Guía para escoger bien las acciones preferentes
Publicado en Expansión por M. Martínez
BBVA, Sabadell, Popular y Santander han anunciado en los últimos dos meses emisiones de participaciones preferentes por al menos 3.100 millones de euros.
A excepción de Santander, que se servirá de estos productos para compensar a los clientes del banco afectados por el fraude de Madoff y la quiebra de Lehman Brothers, todas las entidades han dirigido sus emisiones a los pequeños ahorradores.
Estas operaciones favorecen la recapitalización de las entidades, ya que mejoran su ratio de solvencia Tier 1 (capital y reservas más preferentes sobre activos ponderados por riesgo). El fortalecimiento se realiza, además, a bajo coste: si la banca hubiera acudido a captar recursos a los mercados mayoristas, afectados todavía por fuertes tensiones, habría tenido que pagar mayores precios.
Las motivaciones del sector financiero están claras, pero el atractivo que estos activos presentan para el pequeño inversor no es tan nítido. La CNMV, de hecho, ha advertido esta semana sobre las pautas que deben regir estas operaciones para evitar que ofrezcan condiciones desventajosas a los ahorradores.
Hay participaciones preferentes emitidas hace diez años que todavía no han sido amortizadas
El saldo [entre los aspectos positivos y negativos de las participaciones preferentes] es cuando menos cuestionable, dice Marián Fernández, directora de estrategia de Inversis. Son válidas como inversión alternativa, pero no aconsejaríamos empezar a construir una cartera con ellas, indica Alberto Matellán, director de estrategia y macroeconomía de Inverseguros.
Una de las desventajas de estos activos, a caballo entre la renta fija y variable, es que en caso de quiebra del emisor, los propietarios de las preferentes se sitúan en los últimos puestos en el orden de prelación de cobro, por detrás de los tenedores de deuda senior y subordinada. Por otra parte, la retribución fija que ofrecen está condicionada a la obtención de beneficios.
No es el caso, a corto plazo, de las recientes emisiones de los bancos españoles. Su solvencia no está en tela de juicio y tampoco está en mente de nadie que sus resultados se deterioren próximamente hasta el punto de mostrar números rojos, dice Fernández.
Por el contrario, lo que sí suscita cautela es su carácter perpetuo. El banco emisor suele reservarse el derecho a amortizar estos activos a partir del quinto año, pero no siempre sucede así. Sabadell, Popular y BBVA, por ejemplo, aún no han amortizado participaciones preferentes que lanzaron entre 1999 y 2002.
Cuando un inversor quiere vender sus activos, los bancos facilitan la búsqueda de un comprador
Sin control
El ahorrador, por tanto, no tiene un control real sobre el horizonte temporal de su inversión y queda al arbitrio de lo que el emisor quiera hacer, recuerda la experta de Inversis. Esto significa que si tuviera que deshacer su posición antes del vencimiento, debería acudir al mercado secundario, marcado por su iliquidez, es decir, por la dificultad para cerrar operaciones de compra y venta a precios interesantes.
Las preferentes son arriesgadas, sobre todo por su escasa liquidez, indica Matellán.
En el mercado secundario, el inversor podría verse obligado a vender las participaciones a un precio inferior al que pagó por ellas. Las preferentes que BBVA emitió en enero, las únicas de las recientemente lanzadas que han empezado a negociarse, apenas han registrado oscilaciones desde que fueron admitidas a cotización.
Ayer, su precio se situó un 0,91% por encima de su valor de emisión. Otras operaciones tambiíén dan muestra de esta carencia de liquidez (ver gráfico). Preferentes de Popular colocadas en 2000 cotizan hoy tan sólo un 0,42% más altas que entonces. Es el mismo precio al que se cambian en mercado participaciones de La Caixa emitidas en 1999.
En la práctica, la falta de liquidez no sólo perjudica las operaciones de venta, sino tambiíén las de compra. En vez de acudir directamente a la colocación de un banco, el inversor podría intentar comprar en el mercado estos activos a un precio más bajo. Pero esta operativa no sería fácil ni barata. Es un mercado muy poco profundo. Habría que buscar vendedores a travíés de intermediarios. Además, se mueven volúmenes muy altos. A veces, órdenes de más de 50.000 euros ni se consideran, dice un experto.
La propia banca, consciente de este hándicap, suele suscribir contratos de liquidez con terceras entidades para facilitar las transacciones. A su vez, los bancos tambiíén reconocen que, cuando un inversor quiere desprenderse de las preferentes, ellos mismos intentan encontrar compradores. Siempre que hemos recibido una oferta, hemos buscado a quíé cliente del banco le podría encajar. Es algo parecido a un segundo mercado, explican en una entidad.
Si no se encontrara un comprador, el banco no podría adquirir las preferentes, porque pasarían a su autocartera y no podrían computarse como recursos propios.
Motivos del íéxito
Teniendo en cuenta la complejidad de este producto, los expertos tienen claro los motivos del íéxito de estas colocaciones. Son bancos solventes y con unas redes comerciales muy potentes, dicen en una firma. BBVA colocó su emisión de 1.000 millones de euros en una semana y Sabadell cerró en un día su colocación de 300 millones, que finalmente se amplió a 500 millones ante la positiva acogida de los minoristas. La red de Popular trabaja actualmente en la venta de preferentes por un importe que oscila entre 300 y 600 millones.
Los analistas tambiíén aluden al tirón que tiene entre los pequeños ahorradores la atractiva rentabilidad que ofrecen estos productos durante los primeros ejercicios.
El tipo de interíés que recibirán durante los dos primeros años quienes hayan adquirido las preferentes de BBVA, Sabadell y Popular iguala o supera el 6,5% (ver cuadro). Sin embargo, los analistas aconsejan mirar más allá. Aunque las emisiones contemplan un mínimo de rentabilidad, la retribución futura que obtendrá el inversor está referenciada a un tipo de interíés de mercado (en este caso, euribor). Existe el riesgo de que íéste evolucione a la baja, mermando el rendimiento de las preferentes.
Por su parte, la banca tambiíén considera clave la rentabilidad ofrecida. En el sector recuerdan que no es la primera vez que realizan estas colocaciones entre pequeños ahorradores.
Así lo hacían hace años, aunque el endurecimiento de la regulación de las emisiones para minoristas y el gran apetito inversor mostrado por los institucionales en los últimos años provocaron un giro hacia este mercado. Pero ahora que los mayoristas sólo quieren bonos avalados por estados, se ha vuelto a mirar al pequeño inversor, comentan en una entidad. Según explican, el minorista es hoy receptivo a estos productos, siempre que se cumpla la regulación y pagando lo que hay que pagar.
Aclaraciones de la CNMV
La CNMV ha dado a conocer una serie de criterios que deben cumplir las emisiones de renta fija destinadas al pequeño inversor. El supervisor destaca que su presentación debe ir acompañada de informes de expertos independientes que determinen si las condiciones de la operación son equiparables a las que presentarían si se dirigiera al mercado mayorista.
El análisis deberá tener en cuenta recientes emisiones del mismo sector y con homóloga calificación crediticia. Tambiíén se considerarán datos relevantes de los Credit Default Swaps (CDS), seguros contra impago de deuda.
Los informes deberán incluir una manifestación expresa sobre si se considera que el diferencial o precio se ajusta a las condiciones existentes en los mercados mayoristas y a la de productos comparables. Cuando la documentación estíé sesgada a favor del emisor, la CNMV lo advertirá o requerirá nuevos datos.