Resumen 2008: Annus horribilis de la Banca
De las turbulencias financieras derivadas de las hipotecas subprime se ha pasado a un verdadero cataclismo en el sector que se ha llevado por delante entidades de la talla de Lehman Brothers, que es sin duda el ejemplo más flagrante y el que marca un antes y un despuíés en el sistema financiero internacional.
Los bancos españoles han conseguido salir indemnes de los coletazos de la mayor crisis desde la Gran Depresión, pero en 2009 tendrán que afrontar sus propias amenazas. El incremento de la morosidad, derivado sobre todo del crash inmobiliario, es la principal nube que tienen en el horizonte. Y no porque se puedan alcanzar niveles insostenibles, sino porque ha coincidido con un etapa donde el grifo de la liquidez está cerrado.
De 2008 se sacan varias conclusiones: las entidades españolas han logrado esquivar el golpe de la crisis, aunque han frenado su negocio; bancos como el Santander han aprovechado las aguas revueltas para hacerse más grande; y España se ha convertido en el espejo regulador en el que mirarse. Países como el Reino Unido, Finlandia, Alemania o Estados Unidos nos ponen como ejemplo.
La decisión del Banco de españa de obligar a las entidades españolas a destinar a provisiones parte de los beneficios en íépocas de bonanza, cuando muchas lo cuestionaban, se ha convertido en un colchón para nuestras entidades que podrían en todo caso agotarlas ya en 2009. En todo caso, este colchón ha servido para evitar la entrada del estado en el capital de los bancos, su recapitalización o su quiebra. Sin embargo, sobre el horizonte se dibuja una nueva forma de hacer banca.
El sistema financiero español no quiere salir perjudicado de la ola de rescates llevada a cabo por los gobiernos. í‰ste será uno de los retos a los que tendrá que enfrentarse nuestro sistema en aras a evitar la competencia desleal en el sector. Porque, sin duda, uno de los temores de la banca es que las ayudas de estado más que ayudarles a salir de su maltrecha situación se utilice en aras de una mejora competitiva. De ahí que algunas entidades, como el santander y el BBVA, hayan optado por realizar una ampliación histórica de capital o una emisión de acciones preferentes para mejorar sus ratios. Y es que tras estas medidas hay tambiíén un efecto claro derivado de la crisis: el fin del cafíé para todos o de la liquidez generalizada. Las críticas arrecian y los banqueros se defienden. Rechazan que hayan dejado de dar críéditos.
Pero se cifraba en 800.000 millones de euros la diferencia entre los críéditos concedidos y los depósitos captados. Es lo que se llama apalancamiento que ahora los bancos están obligados a reducir por petición expresa del mercado. El consejero delegado del banco de Santander estima que esa diferencia se reducirá a un ritmo de entre 50.000 y 100.000 millones al año por la menor demanda de críédito y el mayor ahorro de los ciudadanos. Pero el gran problema que surge es que el dinero no llega a las empresas y a los particulares, porque las entidades no lo prestan. De ahí que resulte cuestionable que la economía real reciba parte de las inyecciones de liquidez que solicitan los bancos tanto al BCE como al gobierno a travíés de las subastas habilitadas por el ejecutivo.
A la falta de liquidez, el sistema financiero español tendrá que añadir otro fantasma que amenaza con cobrar dimensiones mayores. Es momento de pagar los excesos y la morosidad es su principal efecto. Los niveles cercanos al 3 por ciento pueden quedarse cortos ante las previsiones para 2009. Muchos aventuran que podría llegarse a cotas del 9 por ciento ya en 2010, las mismas que se vieron en la anterior crisis de la economía española en 1993. Niveles poco sostenibles, pero que desde la asociación española de banca consideran que no se alcanzarán.
El consenso es que las cajas de ahorro serán las principales perjudicadas por la crisis. El escenario que se prevíé es poco alentador por lo que se están buscando alternativas. Entre ellas, la más recurrente está siendo la de las fusiones. Fallida la unión de la BBK y la Kutxa y en compás de espera otras tantas, como las operaciones entre regiones, esta alternativa sería incluso necesaria para ahorrar costes y lograr más eficiencia
Lo que parece claro es que la conjunción de la tormenta perfecta tendrá su continuidad en 2009. Un ejercicio en el que el sistema financiero español debe demostrar que los halagos que ha recibido por su gestión y la ausencia en sus balances de activos tóxicos van más allá, sobre todo cuando el mayor temor es que nuestros bancos puedan tener su propio subprime: el derrumbe del sector inmobiliario.