La crisis automovilística pone en peligro las 18 fábricas en España
La profunda crisis que experimenta la industria del automóvil a nivel internacional ha puesto en marcha un plan de ajuste global que puede tener graves consecuencias para las plantas de coches que se han implantado en España en los últimas díécadas, dijeron empresarios y analistas. "El sector en España atraviesa su crisis más dura y en el camino puede quedar más de una planta", dijo Josíé Antonio Bueno, consultor especializado en la industria del motor de la firma Europraxis.
España cuenta con 18 fábricas, casi todas construidas a finales de los años 70 por empresas extranjeras, aprovechando los bajos salarios y el favorable clima social. Con el empuje de marcas como Ford, Opel, Renault, Peugeot y Volkswagen, el país se convirtió en el tercer productor de coches en Europa.
Pero la decisión de los fabricantes de reducir costes y salvaguardar puestos de trabajo en sus países de origen pende como una espada de Damocles sobre la industria automotriz en España.
El 84% de su producción se destina al exterior, con lo que la caída de las ventas en el mercado nacional les afecta de forma sólo limitada. Pero el gran peligro es la gradual erosión de la competitividad y la llegada de competidores más baratos en un mundo cada vez más globalizado.
Según datos que maneja ANFAC, la patronal del sector de fabricantes, el coste salarial por hora y trabajador de las plantas españolas se situaba en 22,83 euros por hora en 2007, algo por encima de la media europea y ya muy lejos de los 6,93 euros en Polonia o de los 8,83 euros en la República checa.
Los primeros en advertir de los riesgos del ajuste y de la merma de la competividad han sido los responsables de Ford y de Renault en España.