Por... Adalid Contreras Baspineiro
La particularidad de este esquema planetario global-multipolar es su contradictorio dinamismo polarizado, cuando no esquizofrénicamente bipolar.
Es ya un lugar común admitir que vivimos en un mundo multipolar, es decir, en un sistema internacional complejo con más de dos focos de concentración del poder, o si se quiere, la desconcentración de los clásicos superpoderes en diversas otras potencias. Por esta característica, Stanley Hoffmann habla de un multicentrismo en el que se ejerce poder en alguna de las áreas militar, económico-financiera, demográfica o política. Dada esta configuración, desde un punto de vista se suele afirmar que supone el fin de la teoría de la dependencia; otras visiones dicen que la desconcentra y fragmenta en múltiples dependencias. ¿Ustedes qué opinan?... tema para seguir debatiendo.
La multipolaridad que vivimos tiene sus particularidades porque ocurre en un contexto de globalización. Y, del mismo modo que ésta genera en el otro lado de su condición desterritorializada y desmaterializada, espacios de glocalización que relievan el actuar local en un mundo global, la multipolaridad genera heterogeneidad, puesto que ya no se circunscribe sólo al poder de determinados Estados, sino también al de organismos multilaterales, diseñando un esquema combinado de hegemonía y expansión con interdependencia compleja. La otra particularidad de este esquema planetario global-multipolar viene a ser su contradictorio dinamismo polarizado, cuando no esquizofrénicamente bipolar.
Es en este contexto que la polarización se estructura como un fenómeno político de opuestos irreconciliables, un hecho social con mayores brechas excluyentes, una realidad étnica de intolerancias intolerantes, y una segmentación territorial (re)particionista inexplicable. Su presencia constituye una paradoja y un elemento discordante con el multipolarismo que, en tanto superación del bipolarismo característico de la guerra fría, se afirma que podría contribuir a incrementar la estabilidad mundial y promover la paz, dado el equilibrio complejo que otorga el proceso de desconcentración del poder en varios polos más o menos equivalentes. Esta es la teoría que la polarización se encarga de desbaratar.
En su sentido político, la polarización ocurre cuando la población, y las organizaciones políticas, se reparten entre posiciones opuestas sin la existencia de un punto medio o un lugar de encuentro entre opiniones (des)encontradas. En ausencia de diálogo y por el desconocimiento de cada parte en relación al valor de la otra, esta relación de oposición tiende a hacerse irreconciliable, en un escenario proclive a derivar en situaciones confrontativas como acción permanente y enfrentamientos con violencia como acciones cada vez más frecuentes.