El 26 de enero va a marcar la última meta volante en el Giro que ha emprendido el grupo italiano Enel para hacerse con Endesa y poner punto final al matrimonio de conveniencia que contrajo con Acciona hace dos años para controlar la elíéctrica.
Internamente, Enel, que ya tiene el 67% de Endesa, se ha dado esa fecha como plazo para lograr la financiación que le permita abordar la compra del 25% de la elíéctrica en manos de Acciona. Diversas entidades ya tienen con Enel compromisos de críédito que suman alrededor del 85% de la financiación necesaria.
Entre ellas, BBVA, con unos 1.600 millones; Santander, con 1.300 millones; y La Caixa, con otros 500 millones. Caja Madrid se ha comprometido tambiíén, aunque con cantidades inferiores. En la lista de bancos están tambiíén los grandes grupos italianos (Mediobanca, Unicredito, y San Paolo), y otras entidades como Royal Bank of Scotland (RBS). Aunque Enel y Acciona han mantenido una relación más o menos intensa en los últimos meses, intercambiando mensajes de divorcio de todo tipo por vías alternativas, Enel no ha hecho, hasta ahora, una propuesta formal de compra.
Acciona tampoco ha rechazado algo que, tíécnicamente, no ha existido. La oferta llegará a partir de la última semana de enero. Será entonces cuando realmente se empiecen a discutir los tíérminos del divorcio, para determinar si finalmente se lleva a cabo. Enel aspira a poder hacer una oferta atractiva, pero no a tirar la casa por la ventana. El grupo italiano aspira a comprar el 25% de Endesa respetando los precios que se marcaron en el contrato (11.000 millones, según los últimos cálculos de Acciona).
A Acciona le pesa la deuda por la compra de Endesa y por consolidar al grupo en sus cuentas
Con ese 25%, Enel alcanzará el 92% de Endesa. Pero el grupo italiano quiere despejar desde el principio la duda que puede surgir si, llegado a ese porcentaje, debe o no lanzar una opa por el 8% restante, que permanece como capital flotante en bolsa. Una condición de la oferta a Acciona será que, en el caso de que la autoridad bursátil (la CNMV) decidiera que tiene que haber opa, la transacción quedaría sin efecto.
Un 8% variopinto
Ese 8% de Endesa, en todo caso, es variopinto. Se calcula que sigue habiendo entre 200.000 y 300.000 minoritarios en Endesa. Muchos son inversores despistados o que no aparecen. Un 3% del capital está en manos de accionistas de este tipo. El gran problema pueden ser los fondos de inversión, o hedge funds que no acudieron a la opa de 2007, a la espera de poder cobrar dividendos y de que, en algún momento, hubiera una repesca, con una opa de exclusión.
Podrían movilizarse para alentar a que se lanzara una opa, que de seguir los tíérminos de la anterior (40,16 euros por acción) encarecería la operación a Enel en 3.000 millones. El grupo italiano ultima los preparativos para abordar sólo la compra del 25%, con una fórmula que combina subrogación de deuda, pago en efectivo, entrega de activos y pago de dividendos extra por Endesa.
Un primer esquema consiste en que de los 8.000 millones que Enel espera de financiación bancaria, 2.000 millones serán para subrogarse en príéstamos que Acciona tiene contraídos por la compra de Endesa. Otros 6.000 millones serán como pago en efectivo.
Algunos fondos han estado esperando que haya repesca tras no acudir a la opa de 2007
El resto, hasta los 11.000 millones del contrato, lo completarían activos renovables y dividendos extra de Endesa, en una proporción a determinar (a mayor valor de los activos, menos dividendo).
Es muy probable que Enel proponga que Acciona se quede con los activos de energías renovables de Endesa que ya están en funcionamiento, unos 2.300 megavatios brutos, en su mayor parte eólicos (1.650). Algunas estimaciones sitúan en 3.000 millones su valor, pero si es menor, se podría compensar con la entrega (total o parcial) del dividendo extra que tiene pendiente Endesa (4.000 millones por la venta de activos a E.ON).