¿El mundo al reves? La pseudo refinanciación del críédito de Sacyr en Repsol
Por Ruth Ugalde en El Economista
Lo nunca visto en medio de una crisis inmobiliaria. Los mismo bancos que preconizan un desplome de las viviendas del 40%, aceptan como garantía de un megacríédito de 5.175 millones a la mayor promotora de España. ¿El mundo al revíés? Por supuesto, porque el mundo financiero ya está del revíés y, para enderezarse, está dispuesto a cambiar las reglas del juego.
Un claro ejemplo son las negociaciones que desde hace meses están manteniendo el sindicato de 40 entidades que financiaron a Sacyr la compra del 20 por ciento de Repsol YPF y la constructora. Inicialmente, el grupo presidido por Luis del Rivero sólo debía aportar garantías adicionales si la cotización de la petrolera descendía por debajo de los 21,9 euros por acción. Su filial de alquileres, Testa, era y es el aval que compensaba esta caída de precio. Pero con un límite, que desde el pasado diciembre se situó en 12,4 euros por título.
En varias sesiones, la compañía dirigida por Antonio Brufau ha caído por debajo de este listón y los bancos no han hecho nada, ¿por quíé? Porque no tienen nada que hacer. El mundo al revíés en que vivimos hace que los contratos de hace tres años hayan quedado en papel mojado ante la actual tormenta financiera.
Sacyr siempre ha cumplido con sus compromisos de pago del críédito y, como las entidades financiadoras, se ha visto sorprendido por un desplome bursátil que nadie podía imaginar cuando entró en Repsol. Por eso, del mismo modo que la constructora se ve incapaz de cumplir con las garantías adicionales que aceptó en 2006, las entidades no pueden ejecutar un críédito que están cobrando, pero cuyos chalecos salvavidas han desaparecido.
¿Quíé hacer entonces? Maquillar una refinanciación que, en el fondo, podría definirse como un simple acuerdo de mínimos hecho para que todos ganen el máximo, sin que en el fondo cambie nada.
Como los bancos ya han demostrado su intención de hacer ojos ciegas al incumplimiento de las garantías adicionales por el desplome de Repsol, lo más fácil es olvidar esta barrera, pero guardando las formas, es decir, poniendo un nuevo precio tan, tan límite que, para llegar a íél, la petrolera debería dejarse otro 30 por ciento de su valor, despuíés del 50 por ciento que lleva perdido desde que entró Sacyr en su capital. Algo impensable y, en el supuesto de que ocurra, tan prácticamente insalvable que poco sentido tendrá preocuparse por garantías adicionales cuando lo que faltaría sería el principal.