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Autor Tema: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS  (Leído 3930 veces)

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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #15 en: Febrero 06, 2009, 08:40:26 pm »
Un mensaje en el jarrón con cabeza de lechuza

"Cuando en 1873 hice las excavaciones en Troya relató Heinrich Schliemann en uno de sus escritos y descubrí­ en la segunda ciudad el famoso "tesoro de Prí­amo", encontríé en íél un hermoso jarrón con cabeza de lechuza y de gran tamaño. Dentro se hallaban algunas piezas de alfarerí­a, imágenes pequeñas de metal y objetos de hueso fosilizado. Algunos de estos objetos y el jarrón de bronce tení­an grabada una frase en caracteres jeroglí­ficos fenicios, que decí­a: "Del rey Cronos de La Atlántida".

"El que esto lea prosigue el escrito de Schliemann podrá imaginar mi emoción. Era la primera evidencia material de que existí­a el gran continente cuyas leyendas han perdurado por todo el mundo. Guardíé en secreto este objeto, ansioso de hacerlo la base de investigaciones que creí­a serí­an de mayor importancia que el descubrimiento de cien Troyas. Pero debí­a terminar primero el trabajo que habí­a emprendido, pues tení­a la confianza de hallar otros objetos que procedieran directamente del perdido continente. Fui recompensado por mi fe, como puede verse en el documento marcado con la letra B."


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #16 en: Febrero 06, 2009, 08:43:37 pm »
Los jarrones atlantes de Schliemann

"En 1883, encontríé en el Louvre una colección de objetos desenterrados en Tiahuanaco; y entre ellos descubrí­ piezas de alfarerí­a exactamente de la misma forma y material, y objetos de hueso fosilizado idíénticos a los que yo habí­a encontrado en el jarrón de bronce del Tesoro de Priamo.

"Está fuera del rango de las coincidencias continuamos el escrito de Schliemann que dos artistas hicieran dos jarrones, y sólo menciono uno de los objetos exactamente iguales, del mismo tamaño y con las curiosas cabezas de lechuza colocadas en idíéntica forma.


"Conseguí­ algunos de estos objetos de Tiahuanaco y los sometí­ a análisis quí­micos microscópicos. Estos demostraron, concluyentemente, que los jarrones americanos, al igual que los troyanos, habí­an sido hechos con la misma arcilla peculiar; y supe más tarde que esta arcilla no existe ni en la antigua Fenicia ni en Amíérica. Analicíé los objetos de metal, y íéste no se parecí­a a ninguno de los que habí­a visto. El análisis quí­mico demostró que estaba hecho de platino, aluminio y cobre: una combinación que nunca se habí­a encontrado en los restos de las antiguas ciudades. Los objetos no son fenicios, micíénicos ni americanos. La conclusión es que llegaron a ambos lugares desde un centro común. La inscripción grabada en mis diálogos indicaba ese centro: ¡La Atlántida!

"Una inscripción que desenterríé cerca de la Puerta de los Leones, en Micenas, dice que Misor, de quien descendí­an los egipcios, era el hijo de Thot, y que Taavi era el hijo emigrado de un sacerdote de la Atlántida, quien habiíéndose enamorado de la hija de Cronos, escapó y desembarcó en Egipto tras muchas aventuras, construyó el primer templo de Sais y enseñó la sabidurí­a de su tierra. Toda esta inscripción es muy importante y la he mantenido en secreto".

Al romper el doctor Paul Schliemann uno de los enigmáticos jarrones, encontró en su interior otra de las monedas de esa extraña aleación, en la cual estaban grabadas, en fenicio antiguo, las siguientes palabras: EMITIDO EN EL TEMPLO DE LAS PAREDES TRANSPARENTES".


Siguiendo las indicaciones de mi abuelo, resume Paul Schliemann sus investigaciones , he trabajado durante seis años en Egipto, ífrica y Amíérica, donde he comprobado la existencia de la Atlántida. He descubierto este gran continente y el hecho de que de íél surgieron, sin duda, todas las civilizaciones de los tiempos prehistóricos".

Tal vez haya que tachar de pretencioso a Paul Schliemann. En cualquier caso, en este punto del relato las noticias sobre sus descubrimientos se pierden; y con ellas, una vez más, las esperanzas de encontrar, por fin, la añorada Atlántida.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #17 en: Febrero 06, 2009, 08:47:54 pm »
El Estado español buscó la Atlántida

Existe un curioso e interesantí­simo documento, un libro titulado "Acción de España en ífrica", avalado por el prestigio y seriedad del Estado Mayor, que reconoce extensas aportaciones geológicas acerca del continente perdido.

Perteneció al Teniente General y jefe del Estado Mayor, Sánchez de Ocaña. Se trata de uno de los cuatro únicos ejemplares de que constó la edición, lo cual hace suponer que su contenido fue considerado prácticamente secreto, todos destinados exclusivamente a altos mandos del Ejíército español. En sus páginas, basándose en concomitancias de la fauna, la flora y la geologí­a entre España y Marruecos, se admite la existencia de la Atlántida.

