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Autor Tema: Héroes del progreso: Landsteiner and Lewisohn ...-  (Leído 331 veces)

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Héroes del progreso: Landsteiner and Lewisohn ...-
« en: Noviembre 16, 2019, 10:38:15 am »
Por... Alexander C. R. Hammond


Alexander C. R. Hammond relata el aporte del científico austriaco Karl Landsteiner y el cirujano alemán Richard Lewisohn, quienes descubrieron la existencia de distintos tipos de sangre y la forma de almacenarla fuera del cuerpo sin que se coagule, respectivamente.

Hoy es la cuarta edición de una nueva serie de artículos de HumanProgress.org titulada, Los héroes del Progreso. Esta columna provee una introducción breve a los héroes desconocidos que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la tercera parte de esta serie aquí.

Nuestra cuarta edición de Héroes del Progreso celebra al científico austriaco Karl Landsteiner y al cirujano alemán Richard Lewisohn. Landsteiner descubrió la existencia de distintos tipos de sangre y Lewisohn desarrolló procedimientos que permitieron que la sangre sea almacenada afuera del cuerpo sin coagularse. Estos dos avances importantes hicieron que las donaciones de sangre sean mucho más prácticas y se les atribuye el haber salvado mil millones de vidas.

Karl Landsteiner nació en Viena, Austria en 1868. A la edad de 23 años, Landsteiner terminó la escuela médica y, como no podía encontrar trabajos de investigación, se dedicó a realizar autopsias en “casas de muertos” (esto es, en las morgues). En 1898, se convirtió en asistente del Departamento de Anatomía Patológica de la Universidad de Viena. Allí realizaría un descubrimiento que cambiaría al mundo.

Antes de que Landsteiner descubriera los cuatro tipos diferentes de sangre (A, B, AB, y O) en 1901, el éxito de una transfusión de sangre era cuestión de pura suerte. Muchos pacientes recibían sangre de un tipo incompatible y morían cuando su cuerpo rechazaba la sangre del donante.

El descubrimiento de los grupos diferentes de sangre significó que las transfusiones de sangre se volvieron un procedimiento más seguro. Sin embargo, un obstáculo importante permaneció. Las transfusiones de sangre todavía utilizaban el llamado “método directo” (esto es, el donante y el recipiente tenían que estar uno al lado del otro para que se de la transfusión). Aquí es donde entra en la historia Richard Lewisohn.

Nacido en Alemania en 1875, Lewisohn estudió medicina en la Universidad de Friburgo. Luego de graduarse en 1906, se mudó a Nueva York para trabajar en el Hospital de Mount Sinai. El gran reto de Lewisohn era encontrar una forma de almacenar sangre fuera del cuerpo sin que la sangre se coagule. Cualquier coágulo dejaría a la sangre inservible para una transfusión.

Lewisohn se basó en el trabajo del físico belga Albert Husin quien, en 1914, demostró que el citrato de sodio podía ser agregado a la sangre como un anti-coagulante. En 1915, luego de una continua experimentación, Lewisohn descubrió que la concentración óptima de citrato de sodio equivalía a 0,2 por ciento del total de la masa de sangre, pero no excediendo más de 5 gramos por transfusión. La optimización de Lewisohn permitió que la sangre pueda ser almacenada con seguridad hasta dos días antes de la transfusión. El siguiente año, otros optimizaron el método de Lewisohn y empujaron ese tiempo hasta llegar a 14 días.

Posteriormente, Landsteiner se mudó a Nueva York para trabajar en el Instituto Rockefeller y en 1930 recibió el Premio Nobel en Fisiología o Medicina. En 1939, Landsteiner fue nombrado Profesor Emérito del Instituto Rockefeller y murió el 24 de junio de 1943 con su tubo de ensayo en la mano. Lewisohn mientras tanto se retiró de la práctica de cirugía en 1937 para enfocarse en las investigaciones de cáncer. En 1955 recibió el Premio Memorial Karl Landsteiner de la Asociación Americana de Bancos de Sangre. Murió en 1961.

El trabajo de Landsteiner y Lewisohn ayudó a hacer que las transfusiones sean mucho más seguras y prácticas. Antes de sus descubrimientos la gente regularmente se moría desangrada de úlceras, accidentes y durante un parto. El trabajo de estos dos hombres condujo al establecimiento a nivel mundial del sistema de bancos de sangre, al cual se le atribuye salvar cerca de mil millones de vida hasta ahora y es por esta razón que se merecen ser considerados parte de nuestros Héroes del Progreso.


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