Elmundo.es/Juan Emilio Maíllo
Madrid.- En marzo de 2008, las dificultades de la principal inmobiliaria del país, Martinsa-Fadesa, eran públicas y notorias. Su presidente, Fernando Martín, buscaba a contrarreloj un pacto de refinanciación de la deuda de más de 5.000 millones que había contraído para la adquisición de Fadesa, con fallidos "viajes relámpago" a Londres incluidos.
Los bancos y cajas de ahorros acreedores hicieron números y llegaron a la conclusión de que convenía insuflar oxígeno a la compañía para evitar su caída, principalmente La Caixa, Caja Madrid y Ahorro Corporación, los más expuestos al promotor. Pero, sorpresivamente, en el último minuto una nueva entidad se coló en el grupo de acreedores y le prestó cerca de 100 millones de euros a Martín: se trata de Caja Castilla-La Mancha.
Según ha podido saber este diario de fuentes del Consejo de la entidad, fue en marzo pasado cuando se produjo la incorporación de la caja manchega al colectivo de cerca de 50 entidades que habían prestado dinero a la inmobiliaria.
Una decisión que entonces fue defendida por el presidente de Caja Castilla-La Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó, como una prueba de la importancia que estaba adquiriendo la entidad en el sistema financiero español, según explican asistentes a la reunión del consejo en que se aprobó el príéstamo