Se ha comprobado de manera científica que el cuerpo humano pierde 150 gramos de peso corporal cuando muere, según estudios, este volumen no corresponde a píérdida de tejido, fluidos corporales o aire en los pulmones. Muchos estudiosos del tema apuntan a que es el alma misma que se dedsprende del cuerpo y eso significaría que el alma de una persona cualquiera pesa aproximadamente eso. Este dato es muy importante porque no se ha podido explicar de manera real, con bases científicas y además suceede en todos y cada uno de los individuos que fallecen.
Según se sabe, el alma esta formada por 3 partes una mental, una emocional y una espiritual, que juntas conformarían lo que es el cuerpo astral. El cuerpo astral puede transportarse volando o teleportándose de un lugar a otro, se cree que en el momento en que una persona muere dispone de algunos segundos para despedirse de amigos o familiares, pero es en este momento que sucede lo inevitable, las 3 partes se descomponen, el alma espiritual se desliga de las otras dos y vuelve a la dimensión luminosa de donde proceden las almas, quedando solo en la tierra el alma mental y el alma emocional (algunos autores llaman a este alma cuerpo, proque no es un alma completa).
Al quedar solas estas dos porciones se vuelven inestables y se convierten un fantasmas, carentes de un cuerpo físico y de una porción espiritual que les de personalidad y guía, la sección mental recuerda que tiene asuntos pendientes y se mantiene en este mundo hasta que los cumpla, valiendose para ello de gente perceptivas y comunicandose con los vivos dee diversas formas.
El cuerpo mental recuerda su vida y algunas veces las vidas pasadas, puede moverse en el plano astral recopilando informacion y como esta dimensión no tiene tiempo ni espacio puede visualizar eventos posteriores, pero esto no le sirve porque mientras más tiempo pasa aquí se desgasta más y sufre los estragos de su propia sensibilidad memorial y de la de su parte emocional, que aún continúa adherida a ella. A estos se les ayuda a descansar cumpliendo con lo que no pudieron finalizar y escuchando los mensajes que quieren darnos.
Cuando el cuerpo mental ha terminado sus asuntos pendientes, se retira, dedjándo sólo al cuerpo emocional, que ya no sabe para que existe, donde está o cómo llegó ahí, ha perdido la estabilidad, estos fantasmas no tienen un propósito, no recuerdan nada y reaccionan conforme su estado de ánimo y el de la gente que los rodea, es un fantasma descarriado que puede ser generoso o maligno, en cuyo caso es capaz de causar graves problemas a los vivos. Este tipo de fantasmas se adhieren a lugares y espacios conocidos, no pueden alejarse demasiado de su ubicación porque tienen miedo de desaparecer en la nada, porque cualquier otro sitio que vean para ellos es desconocido, extraño y particularmente peligroso.
Se refugian en construcciones que los mantienen seguros del exterior, puede ser incluso que perciban otras escencias emocionales y convivan con ellos como si convivieran con otras personas, pero incluso a estos niveles la escencia emocional puede llegar a amedrentar a otros más díébiles o cobardes, dependiendo de su carácter.
Así es como una casa puede llegar a estar encantada por varios espíritus. Sin embargo, por si solos estos espíritus son díébiles, pero son los más arraigados a la tierra, se mantienen anclados por la misma gente viva. Atados emocionalmente a otros por amor, odio o remembranza, somos en realidad los vivos quienes mantenemos a estos seres atados al mundo físico.
Pero estas no son las únicas formas de fantasmas, algunos son manifestaciones psíquicas de nuestra propia mente, deseos, ansiedades y miedos que se desarrollan en áreas de nuestra mente que conscientemente no podemos controlar y que en algunos casos llegan a dominarnos