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Autor Tema: Llegan los tipos cero: Al ahorrador no le queda más remedio que arriesgarse  (Leído 595 veces)

Zorro

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Llegan los tipos cero: Al ahorrador no le queda más remedio que arriesgarse
 
M.MARTíNEZ
Invertia.com

 ¿Tipos de interíés a cero? No resulta nada descabellado, ya que el BCE está dispuesto a seguir recortando la tasa directora para apoyar la reactivación económica. De ser así­, aquellos que hayan depositado su dinero a corto plazo en el banco o en activos del Gobierno van a ver cómo su rentabilidad se precipita rápidamente tambiíén a cero. Ha llegado el momento de invertir y el mercado ofrece otras alternativas con las que sacar un suculento pellizco a los ahorros. Aunque no están del todo exentos de riesgo, los bonos de empresas se perfilan como la opción más golosa, ya que sus rendimientos son históricamente altos. 

La UE ha dado un paso más para entrar en el “club de los tipos cero”, que componen paí­ses como Japón, EE UU, Reino Unido, Suiza y Canadá. El jueves, el BCE dejó el precio del dinero al 1,25%, un nivel mí­nimo histórico, tras recortar la tasa en un cuarto de punto. Obligada por el deterioro de la actividad económica y la fuerte moderación de la inflación, a la autoridad monetaria no le ha quedado más remedio que prolongar el ciclo de bajadas iniciado en octubre de 2008 y que ha supuesto una rebaja de la tasa rectora de 3 puntos porcentuales.

Aunque el recorte del jueves podrí­a ser el último de una larga serie –algunos analistas piensan que veremos tipos al 0,5% antes del verano-, de lo que no hay duda es de que el bajo precio del dinero ha restado mucho atractivo a las inversiones menos arriesgadas. Ahora no parece muy lógico mantener los ahorros cautivos en el banco a corto plazo a unos tipos í­nfimos y que, además, tienden a cero. Sólo hay que echar un vistazo a la rentabilidad que ofrecen los depósitos bancarios. A mediados de 2008 la banca tení­a los mejores productos de los últimos diez años, con tasas anuales equivalentes (TAE) de hasta el 6% y 7%, pero en los últimos meses estos rendimientos han caí­do en picado.

Por poner unos pocos ejemplos, Sa Nostra, que sigue siendo una de las que mejor remuneran sus depósitos, ha reducido el interíés de su producto a 3 meses del 7% al 5,5%. ActivoBank ha situado el rendimiento en el mismo plazo en el 4% desde el 6%, mientras que Caixa Galicia ofrece un TAE del 2,9% por contratar un depósito a 6 meses cuando antes daba un 5%. A 12 meses, tambiíén ha habido considerables reducciones de la rentabilidad: Openbank ha bajado del 4% al 2,5% y Unicaja, del 3,7% al 2%. La Cuenta Naranja de ING prometí­a un 5,25% TAE a comienzos de febrero; ahora sólo da el 3,5%.

Además, los depósitos pueden trasladar a las carteras de los clientes el riesgo del balance de los bancos. Tras la reciente intervención de la CCM, la salud de nuestras entidades financieras ha vuelto a saltar a palestra y hay quien asegura que este año comenzaremos a ver píérdidas en las cuentas de resultados, con la morosidad disparada y problemas de solvencia serios.

La deflación beneficia a los bonos

Tambiíén la rentabilidad de los activos gubernamentales ha emprendido un camino cuesta abajo a raí­z de los descensos de los tipos de. Los activos del Tesoro conservan un gran atractivo como valor refugio, pero su rentabilidad no alcanza el 1% en el caso de las letras a 3 y 6 meses y apenas rebasa este porcentaje en los activos a 12 meses. Bonos y obligaciones ofrecen algo más: en torno al 3% los bonos a 5 años y algo más del 4% los activos de mayor plazo.

No obstante, la deflación es un riesgo que está a la vuelta de la esquina y si finalmente entramos en ella –los precios cayeron en España por primera vez en la historia y el IPC se situó en el -0,1%- este tipo de activos volverán a seducir a los ahorradores. Al menos así­ lo asegura la profesora del Instituto de Estudios Bursátiles, Mónica Vidal. “Los bancos centrales están aplicando polí­ticas de quantitative easing (emisiones monetarias) e imprimiendo dinero, por lo que es posible que se evite la deflación, y en este caso, será el momento de invertir en críédito, bolsa, inmobiliario, y demás activos con riesgo. Si, por el contrario, el panorama deflacionario se confirma, el efectivo y los bonos del gobierno serán los activos preferidos por los inversores”.

Esta opinión es corroborada por el CEO de Capital at Work, Ivan Nyssen. “Los tipos gubernamentales están en su nivel más bajo y representan poco o ningún valor. Solamente en una perspectiva de depresión y de deflación profunda y prolongada pueden resultar atrayentes las rentabilidades del 1% al 3%”.

