En las afueras de Sillamae, una ciudad de poco más de 12.000 habitantes en el noreste de Estonia tiene un secreto. Según una empresa, aquí es donde se encuentra el futuro si Europa quiere aflojar el control de China sobre el suministro de componentes a industrias consideradas críticas para la economía del continente. Alberga la única planta de procesamiento importante fuera de Asia para metales de tierras raras utilizados en la industria automotriz.
Cómo un sitio nuclear soviético podría ser clave para el mercado europeo de vehículos eléctricos
En las afueras de Sillamae, una ciudad de poco más de 12 000 habitantes en el noreste de Estonia, se encuentra una colina cubierta de hierba que guarda un secreto.
Es aquí, en la costa del mar Báltico cerca de la frontera con Rusia, donde está enterrado el pasado. Y es aquí, según una empresa, donde se encuentra el futuro si Europa quiere aflojar el control de China sobre el suministro de componentes a industrias consideradas críticas para la economía del continente.
El montículo artificial cubre un estanque radiactivo desde que la ciudad procesó de forma encubierta uranio para la industria nuclear soviética hasta 1989. Hoy en día, las instalaciones adyacentes albergan terminales de almacenamiento de petróleo y fertilizantes, pero también la única planta de procesamiento importante fuera de Asia para los metales de tierras raras utilizados en la industria automotriz.