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La energí­a psí­quica

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Scientia:
 
     
   La energí­a psí­quica no sólo deberí­a ser estudiada, sino tambiíén aplicada conscientemente en la vida. La cooperación consciente, que es propia de la Fraternidad, necesita energí­a psí­quica. El trabajo armonioso es imposible sin energí­a psí­quica. Es imposible lograr entendimiento mutuo sin energí­a psí­quica. Sin íésta, es imposible ser paciente, tolerante y jovial. La energí­a primordial debe ser aplicada en todo. –Brotherhood, 32.
   
   
 
  Afirmo que la energí­a psí­quica puede vencer todos los obstáculos. No hay fuerza que pueda bloquear el sendero de la energí­a psí­quica. –Agni Yoga, 560.

No basta tener o acumular energí­a psí­quica. Es tan malo carecer de ella, como poseerla pero no usarla. Cuando no la usamos, los cristales que se crean en los conductos nerviosos actúan como sedimentos.

Podemos esperar toda clase de procesos dolorosos cuando estos sedimentos obstruyen los conductos nerviosos... Es especialmente peligroso el conflicto de los cristales de la energí­a psí­quica con los sedimentos destructivos. –Agni Yoga, 329.

La energí­a psí­quica se manifiesta dentro de nosotros como: corrientes de inspiración; entusiasmo fervoroso; benevolencia; anhelo de prestar ayuda y servicio; deseos de crear, iluminar y elevar; ansias de conducir, enseñar y servir; y ganas de pensar con creatividad y claridad.

Cuando pasamos por alto e ignoramos esos deseos y manifestaciones, entonces la energí­a psí­quica se cristaliza en los conductos nerviosos, y en caso de que estemos enojados, asustados o irritados, los cristales de la energí­a psí­quica se convierten en sedimentos dañinos y esparcen cierto veneno paralizante que se asienta en los conductos nerviosos.
 
 

Scientia:
Energí­a Psí­quica y Enfermedad

Por esta razón, se nos dice que debemos usar el talento que recibimos. “A quienes den, se les dará; a quienes no den, se les quitará lo que tengan.”

La energí­a psí­quica aumenta si la usamos y la hacemos circular. Es energí­a redentora, liberadora, mitigadora, curativa y elevadora. Este es el “don”, y debemos usarlo para servir a todas las formas vivas de la Naturaleza.

Cuando no usamos la energí­a psí­quica existente, íésta se convierte en “un sedimento malo, llamado esclerosis...” –Agni Yoga, 487.

Algunas enfermedades son producto de la falta, del derroche o del mal uso de la energí­a psí­quica. Sin embargo, tambiíén es cierto que las enfermedades más complejas son el resultado de una energí­a psí­quica que el ser humano posee, pero que no utiliza.

Se nos dice que los cientí­ficos primero descubrirán los cristales de la energí­a psí­quica y comprobarán que ella existe, y luego, descubrirán el fuego que acompaña a dicha energí­a.

El hecho de que tengamos conductas inapropiadas puede causar la destrucción de nuestras reservas de energí­a psí­quica. La continua irritación nerviosa crea dicho veneno en el ser humano. Sin embargo, el Sabio que se refirió a este daño dice tambiíén que “el temor, la duda y la autoconmiseración son igualmente destructivos de la energí­a psí­quica”.

Las mejores medidas preventivas tendientes a mantenerse sano, dinámico y eficaz consisten en eliminar el temor, la duda y la autoconmiseración.

La energí­a psí­quica dinamiza nuestras acciones, emociones y pensamientos. El fuego que se produce a continuación de la energí­a psí­quica genera irradiación, gravitación y creatividad en el ser humano.

...Esta corriente de energí­a se apoya en esfuerzos, como los que descubrimos en la abnegación y la proeza [heroica]. –Agni Yoga, 389.

