El grupo activa el mayor programa empresarial de ajuste comunicado hasta ahora en España. Supone reducir un 10% el presupuesto anual e incluye la congelación salarial a directivos.
Repsol, el primer grupo petroquímico español por activos con 50.000 millones, ha decidido plantar cara a la crisis que vive la economía internacional, y en especial la española, con un ambicioso plan de choque para ajustar su presupuesto a la actual coyuntura.
En líneas generales, el plan contempla una revisión de todas y cada una de las partidas de costes destinado a lograr ahorros de hasta 1.500 millones de euros en 2009 e incluye medidas novedosas, como la congelación salarial a todos los directivos.
Repsol se convierte así en la compañía española con el plan de ajuste más ambicioso, perfectamente cuantificado, ante las actuales circunstancias económicas. Hasta ahora, otras grandes empresas, incluida la propia Repsol, habían lanzado mensajes generalistas sobre una revisión de sus planes de expansión o inversiones, pero sin llegar a medir exactamente el impacto. Otras compañías han anunciado planes de reestructuración concretos, pero sin llegar a las cifras de la petrolera. La semana pasada, Iberia anunció un programa de 480 millones.
Por carta
El plan de Repsol se inició oficialmente el pasado viernes, cuando Antonio Brufau, presidente del grupo, remitió una clara y contundente misiva al equipo directivo de la compañía para explicar que el presente año se presenta “complejo y lleno de desafíosâ€. A juicio de Brufau, “nos encontramos ante un escenario global de crisis extremadamente extendida y profunda, que nos obliga, como gestores y empleados de una gran empresa, a concienciarnos de las actuales dificultades del entorno y a fijarnos nuevas metas de mayor exigencia y responsabilidadâ€.
Por todo ello, y siempre dentro del cumplimiento del plan estratíégico 2008-2012, Brufau invita a “una revisión ajustada y realista de nuestros presupuestos y su mayor adecuación a las nuevas condiciones del mercadoâ€. En la carta, el directivo da cuenta de las actuaciones que se van a implantar. Entre ellas, la de “congelar la retribución de este año a todos los directivos de la compañíaâ€. Repsol cuenta con cerca de 300 profesionales en esa categoría laboral.
Dentro del plan de choque, esa medida representa una mínima porción. Pero la decisión es importante por lo que implica en tíérminos de mensaje interno y por su novedad en el contexto actual de las grandes empresas españolas.
Este tipo de iniciativas ejemplarizantes de ajuste salarial para directivos se ha dado poco hasta ahora (al menos públicamente), o se ha limitado a algunos nombres concretos (caso de Ana Patricia Botín, presidente de Banesto). La columna vertebral del plan, en todo caso, pasa por la creación de lo que se ha bautizado como nueva Oficina de seguimiento de gastos e inversiones, que, según explica Brufau, “tendrá como misión identificar y realizar el seguimiento de diversas iniciativas de reducción de inversión y gastos, así como reforzar y promover su aplicaciónâ€.
La oficina recibirá todo tipo de propuestas para reducir costes. Todo es revisable. Desde los contratos con proveedores, hasta la racionalización de gastos institucionales. El propio Brufau da algunas ideas de por dónde se puede empezar a recortar. Además de la congelación salarial a directivos, el directivo indica que “todos nosotros debemos realizar un intenso trabajo de revisión de todas las compras y contrataciones de Repsolâ€. En tíérminos porcentuales, el programa de ajuste de 1.500 millones puede llegar a representar casi un 10% de “los gastos gestionables e inversiones†inicialmente programados, valorados en torno a los 16.000 millones para el conjunto de 2009.
Los mismos objetivos
En febrero de 2008, en una coyuntura económica distinta, Repsol dio a conocer su nuevo plan estratíégico 2008-2012, que contemplaba, entre otros aspectos, multiplicar el beneficio neto por 2,8 en cinco años e invertir 32.800 millones en ese periodo.
Esa cifra suponía un ritmo de inversión anual de más de 6.000 millones de media. Es decir, más de un tercio de lo que suponía el presupuesto anual original del grupo para 2009. La línea maestra del plan estratíégico era simple: rentabilizar hasta el último euro, para maximizar el retorno al accionista. Con el nuevo programa de ahorro, las líneas maestras del plan 2008-2012 no se cambian. Al contrario, serán aún más severas. Algunas inversiones se pueden cancelar si no cumplen criterios aún más estrictos de rentabilidad, siguiendo lo que, en su misiva, Brufau define como un nuevo “rigor presupuestario, disciplina financiera y prudenciaâ€.
Austeridad
Programa concreto. Algunas empresas han cogido el toro por los cuernos y han decidido hacer frente a la crisis con programas de ajuste de costes concretos. Es el caso de Iberia, con un plan valorado en 480 millones, y de Repsol, que supera esa cifra y llega a los 1.500 millones.
Sistema organizado. La columna vertebral del plan de austeridad de la petroquímica pivota en la creación de una oficina específica de seguimiento de los ahorros de costes, que controlará las iniciativas y las pondrá en práctica.
Renegociación. Excepto gastos fijos, o para servicios difícilmente prescindibles, todo es revisable. Sobre todo, los contratos de compras y contratación. Habrá actividades que se puedan suprimir y otras que se puedan sustituir por servicios más baratos.
Ejemplo a seguir. Para reforzar el mensaje de austeridad, Repsol empieza por dar ejemplo. El plan contempla como primera medida la congelación salarial a los directivos, una categoría laboral en la que se encuentran algo menos de trescientos profesionales de la plantilla, que suma en torno a 37.000 empleados.
Euro a euro
El plan de austeridad lanzado por Repsol prácticamente no va a dejar nada por revisar, a excepción de los costes fijos de la compañía, difícilmente movibles. Cualquier partida donde se pueda ahorrar un euro se revisará.