Parece bastante fácil: pregúntale algo a ChatGPT y te responderá.
Pero, si descorres la cortina, descubrirás que cada mensaje de ChatGPT y cada tarea de Microsoft Copilot consumen inmensos recursos: millones de seres humanos diseñando, corrigiendo y entrenando modelos; suficientes teravatios-hora de electricidad para abastecer a los países; megacampus con centros de datos en todo el mundo; redes de tendido eléctrico y cables de Internet; agua, tierra, metales y minerales.
La inteligencia artificial lo necesita todo, y necesitará más .
El uso intensivo de recursos de la IA creará ganadores y perdedores.
Quienes tengan más recursos tendrán los sistemas de IA más avanzados. Esto está generando enfrentamientos por productos cada vez más escasos, así como por el acceso a los chips. Esto está motivando a las empresas tecnológicas a buscar medios más eficientes para desarrollar la IA.
Están invirtiendo miles de millones de dólares en soluciones energéticas alternativas, como la fusión nuclear, que han pasado años, si no décadas, a duras penas sin grandes inversiones ni avances tecnológicos.
Al mismo tiempo, las demandas de la IA están aumentando la presión para seguir quemando combustibles fósiles para alimentar la red eléctrica, incluso cuando el mundo está en camino de superar los objetivos cruciales de emisiones en la lucha contra el cambio climático.