La opa sobre BME despeja las dudas sobre la puesta en marcha de la tasa Tobin
La opa sobre BME allana el camino para que el futuro Gobierno imponga un impuesto sobre transacciones financieras (ITF o tasa Tobin). No solo por el cambio de propiedad –pasará a manos suizas o de otros países, en caso de que se produzca una guerra de ofertas y haya un vencedor distinto a Six– y de la consiguiente la ausencia de la clave patriótica en la decisión. También porque tanto el gestor de la Bolsa helvética como Euronext lidian con tasas similares y son empresas rentables y con capacidad financiera.
El Gobierno está dispuesto a activar el impuesto nonato que se planteó en la anterior legislatura sobre las transacciones financieras. Así lo ha expuesto Unidas Podemos, que reclama un tributo a la banca, y que quedó negro sobre blanco en el anteproyecto de ley que creaba el impuesto. Ese borrador inicial contemplaba el cobro al intermediario financiero del 0,2% del importe de la compra de una cotizada española que tenga una capitalización superior a los 1.000 millones de euros.