En marzo, la caja perdió 329,7 millones de euros en recursos gestionados
La morosidad de CCM superó el 10% cuando el Banco de España intervino
Madrid.- Una verdadera sangría de depósitos. La caja manchega perdió cada uno de los días laborables de marzo 18 millones de euros en recursos gestionados, es decir, cuentas corrientes, de ahorro, imposiciones y otros depósitos. Cada hora en que las oficinas estuvieron abiertas salieron de la caja tres millones de euros, una fuga de dinero imposible de asumir por la entidad y que supuso el detonante de la intervención 'in extremis' del Banco de España.
En total, durante los primeros 25 días de marzo, la caja perdió 329,7 millones de euros en recursos gestionados, según un informe interno de la entidad al que ha tenido acceso este periódico.
Ese informe revela, además, que la morosidad de CCM rompió la barrera del 10% justo antes de la decisión del supervisor. A cierre de 2008, sin embargo, el saldo de morosos reconocido por la caja no llegaba al 5%, tras haber caído, de forma sorprendente, durante el mes de diciembre, en contra de lo ocurrido en el resto del sector. A eso se une que el presidente de CCM, Juan Pedro Hernández Moltó, ocultó al consejo la información sobre los niveles de solvencia de la entidad, que ya estaban por debajo del mínimo regulatorio.
Más de 329 millones de euros sacaron los clientes de la caja manchega durante los primeros 25 días de marzo, según un informe interno de la entidad al que ha tenido acceso este periódico. Si se multiplica esa cifra por el número de días laborables en los que abrió la caja (18 jornadas), supone una fuga diaria de 18 millones de euros en depósitos, o tres millones de euros a la hora mientras las oficinas estuvieron abiertas.
El mes anterior, febrero, la caja gestionaba 21.159 millones de euros en cuentas corrientes, de ahorro, imposiciones y otros recursos. El 25 de marzo, sólo dos días antes de que el Banco de España decidiera intervenir, esa cifra había bajado hasta 20.829 millones, es decir 330 millones menos.
Semejante píérdida de dinero gestionado alarmó al Banco de España, que intentó por todos los medios acelerar la fusión con Unicaja como una forma de contener la huida de los clientes. Finalmente, y tras fracasar las gestiones, el organismo supervisor de la banca no tuvo más remedio que optar por la intervención.