Madoff, el Robin Hood que arruinó a los ricos
Publicado en Expansión por Gemma Martínez
La mayor estafa piramidal de la historia ha hecho temblar a destacados filántropos de EEUU, que confiaron la gestión de sus recursos al ex presidente del Nasdaq, con quien compartieron muchas tardes de golf, navegación y actos beníéficos.
Bernie Madoff detesta la ostentación. Hasta hace menos de una semana, pocos conocían que el autor de la mayor estafa piramidal realizada en la historia por un único individuo tenía un patrimonio considerable, integrado, entre otros activos, por un dúplex en el Upper East Side de Manhattan, una casa en primera línea de mar en Palm Beach (Florida), frente a las islas Bahamas, una mansión con vistas al Ocíéano Atlántico en los Hamptons (Nueva York) o un yate de 55 pies de eslora llamado Toro, palabra que se utiliza en EEUU para describir las fases alcistas de los mercados bursátiles.
Madoff, nacido hace 70 años en Queens (Nueva York), prefería exteriorizar únicamente sus inquietudes beníéficas, canalizadas a travíés de una fundación (The Madoff Family Foundation), que gestionaba junto a su mujer Ruth. La institución tenía como objetivo mejorar las condiciones de vida y la educación de la comunidad judía (religión a la que pertenece Madoff ), y combatir el cáncer linfático, enfermedad a la que ha sobrevivido Andrew, uno de los dos hijos del matrimonio Madoff.
La filantropía fue determinante para el ascenso de Madoff y para que se convirtiera en socio del club Palm Beach Country, creado en 1967 por un grupo de judíos que hasta 1965 no podían entrar en los clubes anglosajones del municipio, como Breakers. Los fundadores establecieron que para ser socio del Palm Beach, era necesario realizar actividades beníéficas.
La incorporación al club, en 1996, espoleó a Madoff, que con poco más de veinte años y sin formación había creado una firma de intermediación con 5.000 dólares que ganó como vigilante de playa e instalador de aspersores.
Club de golf
El club de golf (una de las grandes aficiones del financiero) se convirtió en el principal proveedor de clientes de Madoff y de la filial de asesoramiento que creó en la díécada de 1990. El íéxito alcanzado por las inversiones (la firma alegaba que sólo obtuvo rendimientos negativos durante cinco meses desde 1996) y el prestigio que le otorgó la presidencia del Nasdaq provocaron que destacados miembros de Palm Beach y tambiíén del antiguo bastión antijudío Breakers, que viven a caballo entre Nueva York y Florida, se pusieran en lista de espera para ser asesorados por Madoff.
í‰ste estaba considerado como el bono judío, por ofrecer rentabilidades que oscilaban entre el 8% y el 12%. Con la caída de Madoff, se ha evaporado parte de la fortuna de filántropos como Mort Zuckerman (empresario inmobiliario y de medios de comunicación), Carl Saphiro (fundador del grupo textil Kay Widnsor –hoy integrado en Vanity Fair–) Fred Wilpon (dueño de los New York Mets), Norman Braman (ex propietario del equipo Philadelphia Eagles), Ezra Merkin (presidente de Gmac), Steven Spielberg (director de cine) o Elie Weisel (escritor). La estafa del financiero, simpatizante del partido demócrata, tambiíén ha sido nefasta para pequeños inversores, que confiaron en su sociedad por el boca a oreja.
Madoff hubiera seguido siendo un ejemplo del empresario de bajo perfil si no hubiera sido porque un gestor de hedge fund (socio de Palm Beach) le reclamó la semana pasada la devolución de su inversión, precipitando el descubrimiento de la estafa.