Ventas a corto: un negocio paralelo con la banca en el ojo del huracán
J. Muñoz / P. Carmona
Detractores y defensores de las posiciones a corto han enconado sus posturas en una políémica que empieza a crecer como una bola de nieve ante el asombro de la mayoría de partícipes del mercado. Unos y otros defienden sus posiciones en un enroque sin fácil solución.
En el origen de esta trifulca está el sector financiero, que para unos es el principal afectado por la virulenta operativa bajista y para otros es el gran culpable de este nudo gordiano de efectos letales.
Los expertos recuerdan que los fondos de inversión y las propias empresas cotizadas son los únicos que pueden prestar valores en cantidades suficientes para mover las bolsas. Por eso, en el mercado provoca cierto sarpullido que sean ahora las compañías, especialmente los bancos, los que piden árnica para tapar la sangría provocada por las posiciones a corto.
Grandes instituciones
Los príéstamos de valores no están regulados para los fondos de inversión españoles por lo que las acciones prestadas deben partir de las grandes instituciones financieras nacionales, como compañías de seguros y los propios bancos o los hedge fund extranjeros.
Muchos se preguntan ¿por quíé los bancos se quejan ahora de las ventas a corto cuando son ellos en buena medida los que han hecho negocio al ser los depositarios de esas acciones? “Claro que son los bancos los que están detrás, pero son los europeos o los estadounidenses, como Goldman Sachs, UBS, Deustche Bank, Credit Suisse, Merryll Lynch o ING. Curiosamente, todos ellos son bancos a los que se les ha inyectado capital desde sus respectivos gobiernos para salvarlos de la quiebraâ€, protesta una fuente de una entidad española.
“Son ellos mismos o clientes hedge funds —explica— que les facilitan los títulos cogiíéndolos de cualquier sitio. En algunos casos, hasta el propio titular (teórico prestamista) no es conocedor de que sus títulos (depositados en un gran depositario) se prestan contra su propio patrimonio y sin ser conscientesâ€. “¿A quiíén, en su sano juicio, se le puede ocurrir dejar prestados los títulos si sabe que, a cambio de una comisión o interíés temporal, le bajarán el valor de su patrimonio un 40% o un 50%?â€, concluye.
Sergio Martínez, uno de los expertos bursátiles de Ausbanc, añade que “la voluntad de determinados bancos internacionales no es sólo lograr ganancias especulativas para ellos o para clientes especiales sino que persiguen estrategias financieras de mayor calado, como serían tomas de posición en el mercado financiero españolâ€.
Quiíén los presta
La ley permite conocer quíé títulos se encuentran prestados, pero no quiíén los ha prestado. A lo mejor, de saberse, habría alguna desagradable sorpresa. Si fueran los propios bancos los que estuvieran detrás de esta operativa de forma consciente sería una absoluta falta de íética. En caso de que no fueran parte implicada y se estuviera operando sin conocimiento de los accionistas reales, la operación estaría dentro de la ilegalidad, y en cualquier caso dejaría en muy mal lugar a las propias entidades financieras por falta de control.
Sorprendería, de hecho, la intervención del presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, ante el Congreso de los Diputados solicitando la prohibición de las posiciones cortas en el actual escenario de inestabilidad financiera por considerar que perjudican al mercado e impiden la correcta formación de los precios.
Sólo en un día, hasta el 98% del volumen negociado en valores como Popular o Sabadell ha correspondido a posiciones especulativas bajistas intradía o bien amparadas en príéstamo de valores, manejadas por inversores institucionales foráneos. El 6 de marzo había 900 millones de títulos prestados del Santander, el 11% de su capital. La tendencia bajista del mercado aconseja poner coto a tantos sobresaltos. En España, muchos consideran inevitable una reforma y creen que esta forma de proceder, bendecida fiscalmente en nuestro país, tiene las horas contadas.
Más información
Ausbanc ha solicitado a la CNMV que se informe públicamente de quiíénes son los prestatarios de los títulos y que se amplíe esa obligación de información a todas las empresas cotizadas, pues tambiíén otros sectores nacionales estratíégicos están en el punto de mira. La práctica, incluso, perjudica a toda la economía, ya que contribuye a retirar masivamente liquidez. “De momento, unos 50.000-60.000 millones de euros, y subiendoâ€, cuantifican fuentes del mercado.
La CNMV, sin embargo, insiste en que sólo se den a conocer las sociedades con príéstamos de más del 0,25% en entidades financieras y se excusan en que cualquier medida tiene que ser coordinada con el resto de reguladores internacionales.
Los posibles cambios regulatorios cuentan tambiíén con detractores, que temen un intervencionismo que amenace las bases del libre mercado. No obstante, como dice Jesús Muela, experto de GVC Bolsa, “hay situaciones, como la actual, que justifican una protección de determinados sectores con la prohibición de estas operaciones, siempre y cuando sea temporalâ€.