Con la munición anticrisis convencional de Estados y bancos centrales casi agotada, y con los planes de rescate de las entidades bancarias ya en marcha, siguen surgiendo ideas para minimizar una recesión de indiscutible tinte global. Así, Frank Beck, jefe de inversiones de Capital Finance, propone en Forbes una 'solución nueva' que ya de paso evite la deflación: la devaluación masiva del dólar y del resto de divisas.
Su argumento se basa en que despuíés de ayudar a los bancos, y con la posibilidad de ayudar tambiíén a aquellos que se hipotecaron "irresponsablemente", habría que echarle una mano a los que "hicieron los deberes". Y para ello, nada mejor que una devaluación global de las divisas, algo que ya surtió efecto en los años 30.
Beck critica, además, que los planes se dirijan a aquellos que crearon o se beneficiaron de los problemas (los bancos engordando sus beneficios y los consumidores que tuvieron un nivel de vida por encima de lo que sus ingresos le permitían).
Un ejemplo práctico
Según Beck, la medida se podría tomar país por país, pero una devaluación coordinada funcionaría mejor. Sus cálculos estiman que una depreciación del dólar del 30% elevaría el valor de todos los activos un 43%. Así, por ejemplo, una casa que actualmente tiene un valor de 200.000 dólares, con una hipoteca de 230.000, se convertiría en una casa de 286.000 dólares con la misma hipoteca, lo que "daría buenas razones" al hipotecado para seguir pagando.
De este modo, tanto el hipotecado como su banquero estarían en mejores condiciones financieras inmediatamente. Además, tambiíén beneficiaría al que compró la casa "responsablemente", ya que del mismo modo íésta elevaría su valor.
Beck admite que íéstas medidas causarían inflación aunque cree que sólo a corto plazo, pero subraya que de todas maneras las actuales medidas tambiíén provocarán una inflación masiva muy complicada de estimar. Además, lo hecho hasta ahora tampoco garantiza que vaya a solventarse el problema.
Antecedentes históricos
Para completar su exposición, Beck cita que la devaluación de la moneda en lso años 30 se mostró como una medida eficaz para acabar con la Gran Depresión.
Según recuerda, Australia fue el primer país en abandonar el patrón oro en 1930 devaluando su dólar australiano un 40%, lo que llevó a la economía a una rápida recuperación. Nueva Zelanda y Japón tomaron el mismo camino en 1931, y para 1933 hasta nueve de las economías más importantes hicieron lo propio.
Entre 1933 y 1934 Estados Unidos consiguió devaluar el dólar un 41% despuíés de que el precio de la onza de oro fuese ajustado de 20,67 dólares a 35. Fue entonces, según recuerda el experto, cuando su economía tocó fondo y comenzó a recuperarse.
Sólo Francia e Italia se mantuvieron fieles al patrón oro entre las grandes potencias, y sus economías no se recuperaron hasta que 1936, cuando tuvieron que devaluar para lograr salir del agujero.
¿Podría funcionar a día de hoy?
Beck opina que no hay ninguna razón para pensar que las cosas no podrían funcionar del mismo modo. Lo único que permanecería intacto, señala, sería la cantidad de deuda. y es que la vivienda, las acciones o los coches usados verían incrementado su valor.
Así las cosas, los negocios serían inmediatamente más rentables y los salarios se incrementarían haciendo que trabajadores y empresas pudieran pagar sus deudas más fácilmente. Incluso los Estados recaudarían más dinero sin necesidad de elevar los impuestos.
Además, esto haría que las deudas nacionales se redujeran liberando a las generaciones futuras de la gran hipoteca que pende sobre ellas. Para completar la solución, el Estado tendría que comprometerse a aumentar el presupuesto la mitad de lo que devalúe la moneda, lo que permitiría tener unas cuentas más ajustadas que permitirían pagar las deudas.
http://www.eleconomista.es/economia/noticias/915406/12/08/La-devaluacion-global-de-las-divisas-podria-combatir-la-recesion-y-la-posible-deflacion.html