Con los inversores intentando digerir la rebaja de tipos en EE UU, la primera desde 2008, el Tesoro fue fiel a su calendario e inauguró el mes con la primera subasta de deuda a medio y largo plazo prevista para agosto. En total vendió 4.019 millones de euros –el objetivo oscilaba entre los 3.500 y 4.500 millones– en bonos a cinco años y obligaciones a 10, 15 y 30 años. El resultado de la colocación fue mixto, con caídas de las rentabilidades en los plazos a cinco y 15 años, y ligeros incrementos para las referencias a 10 y 30.
El cambio de rumbo en la política monetaria contribuyó a que el Tesoro marcara un nuevo mínimo en la deuda a cinco años. En los títulos con vencimiento en 2024, el organismo que dirige Carlos San Basilio adjudicó 1.402 millones de euros con un cupón del 0,25% y un tipo de interés marginal del -0,237%, por debajo del -0,192% que cobró en la subasta del 18 de julio. La primera vez que España vendió deuda a cinco años con tipos negativos fue el pasado 6 de junio. Hasta ese momento los rendimientos por debajo de cero estaban reservados a las letras y a los bonos a tres años.