Fuente: Cotizalia.
Oficialmente, nadie lo reconoce: "Habríamos bajado los tipos de todas formas aunque hubiíéramos sabido que detrás de la caída estaba el asunto de Sociíétíé Gíéníérale (SG)", han declarado distintos miembros de la Fed en los últimos días. Pero el mercado no se cree esta versión, sino que empieza a asumir que el desplome de la bolsa precipitó los acontecimientos y que, una vez conocida su verdadera causa, no habrá un nuevo recorte de tipos en la reunión de esta semana. Además, hay una enorme indignación en el sector financiero porque el BCE no alertó a la Fed de lo que ocurría con la entidad gala.
Muchos sospechan que, de haber tenido conocimiento del 'caso SG', Ben Bernanke no se habría asustado por el desplome de las bolsas y no habría bajado los tipos de una forma tan exagerada (jamás se habían bajado los tipos 0,75 puntos en una reunión de urgencia fuera de las fechas oficiales). Es el caso de Ed Yardeni, un veterano gurú de Wall Street que se mofaba este fin de semana en el Financial Times del "ataque de pánico" que sufrió el presidente de la Fed y augura que, a la vista de los acontecimientos, no habrá otra bajada de tipos esta semana.
Otros son más condescendientes y opinan que hay razones más que suficientes -ayer mismo se conoció una fuerte caída de las ventas y el precio de la vivienda nueva- para adoptar la bajada de la semana pasada y otra más esta semana. Pero incluso ellos reconocen que el pánico bursátil de la semana pasada tuvo como principal culpable la operativa del banco francíés, y así lo dan por hecho tambiíén los principales medios financieros norteamericanos.
Es más, existe una enorme indignación en el mundo financiero norteamericano por el hecho de que, aunque el Banco de Francia conocía el problema de SG desde el domingo 20 de enero, el BCE no informó a la Fed de ello hasta el miíércoles 23. Si realmente Bernanke habría hecho lo mismo conociendo la historia del banco francíés, no se entiende demasiado esta indignación.
"Yo no he sido"
Por eso, SG pone todo el acento en negar esa culpabilidad en el desplome. En su comunicado emitido el domingo afirma que "la acción de deshacer la posición debía comenzar el mismo 21 de enero, de manera controlada y manteniendo los volúmenes inferiores al 10%, a fin de respetar la integridad de los mercados", e insiste en echar la culpa de la caída de las bolsas europeas al desplome sufrido por Asia la noche anterior (en la que Hong Kong había caído el 5,4%).
Tanto íénfasis pone en descargar su responsabilidad que hasta incluye un cuadro explicativo que muestra que las ventas de futuros no llegaron más allá del 8,1% del volumen total negociado por el contrato del EuroStoxx el lunes y del 7,8% del negociado por el futuro sobre el Dax alemán. Ahora bien, no ofrece importes concretos ni en tíérminos nominales ni de garantías. Y tambiíén sorprende mucho que al día siguiente (el martes) no aprovechara el rebote del mercado para vender más; al contrario, sus operaciones representaron sólo el 6,8% del volumen del EuroStoxx y el 5,7% del negociado en el Dax, según la versión de SG.
Además, hay que tener en cuenta que la negociación del futuro sobre el EuroStoxx ese día fue del triple que en un día normal. Y distintos profesionales del mercado confirmaron a El Confidencial la semana pasada que estas fuertes ventas -la posición total tenía un nominal de 50.000 millones de euros- provocaron que una caída inicial del 2% (la provocada por Asia) se convirtiera en un crash de más del 7%. Medios como el Wall Street Journal tambiíén han dado credibilidad a esta información.
El crash de Sociíétíé Gíéníérale
La obsesión de SG por desmarcarse del crash bursátil pretende impedir que su nombre quede ligado para siempre a este batacazo, igual que el crash de 1998 ha quedado unido para los restos a la quiebra del fondo LTCM. Pero a la vista de la opinión generalizada en Wall Street, en la prensa internacional y en la propia Fed, lo tienen muy difícil.
Finalmente, ha quedado muy cuestionada la teóricamente fluida relación entre los bancos centrales que se estableció en diciembre con la histórica alianza de los cinco mayores bancos centrales del mundo para asegurar la liquidez en los mercados interbancarios y respaldar al dólar.