FCC ya no se hace trampas al solitario
El grupo de servicios se centra en los contratos más rentables después de una reestructuración que ha reducido su tamaño y la venta de su negocio del agua
A final del mes de julio, el multimillonario mexicano y primer accionista de FCC, Carlos Slim, recordaba a los directivos de la empresa de servicios los principios que deben respetar.
El primero, obvio: no vender por debajo del coste. “La verdad es que es algo que da uno por hecho… No vender por vender si no hay un sentido racional de la oferta.
Es un principio en el que siempre vamos a insistir y no pensar que, de repente, puede ocurrir un milagro que permita que lleguen los ingresos”, dijo con ironía.
Antes de que Slim aterrizase como accionista mayoritario, a finales de 2014, en FCC quizá pensaban que los milagros existían, porque la compañía necesitó una brutal reestructuración y tuvo que poner freno a esas “prácticas irracionales”, de las que Slim hablaba, para que las pérdidas cesasen y para contener una deuda que, en los peores años, se llevaba un 80% del resultado de explotación en gastos financieros.