Los que se configuran como los dos faros más importantes para la recuperación de los mercados, el sector financiero y los indicadores adelantados, continúan apagados, añadiendo mayor presión bajista sobre las cotizaciones bursátiles. Los rumores de nacionalización bancaria en EEUU, la inestabilidad en Europa del Este y la vuelta de la confianza empresarial a mínimos históricos han dado pie a un importante paso atrás en los activos de riesgo y en los termómetros de la crisis financiera, que vuelven a destilar el aroma de los meses de septiembre, octubre y noviembre del año pasado.
El sector financiero sigue siendo el núcleo de preocupación. Y es que, por un lado, el Tesoro de EEUU, de momento, no ha concretado las medidas anunciadas por Geithner hace dos semanas. Y, por otro lado, algunas entidades (como Citigroup o Morgan Stanley) están barajando la posibilidad de conversión de sus participaciones preferentes en acciones ordinarias para reforzar sus ratios de capital. Y el riesgo dentro del sector no es exclusividad de EEUU, ya que la inestabilidad económica en Europa del Este provoca el consiguiente riesgo de contagio a entidades financieras de Europa Occidental (Australia, Italia e Irlanda son los países con mayor concentración bancaria en Europa Oriental). Además, persisten las señales de debilidad en la periferia de la UEM, lo que ha llevado a Alemania a señalar su predisposición a ayudar a aquellos países con dificultades para refinanciar su deuda o al FMI a lanzar la idea de crear un bono soberano común europeo.
Si a todo lo anterior, le sumamos la dilución de la mejoría de los indicadores de sentimiento, se configura un escenario en el que la contracción del crecimiento en el primer trimestre de 2009 podría igualar, o incluso superar, a la observada en el cuarto trimestre de 2008. Un entorno, por tanto, de inestabilidad elevada que aconseja mantener un posicionamiento muy defensivo en las carteras.