Durante la última semana, el mercado mantuvo las mismas constantes vitales de la semana precedente, siendo la inestabilidad la nota predominante. Al fin y al cabo, el riesgo de nacionalización de algunas entidades financieras no ha desaparecido por completo y las variables macro se encuentran instaladas en las mismas coordenadas de deterioro que en el cuarto trimestre de 2008. Además, el mercado vuelve a situarse en niveles tíécnicos muy críticos, lo que obliga a mantener una extrema cautela en renta variable, manteniendo un sesgo sectorial defensivo y sin oportunidad de entrada en cualquier rebote que pudiera tener lugar en las próximas semanas.
Los principales índices bursátiles renovaron la semana pasada los mínimos de 2008, en un contexto fundamental debilitado en alguno de los factores básicos que otorgan fiabilidad a un suelo. El primero de ellos, las valoraciones, no pensamos que constituya un factor de presión bajista para el mercado, puesto que una recesión en beneficios (en el entorno del 40% de pico a suelo) ya estaría recogida en las cotizaciones. Lo que no estaría puesto en precio sería un escenario de deflación que supusiera un desplome en tíérminos de ROE empresarial (hacia niveles del 7-8% desde el 11% actual). Sin duda que si el mercado empezara a otorgar en los próximos meses más probabilidades a la ocurrencia de un escenario de depresión, el riesgo de cesiones adicionales de importancia en las bolsas sería muy elevado. El segundo factor a vigilar, los indicadores adelantados, no han permitido la validación de los soportes, puesto que despuíés de unas lecturas de enero en las que dominaron las sorpresas positivas en las encuestas de sentimiento empresarial, estos indicadores han vuelto a dar un paso atrás en el último mes. En tercer lugar, por lo que respecta a las expectativas de beneficios empresariales, más que de síntomas de recuperación, tenemos que hablar de un consenso de mercado más relista, aunque todavía hay margen para que continúe recortando expectativas de beneficios. Si a ello le sumamos que el proceso de desapalancamiento no ha finalizado, que las condiciones de críédito apenas se han relajado y que el mercado inmobiliario sigue en fase de ajuste, los activos de riesgo deberían seguir navegando en un mar de turbulencias a corto plazo.