* Los especialistas destacan la importancia de despedirse del fallecido
"El duelo es un proceso único e irrepetible", afirma Josíé íngel Arbesú, coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de SEMERGEN. No obstante, se han identificado una serie de componentes comunes.
Las personas suelen sufrir un impacto que dura más si el fallecimiento es imprevisto y se produce una desorganización, que suele acompañarse de desesperación. Tambiíén puede producirse una negación de lo sucedido, que daría paso a la depresión. Esta última es una fase más realista e indica que se está avanzando de manera adecuada.
La culpa suele aparecer en forma de pensamientos recurrentes u obsesivos, sobre todo si la persona no se ha podido despedir del fallecido (un suicidio o un accidente de tráfico). Los seres queridos puede desarrollar, además, ansiedad, provocada por la incertidumbre que supone enfrentarse a la vida sin esa persona.
Pasado algún tiempo, tambiíén puede aparecer ira que suele focalizarse en determinadas personas del entorno o incluso en los profesionales sanitarios involucrados en el cuidado del fallecido.
La aceptación de la muerte constituye la última etapa: la vida se retoma con normalidad. Sin embargo, este colofón no siempre se alcanza. El círculo del duelo queda abierto y por ese hueco se escapan múltiples efectos negativos que podrían requerir ayuda especializada.
"Del 5% de la población que cada año sufre la píérdida de un ser querido, la gran mayoría afronta un proceso de duelo normal que se resuelve con un luto", expone Miguel Roca, psiquiatra del Hospital Juan March (Palma de Mallorca).
La minoría que no logra afrontar correctamente esta muerte suele desarrollar una serie de síntomas patológicos: el tiempo de aceptación se alarga demasiado o se niega lo sucedido; no se retoma el ritmo de vida habitual; se sufren alucinaciones complejas; se acude al míédico por temor a padecer la enfermedad por la que murió el ser querido y se establecen conductas anormales (visitar el cementerio continuamente, no retirar los efectos personales del fallecido, etc.).
Factores que influyen en el tipo de duelo
El tipo de duelo viene marcado por los factores personales de cada uno pero tambiíén por el entorno familiar y social y las condiciones en las que ha tenido lugar el fallecimiento.
Según Miguel Roca, algunos rasgos de la personalidad pueden resultar determinantes en el desarrollo del denominado duelo patológico. Es el caso de "las personas introvertidas, con dificultades para expresar los sentimientos, tendencia a tener pensamientos obsesivos y problemas para establecer una red de apoyo social". Suelen ser sujetos que, además, tienen más riesgo de sufrir una depresión.
Los rasgos de este cara a cara con la muerte tambiíén varían bastante en función de las sociedades, marcadas por su cultura, religión, desarrollo... El doctor Julio Zarco opina que "las culturas orientales, por ejemplo, tienen más asumida la muerte. De hecho, para desdramatizar, se suele hablar sobre ello con los niños. En Occidente, prima mucho la cultura del hedonismo, de huida del dolor, y por eso lo llevan peor".