Scientia:
Cuando una persona lucha por ser abnegada, permite que la energí­a psí­quica y el fuego la carguen y se derramen a travíés de ella. Asimismo, cuando una persona se esfuerza para elevar su propio ser y realiza actos de heroí­smo, da paso nuevamente a la energí­a y al fuego psí­quicos. Por esta razón, los maestros de la antigí¼edad hací­an hincapiíé en la abnegación, pues sólo mediante esos esfuerzos, el ser humano podrá mantenerse en armoní­a con los Mundos Superiores y cargarse con energí­a psí­quica y Fuego del Espacio, que no sólo hacen que íél sea bello, dinámico y sano, sino que tambiíén irradie, sea creativo y ejerza su influencia sobre este mundo y los Mundos Sutiles.

El camino más breve para suicidarse consiste en usar esta energí­a con fines perversos. Asimismo, acumular esas energí­as, sin compartirlas ni usarlas con fines constructivos, equivale a destruirse.

Scientia:
Pensamiento y Creatividad

La energí­a y el fuego psí­quicos producen una lógica y un razonamiento óptimos, al igual que mucha creatividad, todo lo cual amplí­a la conciencia, la hace avanzar y genera efectos curativos en las formas de vida. Además, la energí­a psí­quica construye el puente entre el ser humano y los centros superiores de la inspiración y la gravitación personal, cuyas energí­as, cuando son asimiladas, repercuten en la cultura y la civilización, y las regeneran.

Cuando nos referimos a la energí­a psí­quica, hablamos de la misma Sophí­a del mundo helíénico, o de la Sarasvati de los hindúes. El Espí­ritu Santo de los cristianos manifiesta signos de energí­a psí­quica, igual que Adonai, el Creador de Israel, y Mitra, lleno de fuerza solar. Ciertamente, nadie duda de que el fuego de Zoroastro sea el fuego del espacio que ustedes estudian. –Agni Yoga, 416.

El fuego –el Fuego del Espacio- es la base de la energí­a psí­quica. Esta es una combinación de fuego, amor y luz. El fuego simboliza la espada de la fuerza de la voluntad. El amor es la puerta de la Ley de la Compasión, simbolizada por el concepto de Cristo. La luz es la radiación del Espí­ritu Santo, el Santo Shekina.

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Scientia:
La energí­a psí­quica causa la iluminación. Hace que el alma humana vea las cosas como son. Da a la mente la facultad intelectiva. Condiciona la función de la mente e inspira su propósito.

La energí­a psí­quica inspira el papel que la mente desempeña en la constitución del ser humano; y tambiíén proporciona todas las facultades de la mente. La falta de energí­a psí­quica hace que la mente trabaje contra sí­ misma.

La intelección, por parte de la mente, es importantí­sima, porque la mente es la que, a su vez, nos ayudará y ayudará a los demás a entender los mundos internos y externos.

La energí­a psí­quica ilumina nuestro amor. Es muy importante comprender que nuestro amor puede nublarse o volverse traslúcido. Un amor iluminado es un potentí­simo medio de transformación.

La energí­a psí­quica dirige tambiíén a nuestra fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad carente de dirección crea tantos obstáculos en nuestro sendero que, durante el resto de nuestra vida, perdemos el tiempo limpiando los desechos que acumulamos a lo largo del camino.

He aquí­ algunas formas de utilizar la energí­a psí­quica: pensar con claridad, servir abnegadamente, empeñarse creativamente, perdonar concretamente, librar a la gente de sus temores y ansiedades, esforzarse en las realizaciones personales, provocar la expansión de la conciencia personal; emplear las palabras con constructividad y motivaciones justas, y mantener el corazón colmado con el fuego de la compasión. Si damos estos nueve pasos, podremos entonces incrementar nuestra energí­a psí­quica, servir a los demás y armonizarnos con el Fuego del Espacio. La conciencia controla a la energí­a psí­quica. Cuanto más elevemos nuestra conciencia, más adecuadamente –en función de nuestra meta- usaremos la energí­a psí­quica.

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