Por ... Juan Josíé Hoyos
Dicen que al mismo tiempo es un camión, un tanque, un bunker rodante, un automóvil de lujo. Algunas revistas predicen que puede resistir el impacto de un meteorito. Su estructura es de aluminio, acero, titanio y cerámica, y sus puertas de 20 centímetros de espesor pesan tanto como las de un avión Boeing 757. Sus neumáticos fueron fabricados con acero y aluminio y están recubiertos con un polímero usado en los chalecos antibalas. Su chasis está reforzado con una placa de acero de 5 pulgadas. Su motor es un enorme diesel V8. El tanque de combustible porta una espuma que ahoga una explosión aun si es perforado con balas a corta distancia. Los cristales son blindados e invulnerables a proyectiles de armas pesadas. En su interior, hay metralletas, cohetes de gas y un equipo de primeros auxilios con una bolsa que contiene un litro de sangre para transfusiones de emergencia.
Es el Cadillac One, la limusina del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Como dice la General Motors, su fabricante, la imagen de un presidente saludando a las multitudes desde una limusina Cadillac es una tradición que se remonta a los primeros años de la historia del automóvil, cuando la usó el presidente Woodrow Wilson. Hoy continúa con las limusinas presidenciales que han salido de sus talleres desde el 2004 incorporando las últimas tecnologías de las industrias de defensa, electrónica y automotriz.
Aunque no es un campero, la gente en Colombia diría al verlo que es una "burbuja". Burbuja, según el diccionario de la Real Academia Española, es un habitáculo hermíético y aislado del exterior. Usando la misma palabra habló del auto un chofer de la CIA entrenado para su nuevo y duro oficio: ser el conductor del presidente. El Cadillac One es una limusina muy larga, de color negro, con algunas piezas grises. Por dentro es una oficina con computadores portátiles, banda ancha, telíéfonos satelitales con línea directa al Pentágono y la CIA, pantallas, botones y paneles de controles difíciles de imaginar. Cuando era senador, Obama iba a su trabajo al volante de un automóvil Chrysler. Durante su campaña, su escolta eligió un Ford Escape. A partir del 20 de enero, en su Cadillac, Obama será el pasajero más custodiado de su país, y el inquilino principal de la Casa Blanca, una mansión de 132 habitaciones, 45 baños y un montón de salas de trabajo y reuniones. Una enorme burbuja de concreto servida por 100 empleados.
En las entrevistas que ha concedido a la prensa despuíés de su elección, Obama ha lamentado tener que dejar su linda casa de Chicago, no poder salir más de compras los sábados, abstenerse de las cenas íntimas con su familia en Spiaggia, su restaurante favorito, y no poder volver adonde su peluquero. Sin embargo, su mayor congoja ha sido tener que desprenderse de su BlackBerry, un telíéfono celular que al mismo tiempo es un computador portátil. La causa: el presidente de Estados Unidos no puede enviar correos electrónicos; estos pueden ser interceptados fácilmente por hackers, que pueden ser muchachos traviesos o incluso agentes de inteligencia de gobiernos extranjeros, tal como quedó demostrado en la última campaña electoral; además, los documentos del presidente de EE. UU. son propiedad del Estado.
Obama, que es un adicto a esta clase de aparatos, dijo que iban a tener que arrebatarle su BlackBerry de las manos. "Estoy todavía en medio de una pelea sobre el tema" advirtió hace poco en una entrevista con el canal CNBC . "Creo que es importante no vivir en una burbuja, o sea que tienes que mantenerte abierto a la información exterior, sobre todo a las críticas". Tambiíén dijo que tenía la esperanza de poder tener un computador en alguna parte, así no sea en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
El presidente Obama ha prometido buscar fórmulas que lo mantengan con los pies en la tierra, para escuchar a la gente común y corriente, que fue la que lo eligió. Ojalá las encuentre. De lo contrario, la Casa Blanca puede convertirse para íél en una "gran cárcel blanca", como la llamó en sus años el presidente Harry Truman. Por ahora, para su alivio, Obama tiene en el Cadillac One un reproductor de discos compactos que se puede controlar desde el asiento de atrás. En íél podrá, al menos, como lo ha dicho en broma, escuchar sus canciones favoritas de Bob Dylan y de Stevie Wonder.
