Por: Luis Davelouis Lengua
Para combatir la desaceleración, es más efectivo que el Gobierno incremente el gasto que rebajar los impuestos, según un estudio del BBVA. La razón, explica el economista jefe del citado banco, el español Josíé Luis Escrivá, es que el gasto del gobierno es absorbido por el mercado en su totalidad a travíés de demanda e inversión, mientras que no se puede asegurar que el ahorro generado por la reducción temporal de las tasas impositivas se convierta en consumo.
“En íépocas de gran incertidumbre o recesión, las personas y las empresas tienden a ahorrar y no gastanâ€, y entonces el recorte impositivo solo se terminaría traduciendo en una reducción de ingresos para el gobierno sin efecto impulsor sobre la economía.
Sin embargo, el abogado tributarista Jorge Manini opina que reducir la carga tributaria de la clase media peruana podría promover el consumo con los consiguientes efectos positivos en la demanda de bienes y servicios, la creación de puestos de trabajo y, finalmente, generar una mayor recaudación fiscal a travíés del pago del Impuesto General a las Ventas (IGV).
“Este recorte podría efectuarse mediante la reducción de la carga del Impuesto a la Renta (IR), lo que le permitiría a los trabajadores deducir gastos por educación, salud, adecuación tecnológica (sic), entre otrosâ€, afirmó Manini. Sin embargo, no explicó el mecanismo mediante el cual una persona (y no una empresa) puede deducir el IR por adecuación tecnológica.
Para el economista de Macroconsult í‰lmer Cuba, esto dependerá de cuál sea el impuesto a recortar y del tipo de agente (empresa o familia) que deje de pagarlo. “Si se reduce el IGV, esto se traslada a los precios y las personas lo ahorran, así que es mejor gastarlo directamente como Estado. Sin embargo, esta medida funcionaría como un reactivador de corto plazo, pero no necesariamente como bienestar de largo plazo. En caso no se traslade a los precios y se quede en las empresas, estas podrían invertirlo o simplemente pasarlo a sus utilidadesâ€, explicó.
Lo cierto es que no hay certezas respecto de cuál de las dos medidas es más reactivadora. Es decir, el dólar invertido (gasto) o el dejado de percibir (recorte tributario). A diferencia de economías desarrolladas, el número de contribuyentes efectivos en el Perú es muy bajo y los márgenes de informalidad son bastante altos. Además se crearon y elevaron impuestos y tasas, los que supuestamente eran temporales. Y eso no ha pasado ni aún en períodos de bonanza económica.
Sube Nueva York, pero no necesariamente Lima
Por lo general, se asume que las bolsas más pequeñas o de países económicamente más dependientes sigan el comportamiento de los mercados más grandes y que las acciones de empresas mineras sigan la dirección de las cotizaciones de los minerales que producen. Claro que este fenómeno varía de acuerdo con el tamaño de cada mercado: la bolsa de Lima es mucho más sensible al comportamiento de Wall Street que la de Sao Paulo.
Sin embargo, en íépocas de alta volatilidad e incertidumbre, esta correlación se hace menos evidente y ya no es posible efectuar una correlación directa, como sucedió ayer, cuando luego de dos semanas seguidas de caídas, el índice Industrial Dow Jones subió 3,32% (la mayor alza en un mes) por la expectativa del discurso del presidente Obama y, sin embargo, la bolsa de Lima cayó 1,09%.