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Autor Tema: El 'credit crunch' llega al Pleistoceno  (Leído 689 veces)

Orpheo

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El 'credit crunch' llega al Pleistoceno
« en: Diciembre 10, 2008, 01:05:33 pm »
10 de diciembre de 2008.- La explosión de la burbuja inmobiliaria de EEUU amenaza la migración más famosa de la Tierra: la de los dos millones de ungulados (antí­lopes y cebras) que cada año pasan del Parque Nacional de Serengeti, en el norte de Tanzania, a la Reserva Nacional de Masai Mara, en el sur de Kenia. Porque, sin turismo, no hay dinero para proteger ese ecosistema. Ni para llevar a cabo programas de desarrollo en las comunidades que rodean esos parques. Unas comunidades espantosamente pobres, a las que las reservas no reportan apenas ningún beneficio y sí­ unos problemas increí­bles, que ningún ecologista de Occidente tolerarí­a que le pasaran a íél, como por ejemplo elefantes que tiran abajo casas, leones que se comen las vacas o hipopótamos que arrollan a los niños que van a la escuela.

reinaban a sus anchas en la Tierra. Entonces llegamos los hombres. Empezamos a cazar, a pescar y a cultivar la tierra. Y la 'megafauna' en el siglo XXI ha quedado reducida a unos pocos parches de Asia Central, el írtico y ífrica.

Masai Mara es puro Pleistoceno en crisis. Porque la explosión de la 'burbuja' inmobiliaria de Estados Unidos ha llegado al Triángulo del Mara, que es la zona de la Reserva en la que Deed trabaja. El Triángulo del Mara está dentro de Masai Mara, pero es gestionado de forma diferente al resto de la Reserva. En lugar de las autoridades municipales y nacionales kenianas, un grupo privado sin ánimo de lucro, el Mara Conservancy dirige las operaciones allí­. La idea de entregar la gestión de esa parte de Masai Mara fue decidida por la provincia de Transmara, en la que cae ese trozo de la Reserva. Es, en el fondo, uno de esos 'public-private partnerships' ('colaboración entre empresa privada y pública') que fascinan al Banco Mundial y a los expertos en desarrollo.

¿De dónde saca su dinero el Mara Conservancy? Básicamente, del turismo. Y ahí­ es donde la Reserva nota el impacto de las hipotecas subprime. "La recesión mundial golpea el Mara" es uno de los titulares del Boletí­n de noviembre del Mara Conservancy. Efectivamente, si hay recesión en Europa y EEUU, no hay turistas en Masai Mara.

Deed, con quien hablíé por telíéfono ayer, cree lo peor aún está por venir. "La tasa de ocupación hotelera es baja ahora, pero eso es normal en esta íépoca del año. Pero 2009 va a ser duro", explicaba desde su tienda de campaña en las afueras del hotel de la cadena Serena, propiedad del Agá Khan, en medio de la Reserva. El problema, además, se agrava porque el pasado verano el turismo en Kenia se hundió por una oleada de cancelaciones masivas despuíés de que ese paí­s sufriera una serie de luchas íétnicas en enero y febrero (que, de paso, dispararon el precio del tíé en todo el mundo). Sin turismo, el Mara Conservancy depende cada vez más de las donaciones. Y, para complicar más las cosas, sus finanzas han sufrido tambiíén por la subida de los precios de los combustibles y de los alimentos, que han sido, en los primeros nueves meses del año, un problema tremendo para los paí­ses en ví­as de desarrollo, como Kenia.

Por ahora, los únicos que están pasando por esta crisis sin problemas son los hoteles 'boutique' de lujo, como Batelier, que tiene menos de dos docenas de habitaciones. Los grandes 'lodges', como el Serena, lo están pasando muy mal. El Banco Mundial, a su vez, quiere que Kenia busque un turismo más caro (como el que ofrece Batelier, que sale por 1.000 dólares por persona y noche), que aporta más valor añadido, estilo el de Tanzania o Botsuana. Pero el Gobierno de ese paí­s y los operadores turí­sticos locales prefieren un turismo masivo, en el que los escasos ingresos se compensan con el alto número de visitantes.


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.