Ya no es el sida ni la malaria. Tampoco la guerra entre tribus la que está desangrando ífrica. No.
Ahora es la persecución y muerte de los niños albinos en el continente negro. La razón: se les atribuyen poderes si son sacrificados.
Sí. Acaba de ocurrir, aunque no es un fenómeno nuevo, en Burundi, donde fueron descuartizadas hace dos semanas dos niñas albinas y parte de sus cuerpos convertidos en pócimas a las que les atribuyen buena suerte, pues, según la creencia, "hace ricos a los que las ingieren". Por cuenta de eso, en el último año han sacrificado a no menos de 30 niños y muchos de sus padres fueron asesinados por no querer entregarlos. Muchos otros han tenido que huir.
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