Cárpatos -
Según los cronistas, un buen día el rey Felipe II recibió en sus aposentos en audiencia a dos mensajeros que enviaba un importante noble que tenía una petición que hacer al rey. Uno de ellos empezó a contar un larguísimo discurso para hacer su petición, además era realmente pesado. Mientras, el otro enviado permanecía en silencio absoluto.
Hablaba y hablaba y según parece terminó el discurso al cabo de una hora y media, sin que el rey se quejara pues le unía una buena relación con aquel noble. Cuando el mensajero finalizó Felipe II estaba agotado y preguntó si habían terminado ya con la exposición. Entonces el que había permanecido en silencio dijo:
Sí, majestad, quería advertirle que nuestro señor nos ha advertido que si usted no tiene a bien concederle la gracia que le solicitamos tenga yo a bien repetirle todo el discurso del otro enviado más una serie de aclaraciones adicionales. Cuentan que el rey, realmente asustado por aquel comentario, accedió a gran velocidad a conceder la gracia que le solicitaban.
Los inversores, cual Felipe II, asisten todos los días a la misma historia, siempre el mismo tostón cuando miran el gráfico anterior del futuro del S&P 500. Las semanas pasan y seguimos atrapados en un impresionante movimiento lateral. Un día, al alza, al otro abajo, pero siempre dando vueltas por el mismo lado. No nos queda otra, que como en la aníécdota, esperar pacientemente que el otro mensajero, el que está en silencio, cualquier día de estos hable y diga por fin lo importante, el ultimátum de si nos vamos arriba o abajo. De momento sigue hablando el mensajero pesado. La píérdida de ese peligroso suelo del movimiento lateral en 800 sería una muy mala noticia para las Bolsas mundiales. Por arriba hay desgraciadamente demasiadas resistencias por romper como para salir del movimiento lateral en esa dirección.
Todas las veces en que se ha llegado al soporte mayor de 800, ha aparecido oportunamente algún rumor, o algún plan de rescate, pues todo el mundo tiene muy claro, incluida la Fed que como caiga, queda un tramo a la baja severo y duro. El jueves, justo encima de soportes, se decía que el gobierno de EE UU preparaba un plan para ayudar a las familias en apuros para pagar las hipotecas.
Quien más o quien menos, entre las manos fuertes, ya ha quedado pillado apostando en posición corta a que esa vez sí que caía el soporte, por lo que el nivel 800 está alcanzando la categoría de obsesión. Cada vez hay menos manos fuertes dispuestas a jugársela hacia abajo como no caiga.
Y en cuanto sube, el fenómeno sucede al revíés. Es una gran tentación ponerse a vender, sabiendo que lo normal es que tarde o temprano se vaya a probar el soporte y, pase o no pase, se pueden obtener beneficios suculentos.
En definitiva, la dinámica típica de los laterales, un autíéntico círculo vicioso. La situación macro sigue de mal en peor y lo más importante es que se ve claro que la confianza de los grandes operadores en los sucesivos planes de rescate es muy baja, y eso es un mal asunto. La visibilidad en el medio plazo sigue siendo nula.