La actual crisis económica que se vive en EEUU ha empujado a miles de hispanos a acudir a sus respectivas iglesias en busca de ayuda y para rogar por un cambio rápido de la situación financiera.
Para muchos, la llegada de la Semana Santa es la excusa perfecta para meditar sobre la inseguridad laboral que afecta a miles de personas y la incertidumbre que les depara el futuro.
Leopoldo Martínez, activista comunitario y trabajador de la construcción en Dallas (Texas), es uno de los miles de latinos que se han quedado sin empleo fijo porque la empresa en la que la trabajaba decidió congelar las obras de remodelación que efectuaba en Garland, al norte de Dallas.
"Ya son varios meses de nerviosismo y de intranquilidad para mí que soy soltero. Imagínese lo que deben estar pasando mis colegas que tienen familias y son indocumentados", comentó a Efe Martínez, quien acude regularmente a la Catedral de la Virgen de Guadalupe en Dallas.
"Yo trato de acercarme más Dios para orar e implorarle que todo regrese a la normalidad, que me devuelva mi trabajo y que auxilie a los que más lo necesitan en este momento. A í‰l (Dios) no le puedo exigir nada ni reclamar nada, solo rogarle", agrega Martínez quien no trabaja desde hace ocho meses y que ha tenido que recurrir a la caridad para sobrevivir.
Como este inmigrante guatemalteco, miles de hispanos en el norte de Texas se encuentran en la misma situación, aunque un buen porcentaje espera una pronta mejora en la economía o de lo contrario se verán forzados a tomar medidas drásticas.
Helena Santillana es madre soltera con dos niñas menores. Las tres son indocumentadas y llegaron al país en 2002. Desde entonces, esta inmigrante mexicana se desempeñó como empleada domíéstica a tiempo completo en varias viviendas. Ahora, su suerte ha cambiado.
"Algunas patronas me han dicho que ya no pueden pagarme y no necesitan de mis servicios, otras me pagan menos, mucho menos y así no puedo sobrevivir con mis hijas", sostuvo.
Lo pocos recursos con los que contaba Santillana se están desvaneciendo y dentro de las próximas semanas deberá tomar una decisión que ella califica como "la voluntad de Dios".
"Yo le estoy pidiendo a Dios y a la Virgen en estos días de meditación por la muerte de Jesús que no nos abandone, que tengan piedad al menos por mis hijas para no regresar a Míéxico porque ya no se puede vivir así", confiesa Santillana, natural de Aguas Calientes.
Como muchos, Santillana y Martínez han recurrido a Caridades Católicas de Dallas, donde reciben cupones de alimentos, ropa usada y ayuda financiera para cancelar sus servicios públicos.
Según Mary Anne Owens, directora ejecutiva de Caridades Católicas, el índice de hispanos en busca de ayuda se ha incrementado entre un 30 y 40 por ciento con relación a hace un año en esta misma íépoca.
"Tratamos de ayudar a todos, pero la misma crisis económica no nos deja ya que contamos con menor fondos. Esperamos para esta Semana Santa que la caridad de los que más tengan se apiaden de los que más pobres", señaló Owen.
Caridades Católicas de Dallas mantiene diferentes programas a travíés del año. En unos entrega donaciones a los más de 57.000 personas como promedio y en otras lleva a cabo recaudación de fondos.
En la Diócesis de Fort Worth, Caridades Católicas anunció que pronto ampliaría sus servicios de traducción e interpretación y los convertirá en una empresa que pueda generarles ingresos económicos.
De acuerdo con un comunicado, la idea del proyecto es enviar traductores competentes a los lugares donde más los necesitan, como hospitales o cortes, y cobrar una regalía por esos servicios.
En Texas, un individuo es considerado pobre si su salario anual no supera los 10.712 dólares y una familia de cuatro es pobre si gana menos de 20.650 dólares al año.