https://remediosparaelalma.com/zusanli-vl-o-como-alcanzar-la-longevidad/¿CUÁLES SON LAS LENGUAS AGLUTINANTES Y CÓMO SE USAN?
Se conoce como lingüística al estudio científico de la estructura de las lenguas naturales, así como de todos sus aspectos, tales como su evolución histórica, el manejo que las personas tienen de ellas y demás aspectos relacionados. En su investigación se analizan diferentes perspectivas de las lenguas tales como el léxico, la morfología y la fonológica, entre otros.
Dentro de la lingüística nos encontramos con la morfología como la disciplina que estudia la estructura interna de las palabras. Define y clasifica los elementos o unidades dentro de la palabra, las clases de palabras que origina, así como la formación de palabras nuevas.
Desde la perspectiva morfológica, las lenguas se pueden clasificar como:
Lenguas monosilábicas: cuya característica primaria es que todas sus palabras son de una sóla sílaba.
Lenguas aglutinantes: su nombre se debe a que juntan dos, tres o más palabras en una sola, formando una palabra-frase.
Lenguas de flexión: se trata de lenguas que comparten las mismas raíces y morfemas.
Clasificación tipológica de las lenguas
Muchos estudios apuntan a una división o clasificación entre idiomas, separándolos en aislantes, vinculantes o aglutinantes y flexibles. Estos estudios comenzaron con Adam Smith (1761) y se desarrollaron desde el siglo XIX, especialmente en Alemania, a través de los hermanos Freidrich y August Schlegel. Ellos, basados en la comparación estructural entre idiomas (Lyons, 1979), definen tipos y clasifican un idioma como si perteneciera a un solo tipo. Estos estudios pueden identificarse como clasificación tipológica de idiomas. Y esta clasificación busca describir varios tipos lingüísticos encontrados entre idiomas, a partir de un solo parámetro gramatical.
En opinión del lingüista rumano Eugênio Coseriu, esta es una «distinción tipológica de validez general». Desde entonces le ha sido posible hacer las dicotomías «lenguas sintácticas» y «lenguas morfológicas», «lenguas paradigmáticas» y «lenguas sintagmáticas» que, en última instancia, no son más que la distinción entre lenguas antiguas (como el griego, el latín y Sánscrito) y modernos de Europa (francés, inglés, español, italiano, portugués, etc.), con la palabra como unidad básica. Es esta clasificación tripartita de Schlegel la que da lugar a la formulación de la clasificación morfológica «clásica» de los tipos de lenguaje: aislante (o monosilábico), de unión, flexión (o fusión) y polisintético.
Las lenguas aislantes no tienen flexión. Estos lenguajes se traducen por tener un solo eslogan o, en consecuencia, en el que ocurre un solo morfema la realización de un lexema. En otras palabras, en este tipo de idiomas generalmente no hay morfemas atascados. El chino y el vietnamita son ejemplos de idiomas analógicos o aislantes.
Los lenguajes aglutinantes adjuntan afijos comúnmente invariantes a una raíz, de modo que puede haber varios morfemas fácilmente identificables en una palabra. De lo contrario, la palabra está compuesta de morfos, cada uno representando un morfema, preservando la identidad fonológica de los morfos. Por lo tanto, es la falta de coincidencia entre los morfemas y ciertos segmentos de palabras. El turco, el japonés y el húngaro generalmente se clasifican como aglutinantes.
En lenguajes flexibles, los morfemas se representan mediante afijos. En este caso, es difícil identificar con precisión las diferentes partes de los afijos. Los ejemplos de lenguas flexivas incluyen ruso, latín y griego antiguo. En la frase latina Puellam bellam amo (‘Amo a la chica hermosa’), la terminación – am, en el nombre y adjetivo, marca femenina, singular y acusatoria y la terminación – la del verbo se refiere a la primera persona del singular, sujeto y tiempo presente. Las palabras latinas no pueden segmentarse en morfos, sino arbitrariamente, y esto es lo que diferencia a los idiomas flexibles de los ligantes. Esto no es una diferencia en la estructura gramatical entre los lenguajes «flex» y «aglutinante», sino en la forma en que se representan las unidades gramaticales mínimas, ya sea fonológica o gráficamente.
Los polisintéticos (o incorporadores) son lenguajes que hacen un gran uso de los afijos y a menudo incorporan lo que otros lenguajes expresarían a través de nombres y adverbios a elementos que se parecen a los verbos. Los polisintéticos son el inuktitut (Irlanda) y algunas lenguas nativas americanas.
El lingüista Edward Sapir (1921) revisó la tipología morfológica del siglo XIX y dividió las propiedades morfológicas en dos parámetros independientes, llegando a tres tipos de idiomas en términos de número de morfemas: analítico (un morfema por palabra), sintético (un pequeño número). morfemas por palabras) y polisintéticos (una gran cantidad de morfemas, particularmente muchas raíces, por palabra) Distinguieron cuatro tipos en términos del cambio de morfemas: aislamiento (sin fijación), aglutinante (fijación simple), fusional (alteraciones morfofonémicas considerables) y simbólico (suplementario). Es, de hecho, un refinamiento de lo que se había hecho antes, lo que resulta en una tipología compleja de lenguajes que nos permite mostrar cómo expresan diferentes tipos de conceptos: «concreto», «derivado» y puramente relacional.
