Por... KRISTEN V. BROWN
La startup de biotecnología Koniku desarrolló un dispositivo que detecta los olores del coronavirus que provoca la enfermedad COVID-19.
La fusión entre la biología y la tecnología informática es un campo en crecimiento
Una startup de biotecnología llamada Koniku está tratando de desarrollar robots que puedan detectar infecciones de COVID-19 más rápido que las pruebas convencionales.
La tecnología fusiona neuronas con un chip de silicio para crear un “cyborg olfativo” capaz de detectar olores que van desde explosivos hasta patógenos.
El primer ensayo clínico de Koniku comenzó hace tres semanas y examinará muestras de pacientes que realizaron la prueba de COVID-19 para comparar qué tan bien el robot olfativo detecta el virus en comparación con los métodos tradicionales. Pequeños ensayos internos ya han demostrado que puede detectar con precisión la presencia de influenza A.
“Nuestro objetivo es tener un dispositivo que combine la biología sintética con el silicio y mapee todos los olores de la vida humana a escala global”, dijo Oshiorenoya Agabi, director ejecutivo y cofundador de la compañía con sede en San Rafael, California. “Deberíamos tener un dispositivo en cada hogar de Estados Unidos para detectar enfermedades”.
Los patógenos producen compuestos orgánicos volátiles únicos, un tipo de huella dactilar, que son liberados por células enfermas. Estos olores característicos son las mismas pistas biológicas que permiten a los perros olfatear docenas de enfermedades. Finlandia puso a prueba la capacidad de los perros para detectar el COVID-19 en un ensayo en el aeropuerto de Helsinki el mes pasado.
Algunos investigadores han sugerido que usar perros podría ser más barato, más rápido e incluso potencialmente más efectivo en la detección de la enfermedad que los métodos que incluyen controles de temperatura, hisopos nasales y saliva. En julio, investigadores alemanes mostraron que los perros entrenados eran capaces de distinguir entre muestras de saliva de personas infectadas con el virus y aquellas no infectadas en más de 90 por ciento de los casos.
El dispositivo de Koniku, el Konikore, es un poco más pequeño que un frisbee y parece un platillo volador. Cuando las proteínas de su chip se unen a un aroma que está programado para detectar, las células amplifican y procesan esas señales con la ayuda del aprendizaje automático, y el dispositivo se enciende.
En una prueba de campo reciente en Alabama, pudo detectar explosivos mejor que los perros entrenados. La prueba fue realizada por funcionarios de cumplimiento de ley y el gigante aeroespacial Airbus, inversionista y socio de Koniku que ha estado trabajando para implementar la tecnología en los aeropuertos.
Koniku planea realizar pruebas de campo con Airbus en el aeropuerto de Changi en Singapur y luego en el aeropuerto internacional de San Francisco a finales de este año.
Cámara de olor
“Si un perro puede olerlo, nosotros también”, dijo Agabi, quien describe el Konikore como una “cámara olfativa”. Él considera que la tecnología podría ser útil mucho más allá de las bombas y las enfermedades. Por ejemplo, dijo, podría digitalizar el sabor de la comida, permitiendo la recreación sintética de cosas como el tocino.
La fusión que Koniku permite entre la biología y la tecnología informática, a menudo denominada “wetware”, es un campo en crecimiento. Entre los inversionistas de la compañía figuran SoftBank, Platform Capital, Halfcourt Ventures, el aeropuerto de Changi y la división de capital de riesgo de Airbus.
Koniku ha contratado a Treximo, una empresa de consultoría y gestión de proyectos de biotecnología, para realizar sus pruebas de SARS-CoV-2. Los ensayos de nuevos dispositivos suelen ser mucho más rápidos y menos intensivos que los de nuevos medicamentos. Treximo indicó que espera cerrar todos los pasos necesarios para solicitar una autorización de uso de emergencia con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en el primer trimestre de 2021.
“Sabemos que este dispositivo puede oler explosivos, pero ¿podemos hacer que detecte compuestos orgánicos en el aliento humano para decir si una persona tiene SARS-CoV-2 o no?”, dijo Michael Stomberg, director ejecutivo de Treximo. “Es un dispositivo que cambiará vidas si se demuestra que es válido”.
Los dispositivos saldrán a preventa para desarrolladores de hardware esta semana.
Una vez el COVID-19 salga del panorama, Agabi se imagina enfocado en otras enfermedades cuyo costo de prueba las aseguradoras podrían estar dispuestas a cubrir, como el cáncer de pulmón. En el futuro, en caso de tener éxito, podría usarse no solo en hogares, sino también para la detección masiva de enfermedades y patógenos en espacios públicos.
“La telesalud está creciendo”, dijo Agabi. “Nuestro objetivo no es otra aplicación de Zoom, sino acercar la tecnología a las personas para poder detectar enfermedades en tiempo real”.