INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Las escuelas de negocios, contra las cuerdas  (Leído 368 veces)

Zorro

  • Administrador
  • Excelente participación
  • *****
  • Mensajes: 86.513
  • Karma: +35/-39
  • Sexo: Masculino
Las escuelas de negocios, contra las cuerdas
« en: Abril 05, 2009, 11:09:00 am »
Las escuelas de negocios, contra las cuerdas

Por Paz ílvarez en Cinco Dí­as

Tener un máster en Administración y Dirección de Empresas, un MBA, siempre ha sido un pasaporte para ascender en el escalafón directivo o conseguir un buen puesto, y si encima iba firmado por una prestigiosa escuela de negocios, el pedigrí­ del candidato se elevaba inmediatamente. Las empresas han confiado ciegamente en las escuelas de negocios, hasta el punto de dar por buena toda la formación que imparten, sin cuestionarse nada más. Parte del crecimiento empresarial de los últimos años se debe, según los analistas, al apetito voraz de esta nueva clase ejecutiva que estaba dispuesta a comerse el mundo.

Pero algo ha fallado. Los cimientos se han tambaleado y a muchos tanto apetito voraz se les está indigestando. La crisis económica, acuciada por la caí­da de las empresas financieras, está poniendo en entredicho la formación recibida por los gestores. Y ahí­ es donde las escuelas de negocios han de asumir una parte de responsabilidad. 'En efecto, no podemos echar la vista a un lado ni presumir de que todos los directivos han salido de nuestras escuelas cuando todo va bien, y cuando hay un fallo sistemático del sector financiero no podemos decir que no fue culpa nuestra', afirma el español íngel Cabrera, presidente de la escuela de negocios estadounidense Thunderbird, con sede en Arizona, quien cree que este tipo de instituciones no pueden mirar hacia otro lado. 'Algunos pueden decir que no estamos para enseñar valores, sino teorí­as, pero todas las teorí­as están cargadas de valores y en muchos casos no son correctas'.

Lo cierto, prosigue Cabrera, es que el currí­culo de las escuelas de negocios ha estado 'dominado por una visión economicista simplista para hacer modelos matemáticos con consecuencia en los valores'. Cita como ejemplo la teorí­a de la agencia, por la que se rige uno de los más antiguos y comunes modos de interacción social que se conocen. Una relación de agencia surge cuando una o más personas (el principal) encarga a otra persona (el agente) realizar un determinado cometido en su nombre. 'Esta teorí­a asume que el directivo es egoí­sta y oportunista, y presupone que hará lo posible por beneficiarse, ya que se conjugan los intereses del ejecutivo con los del accionista'. Esto es, el ejecutivo actúa como agente de los propietarios y, por tanto, su objetivo es maximizar los beneficios de los accionistas.

Otro ejemplo que aporta Cabrera tiene que ver con el modelo de Michael Porter sobre las cinco fuerzas que influyen en la estrategia competitiva de una compañí­a y determinan las consecuencias de su rentabilidad a largo plazo. 'Cuando escarbas en esta teorí­a, te dice que extraes valor si compites con tus clientes, si exprimes a tus proveedores. ¿Tienes que explotar a tu clientes?, ¿Google explota a sus clientes? No, crea valor para ellos. Cuando indagas ves que las cinco fuerzas tienen unos valores que no se sostienen'. El objetivo no puede ser únicamente, dice Cabrera, crear valor para el accionista. 'En España, si se derrumba la banca, ¿quiíén paga los platos rotos, el accionista o el contribuyente?, ¿y la gente que pierde su empleo?'.

En definitiva, apunta el responsable de Thunderbird, 'habrá que pensar otra manera de definir la responsabilidad del directivo y no pensar que hay que crear únicamente valor para el accionista'. Porque el ejecutivo ha de entender su función como de servicio público, no tener afán de lucro, afirma Cabrera, que en Thunderbird ha instaurado la costumbre de que todos los graduados realicen un juramento hipocrático. En esta misma lí­nea, el Pacto Global de Naciones Unidas ha lanzado unos principios para la educación responsable en gestión, a la que se han sumado 223 instituciones acadíémicas, entre las que se encuentran las principales escuelas de negocios españolas.

Tambiíén de servicio público habla Jordi Canals, director general del IESE, quien cree que las escuelas de negocios 'hemos omitido temas importantes porque no hemos hablado suficientemente de crear empresas a largo plazo, de manera que se gestionen sin mirar el precio de la acción ni tampoco de la dimensión del servicio que se presta, ya que no se está en un puesto sólo para ganarse la vida, sino para estar al servicio del proyecto', dice Canals, quien hace hincapiíé en la necesidad de integrar la íética y de la responsabilidad en la formación.

Una representación de decanos europeos ha estado estos dí­as en el campus del IE Business School preguntándose quíé grado de responsabilidad tienen en toda esta crisis. Y se ha llegado a la conclusión, afirma el decano de la citada institución, Santiago íñiguez, de que si no admitiíéramos esa responsabilidad 'serí­amos poco relevantes, pero ha de ser compartida con los propios directivos, con otros stakeholders, con los gurús, con las agencias de rating y con los medios de comunicación'. Y señala que en Europa las escuelas de negocios sí­ se han centrado en formar teniendo en cuenta a los distintos agentes sociales, 'mientras que en Estados Unidos ha primado maximizar las ganancias de los accionistas'.

