Desempleados de Cantabria, Galicia y Castilla y León se han convertido, desde hace tres meses, en usuarios fijos del Albergue Covadonga.
La pobreza ha cambiado de cara en Gijón. Desde hace tres meses, desempleados procedentes de otras comunidades autónomas, especialmente de las limítrofes al Principado, han desbancado en los dispositivos de asistencia social de la ciudad a sus, hasta el momento, usuarios habituales: inmigrantes sin papeles, indigentes o transeúntes de paso. Tanta ha sido la afluencia de personas sin trabajo a la ciudad que, en algunos momentos, la demanda ha llegado a desbordar la oferta, centrada en los 78 alojamientos nocturnos y dos comedores que ofrecen la Cocina Económica y el Albergue Covadonga.