La mejor cartera para protegerse de la tormenta bursátil
Tania Juanes en Cinco Días
El derrumbe de activos y mercados, que no encuentran fondo en sus caídas, y la grave crisis económica para la que no se vislumbra claramente la salida han empujado el sentimiento de los inversores a la frontera del pánico. A esas incertidumbres se une el temor de verse atrapado en productos fraudulentos, totalmente opacos o con falta de liquidez como ha ocurrido a miles de ahorradores en los últimos meses. Con este panorama, los gestores, ya sean de banca privada, banca personal o de una oficina de una caja de ahorros, se enfrentan cada día a los interrogantes que les plantean sus clientes, que priorizan la preservación de su patrimonio. El nerviosismo no está en el punto álgido alcanzado tras la quiebra de Lehman Brothers, pero tampoco ha descendido sustancialmente.
Sin embargo, y con toda la cautela que se demanda, los expertos creen posible crear carteras diversificadas para abordar lo que se presenta como una larga travesía del desierto. Aunque se pueden establecer varias referencias, si el patrimonio a invertir es de unos 100.000 euros y el perfil del inversor es conservador, la opinión de los gestores arroja un resultado que intenta reducir la exposición al riesgo.
A liquidez, depósitos, letras y fondos monetarios, se recomienda de media destinar el 25% del patrimonio. A renta fija pública el 14%, y a renta fija privada el 21%. Baja el peso de la renta variable en la cartera de consenso respecto a hace dos o más años, con un mayor porcentaje para EE UU y otras áreas que las de la zona euro: 15% frente a un 11%. A otras inversiones, apartado en el que aparecen fondos de fondos de gestión alternativa, apuesta por divisas o commodities, se aconseja asignar el 14% restante del capital.
í‰ste es el perfil sucinto de una cartera recomendada media a partir de los consejos, obviamente más detallados, de los asesores. í‰stos advierten que no todo vale, ni siquiera en los productos más conservadores, y que hay que estar atentos a los detalles. Respecto a la unánime apuesta por la liquidez, los expertos destacan que, además de aportar seguridad, permite atrapar oportunidades. 'Ante la volatilidad que persiste mantendríamos un 20% en liquidez para aprovechar corecciones puntuales que se pueden dar en las Bolsas y en valores concretos', señalan en el equipo de gestión de GVC Gaesco. Damián Querol, director de análisis de Banco Gallego, indica que la liquidez -que íél aconseja mantener a travíés de depósitos, repos y fondos monetarios de carácter conservador- aporta además estabilidad a las carteras.
Las puntualizaciones sobre cómo abordar las inversión en renta fija, tanto privada como pública, son numerosas; y, aunque se detectan más divergencias, casi todos los expertos se decantan preferentemente por la deuda de empresas. 'Vemos más valor en bonos corporativos que en gubernamentales. El mercado está descontado tasas de default ( riesgo de impago) muy superiores a las medias históricas', manifiesta Rafael Soldevilla, director de A&G.
Desde Atlas Capital se descarta la entrada en deuda pública. 'Es posible que ya haya cumplido su papel en esta crisis'. Por el contrario, destacan que en deuda corporativa se abren oportunidades en tíérminos calidad-riesgo. 'Nos gustan, fundamentalmente, tres activos: los de alta calidad, de elevado rendimiento y los bonos convertibles, aunque estos últimos puedan ser volátiles', subrayan.
Los analistas de GVC Gaesco destacan que incluirían en la cartera bonos corporativos con una duración corta, de dos años, ya que 'permiten reducir el riesgo ante un cambio de las políticas de los tipos de interíés o un incremento de la pendiente de la curva de los tipos'. Sin embargo, desde Urquijo se estima que la deuda pública seguirá actuando como refugio, y ven la corporativa como un buen sustituto de la renta variable, siempre que se elijan compañías de primera línea y situación financiera saneada.
¿Y quíé se espera de la Bolsa? El recelo no ha concluido y, de hecho, ningún analista se atreve a afirmar que los principales índices bursátiles hayan encontrado el suelo. Pero matizan que este sentimiento negativo se va diluyendo conforme aumenta el horizonte del inversor. Así, Alberto Espelosín, de Ibercaja, considera que la Bolsa es el activo que mejor se va a comportar en un plazo de tres años, plazo al que fija su cartera recomendada.
En esta línea, los expertos de Gaesco GVC justifican que la renta variable sea el activo que más pondera en su cartera, con un 50%, porque creen que es el que cuenta con mayor potencial de revalorización. Concluyen que ahora no se puede saber cuándo las Bolsas cambiarán de comportamiento, pero que muchas empresas cotizan con un elevado descuento respecto a sus valores fundamentales.
Tambiíén el equipo de Atlas Capital cree que a los actuales precios la renta variable aporta oportunidades de inversión. Pero apuntan que en una etapa tan conflictiva como la actual no siempre es recomendable entrar en las Bolsas con unas mayores posibilidades teóricas de revalorización, como son ahora las emergentes, y que puede ser mejores las opciones más conservadoras, como Estados Unidos y Europa.
Cautela y diversificación son los principales mensajes que lanzan los expertos. Y si es posible que las inversiones se planteen con un horizonte largo -mejor dos o tres años-, aunque introduciendo correcciones con la base de la liquidez. El plazo es tan importante que el equipo de Consulnor fija dos carteras muy diferentes en función del plazo. Para un inversor conservador y para un periodo de cinco años se aconseja tener un 40% en activos monetarios, un 40% en bonos y un 20% de renta variable. Si el horizonte se reduce a seis meses, el activo monetario pondera un 80%, los bonos el 13% y la renta variable un 7%. La aversión al riesgo no impide dar paso a otros activos. Lloyds descarta el inmobiliario, pero se aconseja que un 10% de la cartera se posicione en petróleo.