Europa del Este debe 2,3 billones de dólares a los bancos occidentales
MARíA MARTíNEZ
Invertia.com
La Europa emergente se ha convertido en la subprime del continente y los inversores están buscando una salida rápida antes de que la recesión se instale en estas economías. Sus monedas se han hundido a niveles mínimos y la UE y las autoridades locales se han visto obligadas a salir en su auxilio antes de que la crisis financiera mundial consiga derrumbar el castillo de naipes que conforman estos países. Los elevados díéficits corrientes y el gran endeudamiento en moneda extranjera -2,3 billones de dólares-son sus grandes lacras y, aunque no se prevíén quiebras como la de Islandia, sí retrasos en su ingreso en el club del euro.
Europa del Este es la región más vulnerable a la crisis y su entrada en recesión, algo que parece inevitable, puede arrastrar a parte de la banca occidental. No en vano, la crisis de esta región ha sido comparada por algunos analistas con la asiática de 1998. En aquel entonces, los países pidieron muchos príéstamos a entidades foráneas para financiar su expansión y estas economías comenzaron a forjar graves desequilibrios externos que presionaron con fuerza sus divisas. Cuando el ciclo cambió, la entrada de capital extranjero se cerró en seco.
Esta situación se repite ahora en la Europa del Este, tal como explica Christian Blaabjerg, jefe de estrategia de Renta Variable de Saxo Bank. “La contracción de las economías de Europa central y oriental no afectará a la zona euro, aunque sí incidirá en algunas de las actividades relacionadas. Los bancos de Europa occidental han prestado mucho dinero a los países de esta región. Así, dos tercios de todos los príéstamos a países de Europa central y oriental han sido concedidos por bancos occidentales y la suma total de la deuda pendiente de pago es de alrededor de 2,3 billones de dólaresâ€.
“Como estas economías van a contraerse bastante rápido, prevemos que una gran parte de los bancos occidentales involucrados tendrá que amortizar mucha deuda en sus balances, ya que no esperamos que las condiciones económicas en Europa occidental mejoren durante los próximos años y, por lo tanto, las economías de la Europa central y oriental tampoco mejorarán muchoâ€, concluye.
En el mismo sentido se expresa Pablo Guijarro, de Analistas Financieros Internacionales. “Los príéstamos fueron concedidos por entidades de Italia, Bíélgica, Austria y en menor medida Alemania y las entidades, ante el riesgo de un aumento de la morosidad, retirarían el dinero, con lo que disminuirá la financiación y el crecimientoâ€.
A salvo de impagos
A pesar de su gran fragilidad ante a la crisis, los expertos consultados rechazan la idea de que algún país del área entre en quiebra, como le ocurrió a Islandia hace unos meses. “No es posible que veamos impagos en estas economías porque la UE está dispuesta a abrir líneas de críédito para evitar quiebrasâ€, apunta Juan Ramón Caridad, de Atlas Capital. Desde el inicio de la crisis, el FMI ha ofrecido ayudas valoradas en más de 40.000 millones de euros a Letonia, Hungría, Serbia y Ucrania, y podría extender los planes de rescate a Bulgaria, Rumania, Lituania y Estonia, recoge Bloomberg de un estudio de Capital Economics.
En este sentido, esta misma semana una delegación del Fondo ha viajado a Belgrado para estudiar con el Gobierno serbio un acuerdo “stand-by†destinado a preservar la estabilidad de la moneda nacional, el dinar. Este acuerdo abriría la puerta para que el país tuviera acceso a una ayuda macrofinanciera por parte de la UE en caso de necesidad, así como para restaurar la confianza en el país de las instituciones internacionales.
El mayor riesgo en estos momentos procede de los países bálticos, es decir, de Lituania, Estonia y Letonia, según los expertos, a pesar de que los balcánicos como Croacia tampoco se libran de las malas perspectivas. Precisamente, este último país acaba de ver cómo S&P ha rebajado la calificación de su deuda en moneda local; antes, Moody´s rebajó la de Letonia y puso en vigilancia negativa la de sus vecinos Lituania y Estonia, al considerar que allí la recesión va a ser mucho más severa debido a los desequilibrios en los balances de sus economías. Sin embargo, hay que recordar que estos países bálticos cuentan con un tipo de cambio fijo, pero no a salvo de devaluaciones si las tensiones aumentan, tal como comenta Pablo Garrido.
Por su parte, Francisco López Ollíé, de X-Trade Broker, cree que hay que distinguir muy bien entre todos estos países, porque mientras que las economías de la República Checa y Polonia presentan fundamentales más sólidos, otras como Rusia y Hungría pueden verse más afectadas. “La economía rusa depende mucho de las materias primas, sobre todo del petróleo, y una caída del crudo podría afectarle muchoâ€.
La salvación suiza
En las dos últimas semanas las divisas del este europeo, muy debilitadas desde que en otoño pasado se empezaron a notar los efectos de la crisis en la zona, han podido recuperar parte del terreno perdido. La apreciación, por un lado, ha venido de la mano de los gobernadores de los bancos centrales al afirmar que estas instituciones están preparadas para utilizar las herramientas que sean necesarias, incluida la política de tipos de interíés, para sostener las divisas. Pero el verdadero paladín de este repunte del valor de las monedas locales ha sido el Banco Central de Suiza (BCS).
El BCS recortó un cuarto de punto el tipo de interíés hasta el 0,25%, lo que sin embargo, no consiguió frenar la escalada del franco, que en las pasadas seis semanas se había depreciado un 7,6% frente a la moneda comunitaria. Tampoco fue efectiva para detener el deterioro de la economía, por lo que el BCS tuvo que adoptar medidas suplementarias de cara a combatir un posible escenario deflacionista. Las medidas adoptadas han sido la adquisición de deuda corporativa y la intervención en el mercado de divisas.
“La adquisición de deuda va en la línea de las medidas destinadas a incrementar la liquidez y esta herramienta ya ha sido utilizada por otras autoridades monetarias; sin embargo, las intervenciones en el mercado de divisas abren la puerta a actuaciones similares por parte de países que han utilizado esta herramienta en el pasado, como es el caso de Japón que se encuentra en una situación que podría ser peor que Suizaâ€, explica López Ollíé.
Esta actuación, además de favorecer a la propia economía, consiguió dar un pequeño respiro a las castigadas divisas de los Estados del este europeo. “Todo el sector corporativo está endeudado en euros y francos suizos en lugar de estarlo en sus propias divisasâ€, explica Juan Ramón Caridad. “Cualquier apreciación del euro y del franco afecta, por tanto, a la carga de deuda de las compañías de esos países, causando un perjuicio en sus cuentas de resultados y en la economía en generalâ€. Por consiguiente, la devaluación del franco suizo ha sentado muy bien a las empresas europeas.
Pero tambiíén a las economías y a los consumidores cuya deuda está asimismo nominada en divisas extranjeras. Los bancos de países como Polonia y Hungría llegaron a conceder un 70% de los críéditos (muchos de ellos hipotecarios) en francos suizos en los momentos de vacas gordas y a tipos de interíés bajos. “La devaluación del franco suizo ha sido bien acogida por los mercados, ya que va a presionar el crecimiento de estos países al alza, dado el gran número de hipotecas que se han concedido en dicha monedaâ€, comenta Francisco López Ollíé.