El ayuntamiento de Barcelona lanzó una nueva estrategia para destinar 100 millones de euros (108 millones de dólares) de su impuesto turístico (el cargo que los viajeros ven en la parte inferior de su factura de hotel ) a un fondo que instalará bombas de calor y paneles solares en escuelas estatales.
Utilizar este impuesto para obtener beneficios ecológicos claros y a largo plazo podría cambiar la percepción de los trastornos causados por los huéspedes de la ciudad. Barcelona, hogar de 1,6 millones de personas, recibe cada año alrededor de 7 millones de turistas, lo que añade presión a servicios ya de por sí sobrecargados, como el de recogida de residuos. Para hacer frente a esto, las autoridades locales han cobrado un impuesto turístico de 2,75 euros (3 dólares) por persona, por cada noche que pase en la ciudad, y lo aumentarán a 3,25 euros (4 dólares) a partir del 1 de abril.