Inversiones rentables

En un entorno de tipos al mí­nimo, en el mercado siguen existiendo buenas opciones de inversión y con riesgos asumibles. Hasta hace poco, los bonos de empresas apenas tení­an valor, ya que el riesgo que se asumí­a con ellos no era compensado con el diferencial que presentaban respecto a los activos del Tesoro. Sin embargo, durante el primer trimestre de este año, muchas sociedades con niveles de endeudamiento razonables han emitido una cantidad importante de nuevas obligaciones y en condiciones bastante favorables tanto para el emisor y como para los inversores, explican desde Capital at Work.

Despuíés de año y medio de constante huí­da de los inversores hacia activos de menos riesgo, las rentabilidades de los bonos corporativos han alcanzado niveles muy altos. Por tanto, dejar el dinero parado en el banco no tiene mucha lógica pudiendo invertirlo en un número diversificado de empresas a intereses más elevados y a plazos más largos. No hay que dejar pasar esta oportunidad ya que, como asegura Nyssen, “no hacer nada podrí­a ser un error histórico”.

En un reciente informe, este experto afirma que, aunque hay riesgos que gestionar, la financiación de las empresas, ya sea mediante bonos o mediante acciones, supone una oportunidad histórica de conseguir importantes rentabilidades. “Creemos que aquí­ reside mucho valor. Las empresas de las que tenemos bonos en cartera tienen, como media, un endeudamiento neto, que equivale de 6 meses a 2 años de flujos de caja operativos. Es muy razonable”. En la actualidad, los bonos corporativos de alta calidad o investment grade, que en verano de 2007 se encontraban a mí­nimos históricos, superan ya el 4% de rentabilidad a 3 y 5 años.

A principios de año, UBS ya adelantó que los bonos corporativos iban a proporcionar una de las mayores rentabilidades de los mercados financieros en el ejercicio. “Aunque las tasas de impago de las empresas pueden aumentar significativamente desde sus bajos niveles actuales, las rentabilidades de los bonos corporativos compensan sobradamente este riesgo”, argumentaba. El equipo de análisis del banco se mostraba partidario de los sectores menos expuestos al descenso en el gasto en bienes de consumo cí­clico y a la debilidad de la economí­a general, como los servicios públicos, las telecomunicaciones y los bienes de consumo básico.

Con todo, existe una opción intermedia entre los bonos de empresa y los del Estado. Se trata de los bonos bancarios avalados por el Gobierno. Estas emisiones, al estar garantizadas por el Estado tienen la misma calificación que otorgan las agencias de rating a las del Tesoro, es decir, "AAA" de Moody´s y de Fitch y "AA+" de S&P, pero pagan diferenciales bastante más atractivos, comenta Roberto-Ruiz-Scholtes, director de Estrategia de UBS. En estos momentos, una decena de entidades han puesto en circulación emisiones a tres años que dan un rendimiento del 3%; este es el caso de La Caixa (2,86%), Popular (2,88%) y Caja Madrid, que completó el pasado jueves con íéxito su segunda emisión de 2.500 millones marcando una rentabilidad del 3,03%.

Acciones e inmuebles

Por lo que respecta a las acciones, Ivan Nyssen constata que nunca se han visto valoraciones tan bajas como en la actualidad y que, muy probablemente, nunca más volvamos a verlas tan bajas como en esta crisis. “No es una gran sorpresa, ya que se puede decir que desde 1930/35, no se ha visto nunca una distorsión de este tipo en los mercados financieros seguida de una parada tan brutal del crecimiento económico”.

La teorí­a dice que cuando se entra en una fase de retroceso de los tipos de interíés, como en la que estamos, la renta variable sale beneficiada. Sin embargo ahora, parece que este axioma no se cumple porque los beneficios empresariales están cayendo y la prima de riesgo que se exige está aumentando. Además, el diferencial de críédito o spread es muy elevado y la deuda de las empresas, aunque estíén poco apalancadas, sigue pesando mucho. Tambiíén la caí­da de los tipos deberí­a hacer más atractiva la rentabilidad por dividendo, pero ya hemos podido comprobar cómo la polí­tica de retribución de muchas empresas ha empeorado –recortes e, incluso, eliminación de los dividendos- debido al negativo efecto de la crisis en sus beneficios.

Con todo, los expertos no creen que unos tipos de interíés históricamente bajos vayan a crear una burbuja bursátil. Roberto-Ruiz-Scholtes, que recomienda invertir en Bolsa con una perspectiva a largo plazo, explica que la subida de las acciones dependerá de si los planes financieros del secretario del Tesoro de EE UU funcionan bien y, de una vez, se solucionan los problemas de los activos tóxicos en el balance de los bancos. La clave estará en empezar a ver el suelo de las Bolsas.

Invertir en inmuebles tampoco es una opción de cara al corto plazo. Primero porque se necesita disponer de un importante capital para comprar y, segundo, porque los bancos han endurecido las condiciones de financiación hipotecaria. Además, la rentabilidad de los inmuebles (tanto de vivienda como de oficinas) está í­ntimamente ligada a los alquileres y el exceso de oferta está tirando los precios fuertemente a la baja. Junto a esto, existe el riesgo de de morosidad del inquilino. Los precios de la vivienda se abarataron un 5,4% el año pasado, según el INE, y los analistas pronosticas un 15 de descenso adicional en los próximos meses.

 
 
 
 


Voy del oro a Squirrel Media y tiro porque me toca.