La hija de Sánchez Ocaña nos ha permitido extraer de íél algunos datos, muy reveladores, hasta ahora iníéditos. El volumen, encuadernado con primor en piel de Rusia, fue impreso en 1935, en los talleres del Ministerio de la Guerra, y su realización corrió a cargo de la Comisión Histórica de las Campañas de Marruecos.

Especialmente interesante es el capí­tulo primero, que trata de la Pení­nsula y el norte de ífrica en la Era Terciaria y de las comunicaciones entre el Mediterráneo y el Atlántico.

La deducción de los autores es que España formaba parte de un continente terciario unido a ífrica por el istmo que hoy ocupa el estrecho de Gibraltar, encerrando una vasta cuenca, la del actual Mediterráneo, que, prolongándose hacia el noroeste, según muchos geólogos por territorios ahora sumergidos, llegaba a unirse con Amíérica del Norte. Avalan esta sorprendente conclusión las huellas que sobre la superficie de España y Marruecos dejaron dos importantes estrechos: el norbíético, abierto en los tiempos eocenos por el actual valle del Guadalquivir, que establecí­a una comunicación entre ambos mares más amplia que la posterior de Gibraltar, y el sur Rifeño, por las cuencas de Sebú y sus afluentes, el Varga, el Inaven y el Muluya inferior.

En el capí­tulo titulado "Hundimiento del istmo entre Europa y ífrica: La cuestión de la Atlántida" se informa más ampliamente sobre el continente perdido, explicando que, unidas todaví­a las cadenas montañosas Bíética y Rifeña, al fin del Plioceno de la Era Terciaria según los geólogos , violentas conmociones sí­smicas provocaron el hundimiento del istmo montañoso que las uní­a, separando los continentes y dejando abierta una nueva comunicación entre los dos mares. "Supónese leemos en el libro por muchos geólogos que a consecuencia del mismo cataclismo desapareció tambiíén una gran isla o continente conocido con el nombre de la Atlántida."

En el mismo capí­tulo se incluyen referencias más o menos veladas a la Atlántida, debidas a diversos autores antiguos, y se cita como "de cierto interíés" al escritor griego Marulo, quien, hablando de las Siete Islas (Canarias), afirma que sus habitantes conservan el recuerdo de otra mayor, la Atlántida, cuyo dominio se habí­a extendido mucho por las tierras del ocíéano Atlántico. Y citan tambiíén a Theopompo, contemporáneo de Platón, quien refiere que diez millones de hombres, habitantes de un inmenso continente situado más allá del Atlántico, vinieron a Europa y se extendieron por las comarcas que ocupan las razas cíélticas. Por último, se informa tambiíén en el mismo capí­tulo de "Acción de España en ífrica" que, al parecer, ciertas leyendas haitianas y mexicanas recuerdan un cataclismo similar al hundimiento de la Atlántida.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #18 en: Febrero 06, 2009, 08:48:56 pm »
Entre el Viejo y el Nuevo Mundo

Se menciona tambiíén en el informe redactado por el Estado Mayor del Ejíército español que algunos datos de los incluidos en íél no concuerdan con los que proporcionó Plat6n.

Y, centrando la atención de manera concreta en el Nuevo Mundo, se recoge el hecho de que doce caribes refirieron a los españoles, en los tiempos de la Ocupación, que todas las Antillas habí­an formado en íépocas remotas otro conti¬nente, pero que fueron súbitamente separadas por la acción de las aguas. El recuerdo de este cata¬clismo perduró entre los aborí­genes de Amíérica Central y el Norte hasta Canadá.

Siguiendo con las relaciones establecidas entre las tierras a ambos lados del Atlántico, el informe relata cómo, en 1898, durante la explora¬ción de la meseta de las Azores, intentando reco¬ger un cable roto con unas grapas, íéstas se engan¬chaban en rocas de puntas muy duras y se rompí­an o torcí­an. Entre las grapas se hallaban pequeñas esquirlas minerales que presentaban el aspecto de haberse roto recientemente. Todas, según Termier, pertenecí­an al mismo tipo de roca, una lava vidriosa llamada "traquitas" de composi¬ción similar a los basaltos, pero cuyo estado vidrioso sólo puede producirse al aire libre. El mismo Termier deduce que, a unos 900 kilómetros de las Azores, la tierra que constituye el fondo del Atlántico fue convertida en lava cuando se encon¬traba todaví­a sumergida, derrumbándose hasta los 3.000 metros, donde hoy se encuentra.

Las rudas asperezas y aristas vivas de las rocas demuestran que el hundimiento fue muy rápido, pues, en caso contrario, la erosión atmosfíérica y la abrasión marina habrí­an nivelado las desigualda¬des de la superficie.

No es posible, por su extensión, insistir en los interesantí­simos datos geológicos que recoge el valioso informe; pero resulta obligado reproducir textualmente la opinión del ilustre profesor Hernández Pacheco: "La presencia de conglomerados y depósitos cuaternarios que en las costas de Cádiz estudió Macpherson, y otros descubrimientos posteriores, hacen pensar en la posibilidad de que en íépocas recientes, ya humanas, puedan haberse realizado intensos fenómenos tectónicos en el litoral, con sumersión de antiguas tierras emergidas. La vieja leyenda de la Atlántida se vuelve a presentar ante el espí­ritu con todo el obsesionante y misterioso enigma que la rodea."