Clasificación morfológicas de las lenguas
Las lenguas monosilábicas representan la forma más básica y elemental del lenguaje hablado. No poseen prefijos, sufijos ni cualquier otro elemento que indique relación, lo que hace que el significado de cada palabra sea invariable.
En estas lenguas las palabras se componen de varios elementos, uno primario que expresa la idea principal, y el resto que representan ideas de relación. Pero en ningún caso las palabras que entran en la composición pierden su significado original, y tampoco sufren cambios en su forma, lo que hace fácil separarlas cuando se aglutinan.
En las lenguas de flexión también hay varios elementos como en estas lenguas, pero a diferencia de éstas, cuando los elementos se unen, algunos pierden totalmente su significado, otros lo modifican, y todos ellos sufren cambios morfológicos que hace muy difícil separar los elementos que la componen. Siempre uno de estos elementos es el principal o la raíz, mientras que el resto son elementos accesorios que se usan para expresar ideas de número, género o tiempo, entre otros.
Entonces, tenemos que las lenguas monosilábicas presentan palabras de una sóla sílaba con un significado que es único e invariable por palabra. Luego tenemos las aglutinantes, donde las palabras tienen varias sílabas y que representan además de una idea principal, ideas secundarias de acuerdo a la cantidad de elementos que estas aglutinan, sin perder cada elemento su propio significado ni su forma, pudiendo usarse tales elementos de igual manera solos que aglutinados.
Y por último, tenemos las lenguas de flexión, las cuales presentan palabras y elementos fusionados a tal grado que se convierten en un solo organismo; no se les puede separar sin que pierdan su significado.
Características de las lenguas aglutinantes
Para entender mejor lo estructura de las lenguas aglutinantes es preciso revisar algunos conceptos básicos del lenguaje:
Fonema: es la articulación mínima de un sonido ya sea éste vocálico o consonántico.
Monema: es la secuencia mínima o la transformación abstracta de un fonema, que al ser aplicado, causa un cambio de significado sistemático allí donde se aplica.
Lexema: denota la raíz o significado de la palabra. Es lo que da una idea comprensible de lo que la palabra transmite.
Afijos: corresponden a secuencias lingüísticas que se anteponen (prefijos), posponen (sufijos) o insertan (infijos) en un lexema para alterar su significado.
Pues bien, como ya hemos señalado antes, en estas lenguas las palabras tienen varias sílabas y representan además de una idea principal, ideas secundarias de acuerdo a la cantidad de elementos que estas aglutinan. Es decir, que en este tipo de lenguas las palabras se forman uniendo monemas independientes, lexemas y afijos, cada uno con un significado gramatical o referencial perfectamente definido.
Esto resulta en significados de palabras generalmente más fáciles de deducir si se comparan con los lenguajes de flexión, lo que permite modificaciones en la fonética o la ortografía de uno o más morfemas dentro de una palabra, generalmente acortando la palabra o proporcionando una pronunciación más fácil.
Un rasgo común en este tipo de lenguas es que tienden a tener una alta tasa de afijos o morfemas por palabra. También es de resaltar que son muy regulares, en particular con muy pocos verbos irregulares. Por ejemplo, los japoneses tienen muy pocos verbos irregulares: solo dos son significativamente irregulares. El coreano tiene solo diez formas irregulares de conjugación, excepto las conjugaciones pasivas y causales. Georgiano es una excepción; es muy aglutinante (con hasta ocho morfemas por palabra), pero tiene un número significativo de verbos irregulares con diversos grados de irregularidad.
Tipos de lenguas aglutinantes
En la actualidad existen países, regiones y razas que las utilizan tales como el guaraní, el japonés, el turco, el esperanto, el coreano, las lenguas urálicas, las lenguas quechua, el euskera, las lenguas dravídicas, el aimara, las lenguas chibchas, el náhuatl y el suajili, entre otros.
Un ejemplo de lengua aglutinante la encontramos en el idioma vasco, en el cual podemos construir una gran cantidad de variaciones utilizando como base una sola palabra como es el caso del vocablo “etxe” (casa):
etxe: casa
etxea: la casa
etxeak: las casas
etxeko: de la casa (que pertenece a la casa)
etxera: hacia la casa
etxerako: que va a la casa
etxetik: desde la casa
etxeraino: hasta la casa
Otro ejemplo, esta vez un poco más complejo, es el de la lengua aimara, que usa la forma “iskuylankañapkama” para decir “mientras él/ella esté en la escuela”, y la cual es posible segmentar en los morfemas “iskuyla-n(a)-ka-ña-p(a)-kama”, siendo:
iskuyla: escuela.
n(a): en.
ka: convierte en verbo lo que le antecede “iskuylan”.
ña: convierte el contenido anterior en un estado: “estar en la escuela”.
p(a): para denotar posesivo, tercera persona: su (en el ejemplo, de él o ella).
kama: es un morfema que agrupa, que puede traducirse como “mientras”.áLenguas aglutinantes. Clasificación morfológica de las lenguas. Características y tipos
exte en vasco e iskuyla en aimara), rodeado de varios elementos, cada uno con un significado individual, que modifican la raíz de la palabra, y cuyo significado no cambia ya sea que se usen con estas palabras o de forma individual.