Ana Patricia Botín. (Efe) Optimal y Fairfield son los principales distribuidores de fondos gestionados por Madoff en España, pero no son los únicos. Otra conocida firma que tenía una cuenta con el gurú de Wall Street es Moreníés & Botín (M&B), la boutique de banca privada que dirigen un hijo de Emilio Botín, Javier Botín-Sanz, y el yerno del presidente del Santander, Guillermo Moreníés (marido de Ana Patricia Botín). Esta firma ha reconocido una exposición global de 152,4 millones de euros entre clientes privados e institucionales, que puede suponer un verdadero drama para M&B dado el pequeño tamaño de la firma.
M&B no era un mero redistribuidor de los fondos de Fairfield o de Optimal entre sus clientes, como la mayoría de las entidades de banca privada y family offices españoles, sino que tenía su propio producto gestionado por Madoff: Alternative Advantage Landmark. Como ha explicado El Confidencial, este gestor no tenía hedge funds propios, sino que gestionaba cuentas (managed accounts) de clientes, normalmente fondos de grandes gestoras o bancos privados, que a su vez vendían participaciones a sus clientes. Es una estructura conocida como master-feeder, donde de un fondo principal (el master) cuelgan diferentes fondos subordinados que son los que se comercializan (los feeder).
La mayor de esas cuentas era la del fondo Fairfield Sentry, con un tamaño actual de 7.300 millones de dólares (unos 5.500 millones de euros). Optimal tenía otra cuenta -un fondo llamado Optimal Strategic US Equity- que contaba con 3.091 millones de dólares (algo más de 2.300 millones de euros) a 28 de noviembre, según cifras de Bloomberg. La de M&B -Landmark- tenía un patrimonio de unos 129 millones de dólares (83 millones de euros), aunque fuentes de la entidad aseguran que no todo el fondo está gestionado por Madoff, si bien no facilitan la cifra exacta.
Asimismo, M&B comercializaba en España otro fondo de UBS gestionado por Madoff, cuyo nombre es Luxemburg Investment Fund, con un patrimonio estimado de 419 millones de dólares (314 millones de euros). M&B insiste en que no todo ese patrimonio está distribuido entre clientes de la firma.
En un comunicado, la entidad cifra su exposición a estos productos en 152,4 millones de euros. De ellos, 37,4 millones corresponden a las participaciones de sus clientes de banca privada de M&B en los dos fondos, tanto el suyo (Landmark) como el de UBS que ellos comercializaban (Luxemburg), lo que equivale al 5% del patrimonio de sus clientes privados. Otros 100 millones son la exposición de inversores institucionales que han comprado el fondo de UBS, a travíés de M&B para distribuirlo entre sus redes. Finalmente, otros 15 millones más corresponden a fondos de fondos gestionados por M&B cuyas carteras tenían un porcentaje invertido en estos dos productos.
Se da la circunstancia de que estos fondos no están domiciliados en paraísos fiscales como las Islas Caimán o las Bahamas -como sucede con los productos de Optimal y Fairfield-, sino que están radicados en Luxemburgo e Irlanda, es decir, sometidos a las normas europeas de inversión. Esto se debe a que así es más fácil comercializar el producto entre inversores españoles que no tienen ni capacidad ni patrimonio suficiente para mantener cuentas offshore.
"Agujero importante"
"Esto provoca un agujero muy importante para M&B: aunque las cantidades son muy inferiores a las de otras gestoras, su impacto es mucho mayor dado que no estamos hablando de un gran banco internacional, sino de una pequeña boutique para clientes selectos", explica una de las fuentes citadas. Esta fuerte apuesta corresponde con un giro estratíégico de la firma en los últimos meses: ante el derrumbe de las bolsas, pasó a colocar masivamente hedge funds a sus clientes, con la premisa de que estos productos alternativos suelen estar descorrelacionados con la marcha de la renta variable, según estas fuentes.
Aunque existe mucha opacidad al respecto, se supone que los clientes de M&B son en su mayor parte VIPs españoles y parte del patrimonio de la propia familia Botín. M&B tiene una reputación de exclusividad y alto standing que confiere un aire de glamour a sus clientes: nada de fondos o planes de pensiones para la masa, sino pequeños hedge funds muy rentables y desconocidos para el gran público, complejos productos estructurados, inversiones inmobiliarias o en energías renovables en países exóticos y por ahí seguido. De ahí que sus clientes sean inversores muy sofisticados y elitistas.
"La cuestión es si van a poder sobrevivir a esta catástrofe", se plantea otra fuente, "porque, aparte de la píérdida en sí, se va a extender una enorme desconfianza en la firma y en su estrategia de recomendar masivamente la inversión en hedge funds, un producto que va a quedar muy tocado despuíés de esto".