Según íñiguez, es necesario un cambio de contenido en los programas, reinventando conceptos como el riesgo financiero, 'además de tener urgencia por construir un sistema financiero que genere confianza y de sentar las bases del nuevo el capitalismo'. Y agrega que los MBA deben volcarse en los conceptos de innovación y en formar a emprendedores. Asegura que la crisis es un buen momento para realizar una cura de humildad en las escuelas de negocios, 'donde ha habido cierta arrogancia, y ahora tenemos que ligar la investigación y la enseñanza a las necesidades de los lí­deres', apunta.

Las escuelas de negocios, según Mauro Guillíén, director de Lauder Institute en Wharton, tienen el deber de aportar un diagnóstico y un análisis sobre lo que está pasando, 'pero no tenemos la máxima responsabilidad', afirma. '¿El comportamiento de Madoff es responsabilidad de las escuelas? Hay muchos individuos que sólo han tenido en cuenta los incentivos y en función de ello han tomado decisiones. No se puede acusar sólo al directivo o a los teóricos que han propuesto que buscar el valor para el accionista es la mejor manera de concebir la empresa, sino tambiíén del accionista, que cuando las cosas iban bien nunca dijo nada. Ha habido muchas complicidades', dice Guillíén. Las escuelas de negocios, agrega, deben adaptar sus estudios insistiendo en la formación en gestión de riesgos.

Responsabilidad, pero con matices. Esa es la valoración de Carlos Losada, director general de Esade, quien cree que la formación íética de un individuo depende de la familia, de la escuela, de las amistades y hasta de los medios de comunicación, que crean unos determinados referentes, informa Rosario Correro. 'Somos sólo corresponsables de la situación, cuando llega un alumno de 28 años a un máster, trae sus propios valores, y no es tan fácil cambiarlos'. El director de Esade considera ridí­culo que ahora las escuelas se apresuren a poner críéditos de íética en sus cursos. 'Como si la íética se pudiera separar de todo lo demás. Me parece una barbaridad, el peor mensaje que podamos dar. La íética debe estar en tu relación con la competencia, en cómo lanzas un productos, en cualquier decisión que tomas como empresario'. Eso no quiere decir que una escuela no tenga que abordar el tema 'claro que podemos hacer cosas, pero siendo conscientes de que el comportamiento empresarial está dentro de la sociedad'. Esade intenta desarrollar la conciencia de los alumnos de carrera, 'a los que tienes más tiempo para formar', haciendo prácticas en zonas muy pobres de Nicaragua o Bolivia, 'cuando un ejecutivo pone cara y ojos a la pobreza es más consciente de sus decisiones'.

Los gestores caí­dos tambiíén tení­an un máster
Estar en posesión de un máster adorna el currí­culo de muchos, pero esto no significa que sea un aval de buena gestión. Por ejemplo, Richard Fuld, presidente de Lehman Brothers, anota en su expediente acadíémico un MBA por la Universidad de Nueva York.

Franklin Raines, presidente de la tambiíén caí­da Fannie Mae, estudió en la prestigiosa facultad de Derecho de Harvard, institución que aparece en muchos rankings como la mejor del mundo y que no está adscrita a los principios para la educación responsable en gestión, iniciativa impulsada por Naciones Unidas, aunque sí­ ha decidido participar en el debate.

Tambiíén en esta misma escuela estudiaron John Thain, ex responsable ejecutivo de Merrill Lynch, y Christopher Cox, ex presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). En la Universidad de Georgetown se especializó en leyes el ex presidente de Citi Charles Prince.

En Europa, algunos de los ejecutivos que han llevado al desastre a sus compañí­as han completado sus estudios y perfeccionado sus conocimientos empresariales en algún campus de íélite.

A la escuela de Harvard acudió Andy Hornby, responsable ejecutivo del banco británico HBOS, que tuvo que ser rescatado en una fusión con Lloyds Bank y, más tarde, ambos tuvieron que ser auxiliados por el Gobierno del Reino Unido.

Principios. Formación responsable
1. Desarrollar las capacidades de los alumnos para aportar valor sostenible para los negocios y la sociedad.

2. Se incorporarán a las actividades acadíémicas los valores de la responsabilidad social global.

3. Se creará un marco educativo que favorezca el liderazgo responsable.

4. Se realizará una investigación de concepto para mejorar la creación de valor sostenible social, ambiental y económico.

5. Se interactuará con los gestores de empresas para ampliar el conocimiento de sus desafí­os para cumplir con sus responsabilidades sociales.

6. Se apoyará el diálogo y el debate con todos los agentes.

En mi opinión
íngel Cabrera. Thunderbird. 'No podemos mirar a otro lado, sobre todo cuando hay un fallo sistemático del sistema financiero'

Jordi Canals. IESE. 'No hemos hablado suficiente del largo plazo ni de la función de servicio público del directivo'

Mauro Guillíén. Lauder Institute (Wharton). '¿Es responsabilidad de las escuelas de negocios el comportamiento de Madoff?'

Santiago íñiguez. IE Business School. 'Hay que cambiar el contenido en los programas y reinventar el concepto de riesgo financiero'

Carlos Losada. Esade. '¿Responsables?, con muchos matices, el comportamiento empresarial está ligado a la sociedad'



Voy del oro a Squirrel Media y tiro porque me toca.