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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegará a la ciudad suiza de Davos, a fin de participar en el Foro Económico Mundial, donde se prevé un marcado contraste entre sus posturas proteccionistas y las de los defensores del libre mercado.
El último presidente estadounidense en participar en este tipo de reuniones fue William Clinton, quien asistió en el 2000.
Durante su campaña electoral y en el primer año en el cargo, el mandatario republicano criticó duramente los acuerdos multilaterales y consideró que la mayoría de los acuerdos comerciales suscritos por Washington resultaban injustos.
Poco después de llegar a la Casa Blanca, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
Precisamente el martes, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, -también presente en Davos-, anunció que los 11 países restantes del bloque -Brunéi, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam- conciliaron un nuevo acuerdo comercial sin la presencia estadounidense.
A juicio del analista económico Douglas A. Rediker, la estancia de Trump en la ciudad suiza podría constituir una 'disonancia', teniendo en cuenta que allí se reúnen jefes de Estado y Gobierno, líderes de empresas, banqueros, hombres de negocios, expertos en políticas y periodistas enfocados en la defensa de la globalización y el neoliberalismo.
La filosofía de gobierno de Trump reflejada en la frase America first -Estados Unidos primero-, ofrece un marcado contraste con el lema del Foro: 'Comprometidos con mejorar el estado del mundo', apuntó el también miembro del Programa de Economía Global y Desarrollo del Instituto Brookings, en un artículo en el sitio digital The Hill.
Este año Trump será una de las figuras protagónicas del evento. Hay expectativas de que defenderá el liderazgo de Estados Unidos dentro del orden mundial. Pero otros advierten que podría usar el púlpito para reforzar su narrativa de Estados Unidos primero y burlarse de los asistentes y del elitismo que representan, estimó.
Según Rediker, el gobernante debería abandonar su retórica doméstica, que se basa principalmente en el principio binario de ganadores y perdedores, y reconocer que no solo el resto del mundo se beneficia de un Estados Unidos fuerte, sino que Washington también se beneficia con una economía mundial saludable.
Advirtió que el magnate inmobiliario podría usar el foro para lanzar amenazas hostiles contra la República Popular Democrática de Corea e Irán, o contra México y Canadá por no capitular ante las demandas de Washington en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Donald Trump en Davos es algo tan inusual que es imposible predecir realmente lo que hará una vez que esté en el escenario, resumió Rediker.
Confesó no obstante que, aunque no espera ningún avance en las reuniones con otros líderes mundiales o empresariales, las interacciones de Trump en Davos pueden dar una idea de los límites del unilateralismo de Estados Unidos.
