En abril del año pasado, Hugo Chávez justificó la decisión de mantener de forma indefinida la restricción a la compra de divisas argumentando que “no le podemos permitir a la oligarquía que se siga llevando todos los dólares del puebloâ€.
Paradójicamente, las barreras que ha colocado apuntan a que sólo los más pudientes tienen acceso a las divisas para viajes.
Para utilizar la asignación anual para viajes al exterior y compras por Internet, los venezolanos necesitan una tarjeta de críédito, filtro que de entrada excluye a menores de edad, ancianos y personas de ingresos medios, considerados como de alto riesgo por los bancos.
Por un tiempo, ancianos que desean viajar a otros países para reunirse con sus familiares o menores de edad que necesitan salir del país optaron por depositarle al banco anticipadamente el monto a consumir con la tarjeta.
Pero Cadivi, el organismo que distribuye las divisas, eliminó esta modalidad en 2007, de tal forma que sólo les queda la opción de acudir al mercado paralelo, donde el dólar tiene un precio muy superior.
El acceso a las divisas tambiíén comienza a disminuir por la reducción del cupo. Presionado por la caída del ingreso petrolero el Gobierno recortó la asignación anual para viajes al exterior desde 5 mil hasta 2 mil 500 dólares y en 2007, el monto para compras por Internet bajó desde 3 mil hasta 400 dólares.
El Gobierno colocó un nuevo obstáculo que obliga a contar con una tarjeta de críédito dorada si se quiere utilizar todo el cupo para viajes.
Ha sido práctica común que, por ejemplo, quien tiene una tarjeta de críédito con la que puede gastar hasta un máximo de 3 mil bolívares fuertes, que equivalen a 1 mil 395 dólares y, desea utilizar el cupo de 2 mil 500, le deposita al banco por adelantado la diferencia.
No obstante, Cadivi emitió una resolución el 20 de enero de este año donde impide esta posibilidad. Es decir, si alguien posee una tarjeta de críédito que tiene un límite de consumo equivalente a 1.500 dólares sólo podrá disponer de esta cantidad para viajar.
De acuerdo con la Alianza Nacional de Usuarios (Anauco), sólo 400 mil venezolanos que tienen una tarjeta de críédito dorada podrán utilizar los 2 mil 500 dólares anuales para viajes.
Obligados a perder
Sumergidos en una economía donde el incesante aumento de los precios devora el poder adquisitivo del dinero, los venezolanos no tienen más opción que resignarse, ya que la compra de moneda dura como dólares o euros con el fin de ahorrar está terminantemente prohibida.
En 2008, las tasas de interíés para las cuentas de ahorro, controladas por el Banco Central de Venezuela, se ubicaron en 15% mientras que la inflación acumuló un salto de 31%.
En el caso de las colocaciones a plazo, las tasas de interíés son de tan solo 17%, una magnitud que tampoco compensa la inflación, de tal forma que quien deja sus ahorros en la banca pierde poder adquisitivo mes a mes.
Como una manera de proteger el dinero surgió la compra de automóviles, pero entonces el Ejecutivo controló la importación de vehículos y generó una fuerte escasez en el mercado.
En 2009, ante el declive de los petrodólares, la administración de Hugo Chávez podría verse obligada a devaluar el tipo de cambio oficial, que permanece en 2,15 bolívares por dólar desde febrero de 2005.
Este paso aumentaría la magnitud de las píérdidas para los depositantes.