullo, la prepotencia, la usurpación y  otros valores negativos así­ como diversos vicios irán a situarse, despuíés de la muerte, en zonas vibratorias compatibles con su propio estado espiritual.

En el retorno hacia el  mundo espiritual, por las puertas de la muerte, cada cual recibe exactamente lo que se hizo merecedor durante su vida en la  Tierra. Las posiciones que ocupó no tienen allí­ cualquier valor.

Ninguno llega a los planos más elevados sin antes aprender aquí­ mismo en la Tierra a perdonar, a ser pací­fico, humilde, fraterno, honesto, justo, desprendido de los bienes materiales, actuar con íética y por encima de todo, amar. De la misma forma, ninguno asciende espiritualmente sin adquirir los valores de la inteligencia y  de la sabidurí­a, a travíés del estudio, del trabajo y  de las luchas y  dificultades de lo cotidiano.

 

Scientia:
Que hacer cuando se sospecha de la presencia de “espí­ritus sufridores”?

 La frecuencia a un centro espí­ritu (siendo eso posible) es muy importante, porque, más allá de los esclarecimientos y orientaciones que allí­ son suministrados, esos espí­ritus son debidamente asistidos y encaminados.

Tambiíén es importante hacer oraciones por ellos, pidiendo a Dios para aliviar sus dolores y aflicciones, a los benefactores espirituales para que los asistan y los conduzcan a alguna institución de socorro en el mundo espiritual.

 

Scientia:
Y los planos superiores, como son?

 Hay muchos relatos de los espí­ritus sobre esas regiones vibratorias más elevadas, y hasta así­ mismo uno de los Apóstoles dice que pareciera hasta el tercer cielo.

Como la materia astral es muy plástica y los ambientes espirituales reflejan la belleza o fuera de lo que va en lo í­ntimo de sus habitantes, podemos imaginar cuan maravillosas deben ser las regiones donde habitan seres como Francisco de Así­s, madre Teresa de Calcuta, Ghandi y  otros espí­ritus de lo mas selecto.

Y no se trata apenas de los aspectos de belleza, mas tambiíén de la elevada vibración que allí­ es una constante. Muchos míédiuns y  personas de gran sensibilidades perciben la presencia de espí­ritus más evolucionados con tanta intensidad y  en una forma tan divina, que no consiguen como retener las lágrimas. Son presencias maravillosas, irradiando tanto amor, júbilo y paz, que expresarlo en  palabras no es posible.

Más no se piense que en las zonas superiores se disfruta de reposo. Conforme a las informaciones de los espí­ritus, cuanto más evolucionados, más  trabajan ellos y en ese trabajo está  su placer,  su realización.

En los relatos de espí­ritus que narran su retorno al mundo espiritual, hay siempre el componente de trabajo. Luego que se hayan recuperado de los traumas de la desencarnación (muerte) comienzan a sentir necesidad de actividades. Muchos vuelven a estudiar, porque allá tambiíén hay escuelas, universidades, etc. Otros piden trabajo que les es proporcionado de acuerdo con sus capacidades y  aptitudes. Mas por allá  tambiíén hay pasatiempos de los más variados, dependiendo tambiíén de los gustos y  proyectos evolutivos de los habitantes.

Así­, aquellas ideas de un cielo de inactivo, cantando glorias a Dios por la toda la eternidad, o sentados en el borde de una nube, tocando arpa, no coinciden con la realidad.

La lógica nos dice que una naturaleza dinámica, realizadora, como la del ser humano, no irí­a a  soportar una existencia de inactividad, inocua y vací­a por toda la eternidad.

Así­ mismo que el cielo fuese como dicen ciertas creencias, cual rí­os de leche y   miel,  con todos los placeres posibles, llegarí­a un dí­a en que todo eso llevarí­a al tedio y al cansancio.

La naturaleza humana no soportarí­a por mucho tiempo la paralización.

Dios sabe lo que hace. La reencarnación y las infinitas posibilidades de crecimiento, aprendizaje y realización reflejan a ley universal de la evolución continua

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